Julio Iglesias, el "icono de la derecha madrileña" que triunfó en el mundo: "No es un guapo tan evidente como Luis Miguel ni tiene el chorro de voz de Sinatra"
Entrevista con el periodista y escritor Ignacio Peyró, autor del libro 'El español que enamoró al mundo. Una vida de Julio Iglesias' (Libros del Asteroide).

Ignacio Peyró podría ser una de las personas que, a día de hoy, más sabe de la vida de Julio Iglesias, ese icono tan español cuyas canciones siguen sonando en bodas y verbenas a ciertas horas de la madrugada y cuyos memes están presentes en los móviles de casi todos los españoles. En el tuyo también "y lo sabes".
El motivo no es otro que el último libro del periodista y escritor, El español que enamoró al mundo. Una vida de Julio Iglesias (Libros del Asteroide). En él, Peyró relata no sin ironía y sin hacer un relato que va desde lo afable y cercano del que fue el primer español en triunfar en la industria musical estadounidense.
Todo ese triunfo, como se diría de Lola Flores "sin cantar ni bailar". De hecho, Peyró achaca el éxito inesperado de Iglesias en su entrevista con El HuffPost como un "carisma imposible de detectar".
"Uno puede señalarlo o intentar aislar sus elementos: ese moreno, esa manera de estar relajado, esa manera de estar contento consigo mismo, ese aplomo en la sonrisa.... Pero es verdad que no entra en ningún molde canónico: no es un guapo tan evidente como Luis Miguel, no tiene el chorro de voz que tenía Sinatra, no es un gran compositor, aunque ha hecho algunas canciones, ni tiene un mensaje moral profundo", recuerda Peyró.
El periodista destaca que sin ser destacado en nada supo crear un personaje distintivo e único tanto en su faceta más mediática y de sex symbol como a nivel artístico. "Juntando todas sus limitaciones ha sabido crear ese algo que no tiene casi nadie en su misma medida, que es un cierto encanto", señala.
De hecho, entre iconos del "españolismo", Peyró lo compara con la paella. "Uno lo piensa y dice 'esto debería ser un despropósito', el mezclar aquí arroz con judías, con conejo, con pollo, y de pronto algo de pescado y, sin embargo, funciona. Pasa un poco eso con él. Es una manera de reconocer que la vida a veces premia ciertas cosas inesperadas", enfatiza.
Un "truhán" que ha evitado una cancelación general y que se ha convertido en 'meme'
Más allá de que su música se haya convertido en atemporal, si por algo se ha conocido a Iglesias es por ser un "truhán", pero también un "señor" como recitaba precisamente en su canción. A pesar de esto, no ha llegado a tener la cancelación pública por sus comportamientos evidentemente machistas.
Tal y como recuerda Peyró, quizás porque lo que se ha castigado ha sido la "hipocresía" e Iglesias ha sido sin caretas un mujeriego, con todos los ingredientes de un machismo tóxico. No obstante, Peyró recalca que lo que rodeó a Iglesias estaba profundamente influido por el contexto: "Hay que entender que los códigos eran otros y que no eran solo de Julio, era de todos en su mundo".
"Deberíamos cancelarnos todos, no solo él. He podido leer en prensa, en el Time —que no es precisamente el semanario de Alternativa por Alemania— decir que él era 'un sex symbol de menopáusicas’, que es una cosa que nos parece una barbaridad, y que ya lo era en su época. Sin embargo, estas cosas se decían en las crónicas con una ligereza y una naturalidad, igual que, por ejemplo, se hablaba de Isabel Preysler en términos de 'lagarta, mala madre, china...'. Todo con una naturalidad que hoy nos resulta pasmosa. Ahora somos un poquito más sensibles a eso", relata.

