Leire Martínez, sobre Amaia Montero: "No tiene nada que ver"
La cantante, que revisita su pasado en 'Me quedo conmigo', se ha referido a su reciente salida de La Oreja de Van Gogh.
La cantante Leire Martínez es la protagonista de la última entrega de Me quedo conmigo, programa de Mtmad (Mediaset) en el que famosos revisan su pasado con una psicóloga, que se emitirá en cuatro episodios. Al finalizar el primero, en el que habla sobre su dura infancia, en un avance del siguiente se pronuncia sobre su reciente salida de La Oreja de Van Gogh, donde ha sido vocalista durante 17 años.
Sobre Amaia Montero, la primera cantante del grupo, la artista deja claro que "no tiene nada que ver en lo que ha ocurrido de puertas para adentro". "Que la dejen tranquila", pide Martínez.
La cantante deja otros titulares en ese avance, como la frase "yo no soy rival de nadie y no voy a formar parte de la guerra de otros".
También deja caer que "el sentido común indica" que si no firmó el comunicado con el que el grupo anunció sus caminos separados "es porque probablemente no estaba de acuerdo con él". "Si alguien se cree que en 17 años de convivencia todo ha sido maravilloso...", agrega.
En el primer capítulo se centra en la separación de sus padres cuando tenía cinco años y en cómo afectó a su personalidad, puesto que ha hecho que le cueste poner límites: "He permitido que no se me tratara tan bien como se me tenía que tratar".
"Siempre me quedó muy claro que mi madre fue la que quiso dar el paso y crecí pensando que mi padre era una persona débil a la que había que proteger. Yo era su cuidadora cuando no me correspondía", confiesa. Además, reflexiona acerca de que trataba de contentarlos pero creció con la sensación de no conseguirlo.
A los 17 tuvo que marchar de su casa y empezó un periodo oscuro: "Empecé a perder peso, entré en depresión. Fui a Servicios Sociales, pero como no tenía signos evidentes de sufrimiento no podían hacer nada". Empezar a ayudar a una familia cercana en la que habían nacido unos trillizos fue lo que la hizo salir: "Me abrazaban y me besaban a diario, fue el comienzo de mi curación".