El delirio colectivo de Taylor Swift explota en Madrid tras 13 años de espera

El delirio colectivo de Taylor Swift explota en Madrid tras 13 años de espera

Un público con outfits de cada una de las eras, alguna camiseta del Real Madrid y algún abanico de Vox se ha entregado a 'The Eras Tour'.

Taylor Swift, sobre el escenario, en el primero de los conciertos que dará en Madrid.Xavi Torrent

Los vecinos del Bernabéu llevaban días quejándose del ruido que suponían los conciertos en el estadio. Pero no imaginarían que lo más ensordecedor del concierto de Taylor Swift iban a ser los gritos de sus fans al unísono. En cada canción, en cada saludo y en cada palabra, se han entregado en su primera noche en el estadio madrileño dando lugar a una imagen cada vez más difícil de ver en un directo: gente en su amplia mayoría bailando y cantando sin el móvil en la mano. Y no ha hecho falta que Robe Iniesta amenace a nadie.

El negro, Midnights y Reputation, el rosa, Lover, azul 1989. Toda la paleta de colores de cada una de las eras y mucha purpurina inundaron un Bernabéu a rebosar, aunque algunos asistentes mantuvieron la camiseta del Real Madrid y, entre camisetas de Travis Klence, se colaban Bellingham o Vinicius. También hubo espacio para algún abanico de Vox en el aire, ya que el partido ultraderechista se encargó de repartirlos en las inmediaciones del estadio. Algo que queda totalmente descuadrado en una artista que se ha mostrado en contra de la ultraderecha, de Donald Trump y que ha hecho numerosos alegatos feministas y LGTBI. 

Precisamente la disparidad del público que se ha trasladado en muchos casos desde EEUU o países de América Latina como Guatemala, jóvenes, mayores y algunas niñas que no superarían los 14 años ha hecho que el show de Swift en esta primera noche sea una especie de catarsis colectiva, que también ha servido para poner a punto la maquinaria del nuevo Bernabéu de Florentino. Sin incidentes y repartiendo agua de forma gratuita (previo pago por un vaso) a los asistentes que algunos pasaban casi más de 7 horas en el recinto.

Tras el calentamiento con Paramore y el Aplause de Lady Gaga con el que se inicia la cuenta atrás, a las 20h daba comienzo un espectáculo cronometrado hasta el milímetro, incluso para que sus fans puedan ir al baño en el momento adecuado. Ya se calentaban las gargantas con la aparición de las celebrities esperadas al espectáculo como Ryan Reynolds y Blake Lively con sus hijas, las hermanas del grupo HAIM o la cantante Aitana, que se situaron en la tribuna para VIPs en la pista.

El "It's been a long time" con el que empieza su directo definía perfectamente lo que sentía el público español, que esperaba desde hace 13 años la llegada de Swift como agua de mayo. Que sea su número de la suerte y que todos los fans llevan la cifra en su mano no podía ser puro azar. La de Pensilvania no venía a nuestro país desde el pasado 2011 cuando fue al WiZink Center con apenas 4.000 entradas vendidas en su gira Speak Now. Entonces no existían siete de las nueve eras que ha transicionado esta noche en el Santiago Bernabéu ante 15 veces más de público: 65.000 personas cada noche y cuyas cifras económicas en la capital rondan los 20 millones de euros.

"Debería haber parado aquí en todas mis giras, esto es algo mágico. Pero he juntado aquí todas mis canciones para disfrutarlas juntos", ha dicho la cantante, provocando otro nuevo y ensordecedor grito colectivo.

Muchos fans argumentaban que la cantante no había pasado por aquí debido a su parón en las giras tras su disco 1989, ya que no hizo gira de Lover antes de la pandemia, lo que provocó que hasta Midnights se acumularan cuatro trabajos sin girar, parte del origen de este The Eras Tour. Sin embargo, la cantante no pasó por España ni con The 1989 World Tour —donde sí paró en Europa en países como Alemania o Países Bajos, además de Reino Unido e Irlanda— y en Reputation Stadium Tour, con el que se limitó a parar en las Islas Británicas.

Miss Americana & The Heartbreak Prince puso en pie al público con el primer acorde con el que daba comienzo su era Lover, para el que muchos y mucha de las swifties asistentes mostraban con orgullo su look color rosa propio de esta primera era de The Eras Tour. El público no dejó sin cantar un verso, entregados a la que es ya la diva pop de la década, de hits como Cruel Summer, You Need to Calm Down o el que se ha convertido ya en himno feminista The Man y su puesta en escena a base de módulos que bien podría llegar a los altos cargos de la industria musical.

Los 4.000 asistentes a aquel show en el WiZink, podrían asemejarse a los asistentes de las dos Rivieras que llenan artistas nacionales como Marlena o Cupido, pudieron deleitarse de nuevo con los éxitos de Fearless, la etapa en la que todavía se atisbaba el country que la alzó a la cumbre en la que se sitúa hoy en día. Eso sí con más brillo en su guitarra y su body de flecos plateados que ha lucido en el Bernabéu. "Es momento de volver al instituto", ha resumido perfectamente uno de los momentos de la noche You Belong With Me con la que muchos asistentes que ya sobrepasan la treintena descubrieron a la cantante en sus cuartos de adolescentes, no sin olvidar ese romance a lo Romeo y Julieta de Love Story.

De la emotividad se pasó a la subida de ritmo de Red, uno de los discos que más se quemó en las radiofórmulas españolas con temas como We Are Never Ever Getting Back Together, que se ha estampado para la ocasión en la camiseta. Ese tema que es el más escuchado para una ruptura según Spotify y que muchos han dedicado a un ex con el que no volverías "ni de coña", tal y como gritó su bailarín, o I Knew You Were Trouble. Pero la catarsis colectiva se extendió aún más por el estadio con la versión de 10 minutos de All Too Well, como si cada uno de los swifties tuvieran la oportunidad de tener enfrente a Jake Gyllenhall.

