El cementerio de un pequeño pueblo de Salamanca en el que se entierran obras de arte

El cementerio de un pequeño pueblo de Salamanca en el que se entierran obras de arte 

Está en Morille y es una iniciativa única en el mundo. 

Panorámica del cementerio del arte de MorilleVictorino García Calderón

Tan solo media hora en coche separan la ciudad de Salamanca y un cementerio del arte en el que entierran todo tipo de obras único en el mundo. Está en Morille, un pequeño pueblo de poco más de 200 habitantes en el este de la provincia. En este Museo Mausoleo, como se denomina oficialmente a este enorme espacio de más de siete hectáreas al aire libre, se han enterrado desde un proyecto de un Premio Nacional de Artes Plásticas hasta un balón depositado por Vicente del Bosque.

La idea surgió hace dos décadas, en 2005, cuando los artistas Domingo Sánchez Blanco y Javier Utray le contaron la idea al alcalde del pueblo, Manuel Ambrosio. "Nos hicieron llegar la propuesta al ayuntamiento de Morille y nosotros lo aprobamos por unanimidad en un acuerdo plenario. Los dos primeros enterramientos tuvieron lugar en diciembre de ese mismo año y es cuando digamos que se inaugura oficialmente el cementerio. Esos enterramientos son un coche que va en un sarcófago de hormigón, un coche Pontiac modelo Grand Prix, y las cenizas del artista y filósofo francés Pierre Klossowski", explica el alcalde.

Precisamente estas dos obras fueron las que provocaron "de forma casi accidental", que surgiera la idea del cementerio. Así lo explica Domingo Sánchez Blanco: "Surge la posibilidad un día con Manolo, que además de alcalde se dedica a la enseñanza en la universidad. Javier y yo teníamos mucha relación y apareció esa oportunidad porque yo le vi un coche que tenía en el garaje, el Pontiac. Yo venía de París, de hacer un acercamiento con una obra que era una verdadera road movie, haciendo una visita a Pierre Klossowskvi. Todo esto se alborota y finalmente damos el otro paso y de ahí surge la idea de poner en funcionamiento el Museo Mausoleo a través de un texto de Theodor Adorno que habla de que los grandes museos son grandes mausoleos, entonces digo ‘vale, hagámoslo y demos autenticidad a lo que dice Adorno de los museos".

"Surge la idea de poner en funcionamiento el Museo Mausoleo a través de un texto de Theodor Adorno que habla de que los grandes museos son grandes mausoleos"
Domingo Sánchez Blanco, creador del cementerio y artista

Sánchez Blanco bromea con que se ha convertido "en un gran sepulturero" ya que, tal y como explica Manuel Ambrosio "no solo se ha limitado a ser el creador del cementerio del arte sino que las iniciativas, las piezas que están enterradas, van todas bajo su coordinación general". 

"Hay cola de gente a la que le apetece enterrar algo. Parece un asunto de broma, que me parece cojonudo porque en el fondo hay que tomárselo todo con sentido del humor, pero la gente se ha ido vinculando enormemente. Aunque uno se ría en el fondo hay una certeza que es que no solo estamos locos sino que hay un privilegio por hacer este tipo de intervenciones", reflexiona Sánchez Blanco.

El artista explica que no tienen un protocolo o unas normas cerradas para gestionar las obras que se van enterrando en el Museo Mausoleo, sino que van decidiéndolo poco a poco en función de las piezas que se deseen incorporar al cementerio. "Se gestiona solo, cuando hay alguien que tiene una necesidad de hacer desaparecer, de enterrar algo en la tierra. El único concepto que utilizo es la autenticidad de la persona que lo solicita, no me meto en si es bueno o es malo. Es algo muy íntimo porque es enterrar algo que es importante para alguien en un lugar que antes no existía", cuenta Sánchez Blanco.

  Vista del cementerio de arte de MorilleVictorino García Calderón

"Es un proyecto orgánico que va creciendo y al final no hace falta tener un orden. El propio autor decide con total libertad hacer desaparecer esa obra antes de que se pierda o acabe en otro lugar", añade el artista. "Un periodista me llamó hace un tiempo y me dijo ‘oye Domingo, tengo un amigo en China que ha estado trabajando para multinacionales de la medicina y quiere enterrar una cosa muy importante para él, un galardón que le dieron, y quiere hacerlo desaparecer’. Con esa propuesta ya se establece un orden. Hay veces que en un mes hemos tenido cuatro o cinco enterramientos. No tenemos un protocolo más allá del sentido común, que no estemos allí todo el día metidos", señala Sánchez Blanco.

Un espacio abierto que los vecinos han abrazado con los brazos abiertos

Las siete hectáreas del cementerio del arte de Morille están en una parcela propiedad del Estado y están abiertas para que visiten el lugar tantas personas como quieran. Entre ellas están los vecinos del pueblo, que están orgullosos de una iniciativa que ha despertado el interés en diferentes partes del mundo.

"El cementerio del arte contribuye al progreso del municipio, somos un pueblo muy pequeñito que no llegamos a los 250 habitantes"
Manuel Ambrosio, alcalde de Morille

"Desde un punto de vista municipal es una iniciativa que nos da una imagen exterior impresionante, no sé los artículos, reportajes de todo tipo que en estos años se han hecho relativos al cementerio", cuenta Manuel Ambrosio. El alcalde relata que recientemente ha vuelto de Brasil, de unas charlas organizadas por la Universidad Nacional de Brasilia y el Instituto Cervantes para hablar del cementerio. "Contribuye al progreso del municipio, somos un pueblo muy pequeñito que no llegamos a los 250 habitantes", valora.

Ambrosio cree que "lo más importante de esta iniciativa", al igual que con los museos y dos bibliotecas que están en el pueblo, "muy volcado con la cultura", es "la participación popular y la implicación vecinal". "Es importante que los vecinos, como ocurre, lo sientan como algo propio", cuenta el regidor, que explica que cuando más gente se acerca al museo es cuando se produce un enterramiento de una obra. "En el proceso del enterramiento hay varias fases: primero se expone la pieza o el proyecto, después hay una comitiva, el propio acto del enterramiento y después lo que emerge del suelo que es una lápida con un epitafio tradicionalmente", cuenta.

  Fernando Arrabal, proyecto 'Destierrolandia', 14 de febrero de 2009Manuela Zarza

"Es un lugar público y es lo que más me gusta. Me llevé una gran sorpresa pero es importante porque el arte no puede ser de élite, eso es una gran chorrada", cuenta Domingo Sánchez Blanco sobre la acogida de los vecinos y su implicación. "Este espacio es todo lo contrario a eso. En el pueblo ahora tienen dos cementerios, uno para los paisanos y otro para las obras de arte. Desde un ámbito de la espontaneidad todo el pueblo se alinea y les parece una cosa extraordinaria", destaca el artista. 

"Había señoras que sabían quién era Klossoswki y hablaban de él, unas señoras de toda la vida del pueblo. Es una maravilla, lo bonito que tiene el arte es que penetra tanto y deja tanta huella"
Domingo Sánchez Blanco, creador del cementerio y artista

Para él, ver la idea del cementerio completamente integrada en la vida de Morille es lo más importante: "Había señoras que sabían quién era Klossoswki y hablaban de él, unas señoras de toda la vida del pueblo. Es una maravilla, lo bonito que tiene el arte es que penetra tanto y deja tanta huella". 

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Uxía Prieto es redactora de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, moda o estilo de vida. Es graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela y posteriormente estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo. Puedes contactar con ella escribiendo a: uxia.prieto@huffpost.es