Don Juan Tenorio o la tradición española que trata de sobrevivir a Halloween
La representación de la obra de José Zorrilla entre los días 31 de octubre y 2 de noviembre es una tradición que perdura y cuyos orígenes se remontan al siglo XIX.
"¿No es verdad ángel de amor, que en esta apartada orilla más clara la luna brilla y se respira mejor?". Estos versos del Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, son parte ya de la cultura popular. Aprendidos y memorizados al igual que el inicial "¡Cuál gritan esos malditos!, ¡Pero mal rayo me parta si en concluyendo la carta, no pagan caros sus gritos!" por generaciones y generaciones de españoles han hecho que sea una de las obras teatrales más populares y accesibles.
Como marca la tradición su representación está vinculada a una fecha: del 31 de octubre al 2 de noviembre. Buena parte de los actores españoles se han puesto en la piel de Don Juan, Doña Inés, Don Gonzalo de Ulloa, Brígida, Ciutti o cualquier otro personaje del reparto de este clásico del Romanticismo.
Además de la recordada adaptación de Estudio 1 de Concha Velasco y Paco Rabal, otros intérpretes como Margarita Xirgú, Ana Belén, María Dolores Pradera, Sancho Gracia, Manuel Dicenta o Amparo Rivelles han representado alguna vez la obra en el teatro, casi siempre coincidiendo con la celebración de Todos los Santos.
La tradición de la representación del Don Juan Tenorio parte, por un lado, de la fecha de reestreno de la obra tras un catastrófico estreno el 28 de marzo de 1844 que provocó numerosas críticas negativas, incluso la del propio Zorrilla.
"Mi Don Juan es el más grande disparate que se ha escrito, porque siendo yo al imaginarlo un chico tan atrevido como ignorante, ni pensé el plan ni supe lo que hice. No tiene carácter, ni lógica, ni consecuencia ni sentido común”, dijo el autor, según recogen escritos de la Biblioteca Nacional de España. Tan poca estima tenía a su obra que se dice que Zorrilla vendió los derechos una noche de fiesta y solo la dirigió en México, nunca en España, lo que llevó también a que esta tradición traspase nuestras fronteras.
El público, sin embargo, la recibió con cariño y se convirtió en tradición que volviera al Teatro Español cada 1 de noviembre, también marcado por el simbolismo de la obra, ese acto final en el que el Don Juan logra la salvación a través del amor de Doña Inés. Esto es lo que lo diferencia de otros acercamientos al mito del Don Juan que han plasmado otros autores como Mozart o Molière.
"Este tema no se había introducido anteriormente en otro Don Juan y de ahí que el Don Juan de Zorrilla se convierta en un mito para reflexionar sobre la vida en el más allá y la salvación del hombre a través del amor. Aunque uno sea tan sumamente malvado y haya hecho tantas tropelías, es salvado por el amor de una novicia, que es Doña Inés, y que le espera para ir al más allá", explica a El HuffPost Elena Martínez Carro, doctora en Filología Española, licenciada en Historia del Arte y especializada en la investigación sobre Teatro del Siglo de Oro de la UNIR.
Tal y como señala Martínez, esta reflexión sobre el más allá y "especialmente, sobre el amor para ir hacia el más allá desde la perspectiva española" hacen que la obra se haya representado durante siglo y medio en prácticamente todas las ciudades y siga manteniéndose hoy día en determinadas ciudades pese a las nuevas tradiciones extranjeras.
Buena parte de la reflexión se encuentra al final de la obra, tal y como apunta Martínez, en los versos que pronuncia el Don Juan: “un punto de penitencia, es el Dios de la clemencia, el Dios de Don Juan Tenorio".
"El Tenorio clama a punto de ir al otro mundo a la salvación a través del amor de Doña Inés. A través de ese amor, llega la clemencia de Dios, eso es lo que da lugar a que, a partir de su estreno en 1844, que se represente todo el siglo XIX hasta finales del siglo XX cuando se empieza a diluir esta costumbre", explica.
Una costumbre de muertos vivos en todos los teatros de España
Aunque ya no esté tan presente como lo estaba en el siglo XX, el Tenorio sigue representándose en gran cantidad de capitales españolas. Además, cuenta con la característica de hacerse por la calle, en cementerios en corrales de comedia, en teatros e incluso en iglesias.
Cada año se representa en Valladolid, cuna de Zorrilla, este año a cargo de la compañía de Ángel Velasco y en Alcalá de Henares, donde es gratuito y se suele ubicar en el recinto amurallado de la Huerta del Obispo. Este 2024 la obra en la ciudad cervantina correrá a cargo de la compañía Yllana y estará protagonizada por Antonio Pagudo y Julia Piera.
