El rey español que fracasó en conquistar Granada y que se conformó con tomar Gibraltar
Era conocido como "el Emplazado".
Fernando IV fue un monarca que reinó en una época de intensos conflictos internos y grandes desafíos en la frontera musulmana. Nació el 6 de diciembre de 1285, y tuvo una infancia marcada por la lucha por la sucesión tras la muerte de su padre, Sancho IV, que lo llevó al trono con tan solo nueve años bajo la regencia de su madre, María de Molina.
La vida y el reinado de Fernando IV estuvieron cargados de intrigas políticas y conflictos militares, dejando un legado complejo que sus sucesores intentarían superar. A pesar de sus intentos de expandir el dominio cristiano en la península ibérica, Fernando IV fracasó en su sueño de conquistar Granada, un objetivo que permanecía pendiente para Castilla desde hacía décadas.
Sin embargo, conocido como "el Emplazado", logró un importante triunfo al tomar la estratégica plaza de Gibraltar, un hecho que consolidó el control castellano en el estrecho asegurando un enclave estratégico y marcó su reinado como un período de avances parciales pero significativos.
Las campañas militares y el fracaso en Granada
Liberado de la influencia de su madre y obsesionado con expandir los territorios cristianos en la frontera musulmana, Fernando IV emprendió una ambiciosa campaña militar. Pretendía asediar Algeciras y Almería antes de tomar Granada. Sin embargo, la resistencia musulmana, las tensiones internas con la nobleza y la falta de recursos frustraron sus planes.
Su único éxito destacado fue la toma de Gibraltar, un importante punto estratégico. A pesar de este triunfo, Granada permaneció fuera de su alcance. En su intento de retomar la iniciativa, Fernando continuó atacando pequeñas fortalezas en Jaén, como Alcaudete, pero su mala salud afectada por la tuberculosis, le impidió avanzar más.
Su legado y muerte
La muerte de Fernando IV en 1312, rodeada de misterio y teorías que van desde un infarto hasta una hemorragia cerebral, dejó un reino en crisis bajo el gobierno de su hijo Alfonso XI, de tan solo un año. Una vez más, María de Molina asumió la regencia, consolidando su papel como figura clave en la estabilidad de Castilla.
Aunque Fernando IV no logró su gran sueño de conquistar Granada, su victoria en Gibraltar y sus esfuerzos por contener las luchas internas dejaron una huella en la historia de la Reconquista y en la consolidación de la Corona de Castilla.