Tampoco ha ocultado su ideología, siendo abiertamente de derechas y prácticamente militante del PP, participando en mítines de José María Aznar y haciendo negocios con Eduardo Zaplana. De hecho, el autor encuadra a Iglesias como uno de los iconos atemporales de la "derecha madrileña" a nivel internacional, al mismo escalafón que ese Real Madrid donde se supone que estuvo a punto de triunfar.
"No es ningún desprecio decir que la derecha madrileña haya colocado dos cosas importantes, es algo. Yo no sé qué ha colocado digamos, la izquierda de Milán, la derecha de Dublín o la derecha de Varsovia, pues igual no tantas cosas. Estos en cambio sí que lo han hecho", defiende el autor.
Peyró recuerda que "él está muy profundamente enraizado ahí", pero no hace que esto haya trascendido a su música. "Hay momentos en los que todo el mundo puede permitirse una ligereza. Hasta a Mao Tse-Tung le puede gustar una canción que lo único que quiere es ser un cierto elogio de la alegría de vivir sin mucha más trascendencia ni política", bromea.
Precisamente ese es uno de los logros de Iglesias, que todo el mundo se sepa, aunque sea palabras de Me va, Soy un truhán, soy un señor o su versión de Bamboleo. "Nadie oye canciones de Bertín Osborne o de Juan Pardo. Hay muy pocos de su época los sigan oyendo, y menos tan masivamente en tantos sitios", argumenta Peyró.
Es precisamente esta visión "simpática", arraigada en la cultura popular lo que ha llevado a que su imagen se vuelva meme, especialmente con el primer mes estival, algo que para Peyró más que una burla es un gesto de cariño. "El meme no deja de ser una especie de muestra de cierto afecto. Cuando la gente dice que a Julio no se le ha reconocido, hay que ver eso: yo no mando memes de Paul Potts o de Stalin habitualmente, sino que mando memes para hacer sonreír, de un personaje que nos encarna un cierto gracejo, una cierta cosa un poco burlona, afectuosa, etc.", apunta, aunque admite que esto quiere decir que ya no llegas a cierto público.
"Una vez ya eres un meme, eres un poco reina de Inglaterra, que te han llevado a la vitrina los trofeos, ya no hablas tanto a la generación joven", explica y marca una clara línea divisoria entre los "Iglesias": "Creo que si tú has nacido antes de 1990, seguramente el Iglesias de tu vida es Julio. Si has nacido después, habitualmente el Iglesias de tu vida será Enrique. Es una divisoria simplemente temporal", detalla.
De imitar a su padre a que su hijo sea su "antimodelo" o dar un giro al 'star system' con su boda con Isabel Preysler
Como otras tantas cosas, lo de ser de derechas y lo de ser mujeriego le venía de su padre, la eminencia en ginecología Julio Iglesias Puga, quien fue detenido en 1934 por falangista y que, tal y como describe en el libro y se vio con el cariñoso apelativo "papuchi" tampoco perdía mano con las mujeres.
Peyró es contundente y asegura que Julio Iglesias no habría sido quien fue sin su padre. "Creo que la fundación de su éxito vital es justamente su padre. La relación con el padre es lo que da tanto éxito a la vida de Julio Iglesias. Ellos ya se llevan, no ya como padre e hijo, sino como auténticos amigos profundos, y eso va a ser una suma para ambos todos los días de su vida", recuerda.
Precisamente apostilla que fue el que su padre el que prácticamente le "salvó la vida" cuando estuvo enfermo en su veintena por un osteoblastoma en la columna que le tuvo en cama durante meses y le obligó años a usar muletas. Precisamente esa enfermedad prácticamente ocultada fue la que le retiró de su carrera futbolística y no un accidente de coche del que salió prácticamente ileso.

