El descabellado y peligroso plan para que este instrumento musical jamás llegara a existir
Su creador llegó a sufrir atentados para evitar que fabricara este maravilloso objeto
En una escena de la comedia Prime (Secretos compartidos, en su versión española), la maravillosa Uma Thurman se ríe del guapísimo Bryan Greenberg porque no le suena de nada la música que están escuchando de fondo en casa de ella. “¿En serio no conoces a Coltrane?”, le pregunta ella atónita. Hasta que cae en la cuenta de que es una cuestión generacional. Ella tiene, en su papel en esta cinta, 37 años mientras que él tiene 23.
En efecto, hubiera sido claramente un pecado capital que el mejor saxofonista de la historia, John Coltrane, no hubiera podido tocar nunca In a Sentimental Mood. Es más, que nunca hubiera llegado ni siquiera a tocar el saxofón. Cosa que hubiera ocurrido si se hubieran salido con la suya el gran grupo de opositores que tuvo el inventor de este instrumento, Adolphe Sax. Este belga, fabricante de instrumentos musicales, creó el primer saxofón en 1848. Pero no le resultó fácil patentarlo por la feroz competencia que tenía alrededor.
Aunque ahora parezca inédito, incluso absurdo, sus competidores se organizaron en una sociedad con al fin de evitar que prosperara su invento. Cuentan que llegaron a atentar contra él, muriendo uno de sus ayudantes. Y que ya no sabían qué hacer para pararle los pies. Le atacaban con la fuerza y con la palabra. Escribían artículos poniéndole verde y cuestionando su trabajo. Lo llegaron a despedir y a prohibir que se usara su instrumento en las representaciones públicas.
Pero, finalmente, Sax se salió con la suya. Logró ganar todos los juicios contra él y logró por fin que se reconociera el saxofón, aunque casi le cuesta no sólo la vida y la salud, sino también la ruina. Sin embargo, logró fabricar unos 20.000 entre 1843 y 1860, con la ayuda de casi un centenar de empleados leales.
Como curiosidad, por si no los sabían o no lo han imaginado ya al leer este artículo, el nombre del instrumento proviene del apellido de su inventor, “Sax”, y de “fono” (que significa “sonido” y proviene del griego phonos. Así que, cuando volvamos a escuchar In a Sentimental Mood, o cualquier otra cánción interpretada por Coltrane, acuérdense de que lo que están escuchando es, textualmente, "el sonido de Sax", tan imprescindible para el jazz y los que somos adictos a él.