Debido a la inclusión en el setlist de The Tortured Poets Department, el disco que sacó antes de su gira europea, la era principesca de Speak Now se limitó a interpretar Enchanted para rememorar esa gira, que en España no se dio especialmente bien.

Con la imponente serpiente que se extendía por los más de 100 metros de longitud de su escenario llegaba el momento de “reputar”. Uno de los momentos favoritos de los fans y las serpientes que proliferaban entre el público, con ellas los móviles a diferencia de la mayoría del show. Primero, Swift puso a prueba al público del Bernabéu por si estaba Ready For It? Y acabó con repasando la estética de esa Taylor “muerta” que dejó atrás con el golpe en la mesa —y a Kanye West— que dio con Look What You Made Me Do.

Taylor Swift en la primera noche en Madrid.xaviTorrent

La serpiente volvió al bosque, esa cabaña de la pandemia donde Swift compuso Folklore y Evermore, álbumes "hermanas" tal y como ha contado ella misma. Rodeada de árboles y luciérnagas mientras ella cantaba en el tejado Cardigan, el público se entregaba en esta realidad bucólica de esta era comprimida en una en su gira europea también debido al nuevo repertorio. El sonido de fondo de sus canciones es un grito colectivo que se oye más aún con cada palabra en castellano y la presentación de temas como Betty, canción que como ella recuerda en cada concierto no va de su vida sino de personajes adolescentes creados por ella.

La calma del bosque la ha roto el público después de que la de Pensilvania cantase al piano Champagne problems. Se rompió el Bernabéu con una ovación ensordecedora de dos minutos que ha puesto en pie a la cantante, que ha pronunciado un emocionado castellano "os quiero mucho".

Los swifties no solo muestran su cariño a su artista de referencia con aplausos, gritos o vistiéndose de ella, incluso coordinan sus móviles con luces de distintos colores como hicieron en My tears ricochet, también parte de esta era que llegaba a su fin con el akelarre de Willow.

Una Taylor vestida top y falda con los colores de la bandera de España aparecía de nuevo por la trampilla a los sones de Styles para dar comienzo a la era 1989 en la que se volvió a bailar a los sones de temas como Blank Space o su mítico Shake It off, en el que el público, de todas las generaciones, se entregó a hacer 'shake' sin necesidad tampoco de hacer stories. La llamarada de Bad Blood, ese tema con el que dejó de ser "la niña buena de América" y el calor que desprendía en un estadio cerrado pillaría a algunos desapercibidos, sucumbidos en pleno baile y que no esperaban que Swift sacara la pirotecnia pesada en un recinto cerrado.

Taylor Swift en su era '1989' en el primer concierto en el Bernabéu.xaviTorrent

El momento más esperado de los fans europeos era precisamente qué canciones tocaría de The Tortured Poets Department, aunque la incógnita se desveló en París, que el disco tenga poco más de un mes y haya no impide que se haya estudiado como si del catecismo se tratara por los asistentes que tiene en Taylor su deidad particular. Basta con ver sus datos de venta, siendo el más vendido de la década. Con su vestido lleno de versos y su cuerpo de baile formado de blanco completo, empezó a entonar But Daddy I Love Him, a la que siguieron otra como la nostálgica So High School, la introspectiva Who's Afraid of Little Old Me?

No pudo faltar tampoco The Smallest Man Who Ever Lived, con su ya característica ristra de tambores y con las pullas incluidas a su ex Matty Healy, cantante de The 1975. Siguiendo con la línea poética de su disco los seguidores también esperaban el momento de Forenight y esa cama/escritorio con el que pone a prueba la ingeniería de la plataforma del escenario al igual que el "desmayo" y la performance completa al estilo cine mudo de I can do It with a Broken heart. Desde luego, para sus fans Taylor es mucho más que un corazón roto y una cantante que habla de sus ex.

Otro de los grandes momentos de la noche y de cada uno de sus conciertos son las canciones sorpresa. Para su primera noche en Madrid, la artista ha querido recordar su última estancia en España con Speak Now incluyendo también dentro de su sesión acústica el tema Sparks Fly. Pero no hay vuelta al pasado sin novedad, por lo que ha seguido su mezcla a la guitarra con I can fix him de su reciente Tortured Poets Department. 

Para su mashup al piano ha mezclado otra de su último trabajo, I look people's Windows, y Snow on the beach, está inédita en el tour y que el público ha recibido con una ovación, desconcertados por la apertura de una parte del escenario y esperando que se subiera Lana Del Rey, que se encuentra en España por el Primavera Sound. "Soy solo yo, lo siento", ha bromeado la cantante. 

La última era, que no el último disco, llegaba a las 23:10 antes de la medianoche que pondría, cual Cenicienta moderna, el broche a más de tres horas de directo. El público no perdía ni un ápice de energía en el repertorio de Midnights que incluía temas como Lavender Haze y la entrada de sus nubes, que daba paso a la épica de superación coreada con una energía que el público guardaba hasta al final como es Anti-Hero, Bejeweled o Mastermind.

El lado más gato salió como no podía ser de otra forma, con ese “Sweet like honey, karma is a cat, purring in my lap 'cause it loves me” de Karma tras 3 horas y media de show. Porque si en Madrid son gatos, esta noche le han ronroneado después de 13 años y más de 7 vidas en el Santiago Bernabeu. Y, si sus promesas se cumplen, no harán falta otras seis eras para hacerlo.

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es