Todo, por seguir un guion más épico de cara a los medios: "Hay que guionizar muy bien desde el principio, desde La vida sigue igual. Parecía que el accidente era como ligeramente más dramático o tenía el dramatismo que no tenía la enfermedad".
Pero esa relación poco tiene que ver con la que Julio mantiene con su hijo Enrique, pese a que han compartido profesión. Algo parecido a lo que sucede con el rey Juan Carlos y Felipe VI.
"Parece que hubiesen modelado su comportamiento como el antimodelo del padre. Eso es muy curioso. Si ves a Enrique, en vez de dejarlo todo por la música, más o menos, casi deja la música por la familia y por una vida tremendamente monógama realmente. No se le conocen escándalos de ningún género y demás. Con el rey emérito y el rey actual pasa un poco lo mismo también", señala. "Si uno ve con quién se lleva el rey, es con el presidente de Italia, el presidente de Portugal... Gente muy senior, pero como muy seria", añade.
Más allá de esta parte de su esfera personal, otro hito que marcó fue la forma de gestionar con la prensa su relación con Isabel Preysler, a la que alzó como la auténtica "reina de corazones" de la revista ¡Hola!. "De alguna manera redefinieron la relación de los españoles con la prensa del corazón. La relación con Isabel Preysler y con Julio Iglesias iba a tener muchísimo éxito. Iba a ser una relación única y muy, muy importante. Eso es uno de los cambios que realmente se le deben a él, uno de los más importantes en términos de influencia", detalla.

Una figura exigente en el estudio y que hizo historia en EEUU
El éxito de Julio Iglesias, supuestamente profético, se forjó entre una guitarra regalada por un enfermero del hospital durante su enfermedad y un año en Inglaterra donde conoció a la archifamosa Gwendolyne. Pero no le faltó, según el autor, una importante persistencia y trabajo.
"Lo que le diferencia precisamente no es ya ni siquiera la ambición, sino la visión de decidir que él podía y debía ir al extranjero e intentarlo allí. Y no un poco, sino realmente con un compromiso financiero y vital absoluto. O sea, él se va de España, y eso es una cosa para la que se necesitaba mucho coraje", recuerda el periodista.
A diferencia de lo que se podría pensar de un "divo" de este estilo, Iglesias pasaba días obsesionado por la perfección en el estudio, algo de lo que también habló su productor el miembro del Dúo Dinámico, Ramón Arcusa.
"Él trabaja muchísimo. Uno tiende a pensar que todo el mundo trabaja, aunque el trabajo realmente no es garantía de acierto, ni siquiera la ambición. Pero sí que lo definitorio es la visión que él tiene de él de irse y a esa visión viene supeditada todo lo demás", añade.

Esto lo llevó desde el Festival de Benidorm y ese La vida sigue igual a recorrer toda España y dar el salto al extranjero cosechando éxitos en todo el mundo, pero sobre todo a EEUU, un territorio prácticamente intocable para todos los hispanos.
Esto, sin duda, es para Peyró su "gran éxito": "Su legado más trascendente, sin ninguna duda, es haber contribuido a dar visibilidad, dar normalidad y dar prestigio a la presencia de lo hispano en Estados Unidos".
Allí, fue a las fiestas que Donald Trump, entonces solo empresario, organizaba en Mar-A-Lago pese a las críticas que le dedicaría el español una vez que alcanzó la presidencia estadounidense por su actitud ante la población latina, pero también a cantar en el concierto de Navidad de 1983 en la Casa Blanca durante el gobierno de Ronald Reagan.
"Él fue además el primer latino que no solo habló a los latinos. Eso lo más llamativo de todo realmente. Los latinos estaban muy orgullosos de tener a uno de los suyos triunfando, y los blancos pensaban que era un europeo sofisticado", recuerda.
Ni esta nueva biografía, para la que Peyró no ha podido contar con él pero cree que se lo tomaría "bien" por tener una "mirada afectuosa" hacia su figura, ni la oleada de nostalgia han arrastrado a Iglesias de nuevo a los escenarios desde que se retirara en 2019.
A diferencia de Raphael o de Camilo Sesto, que estuvo sobre las tablas hasta dos años antes de su muerte, Iglesias sigue desaparecido en Miami salvo contados desmentidos sobre su estado de salud y reaccionar a muertes de sus amigos. "Él ha querido dejar un recuerdo de sí mismo, sino en lo más alto, prácticamente en lo más alto. Él era muy consciente de cuando le han fallado las fuerzas y él lo ha preferido hacer así", recuerda Peyró.