En Sevilla, donde se desarrolla buena parte de la trama, este 2024 se representará tanto en el cementerio de la capital hispalense como parte de una visita teatralizada, como una representación por la compañía de Teatro Clásico de Sevilla en la iglesia barroca de San Luis de los Franceses.
También vuelve a Madrid 20 años después a un teatro público de la mano de Ignacio García en el Teatro Fernán Gómez. Con respecto a esta representación, Juan Carlos Pérez de la Fuente, director del Teatro Fernán Gómez, asegura a El HuffPost que lo hace en un pack del día 31 de octubre al 2 de noviembre junto a la obra de terror de Bécquer Monte de las ánimas "para buscar a los adolescentes". "Yo estaba asustado cuando sacamos las entradas del Tenorio y duraron 20 minutos", apostilla el director sobre la imponente acogida.
"Creo que cada generación le ha dado al Tenorio una mirada y creo que va sorprender mucho esta mirada que le va a dar Ignacio García, porque hay una pequeña revolución en Doña Inés. Eso es fundamental. Es monja, sigue siendo monja, pero sin embargo cada generación, cada director que lo mira tiene algo que añadir", asegura Pérez de la Fuente.
Una obra que, pese a tener fallos, no ha dejado de reinventarse
A pesar de ser un texto del siglo XIX la adaptación del Don Juan Tenorio ha tenido tantas versiones como representaciones. Algunas desde un punto de vista más cómico —muestra de ello es El Tenoriu que representarán Andreu Buenafuente y Silvia Abril— y otras, como el caso del Fernán Gómez revisitándolo con un plantel de actores jóvenes, como los protagonistas Carles Francino y Manuela Velasco, y otros veteranos.
"Metidos en el siglo XXI pensé en hacer un reparto donde haya figuras tan importantes del teatro español como es Mario Gas haciendo de Don Gonzalo de Ulloa y Vicky Peña siendo Brígida, María José Alfonso de abadesa. Pero Don Juan y Doña Inés tenían que ser voces completamente nuevas porque es un texto que forma parte de nuestras vidas desde hace mucho tiempo", explica Pérez de la Fuente.
"¿Quién no ha visto a Paco Rabal y a Concha Velasco? Quería seguir mirando y que cada año cada director le dé una nueva mirada", recuerda el director, que destaca la mezcla de "distintas escuelas de teatro".
Pérez de la Fuente admite que "el Tenorio es un machista", pero hay que entenderlo como un clásico de la época que se escribió: "Por desgracia, siguen existiendo esos personajes, pero le vamos dando matices muy importantes. Ignacio García le da matices muy importantes. Doña Inés puede mandar mucho más que en versiones más clásicas se plasma como esa mujer sin voluntad. Nos va a sorprender mucho".
Según él, lo mismo sucede con otros clásicos como Shakespeare, Lope de Vega o Calderón de la Barca: "Hay cosas que dices, a ver, ¿cómo nos enfrentamos a ella en el siglo XXI? Pero yo creo que de eso va. Los textos nos dejan unos márgenes, si nos limitáramos al verso seríamos unos torpes".
En este sentido, Martínez recuerda que el "Tenorio es una obra que bebe de otras fuentes, como Tan largo me lo fiáis y El burlador de Sevilla, de finales del siglo XVII que han estado atribuidas a Tirso de Molina, pero que son de Claramonte".
Para la especialista, la obra "tiene muchos errores, pero es sumamente romántica". "Bebe de una tradición anterior, pero la tradición posterior que tiene es impresionante. Hay cientos de obras que parodian el Don Juan Tenorio porque la parodia del personaje de Don Juan, de Ciutti, hay cientos... Es una cosa verdaderamente impresionante. Estos personajes se han ido transformando y lo cierto es que si vas a ver un Tenorio, nunca vas a verlo igual que el anterior", explica la investigadora.
Aunque se mantenga el verso, Martínez apunta que los personajes se transforman para relacionarse con el mundo actual. "Hoy en día quien va a ver el Don Juan Tenorio igual no sabe lo que es una novicia ni lo que es un Don Juan como tal. Se han perdido muchas referencias clásicas, quien pone en escena tiene que llegar al público de otra manera para que se dé cuenta de que esta persona es alguien distinto", explica.
El legado que ha dejado ha sido tanto a nivel de cultura popular como de representaciones en clave de humor o cómicas. "En el caso de las parodias, para que te haga gracia tienes que conocer muy bien la historia y durante este siglo y medio se ha conocido muy bien la historia hasta 1990. Puede ser una parodia como La venganza de Don Mendo, que lo es de todo el teatro barroco", recuerda Martínez.
En el caso de la representación que se va a poder disfrutar en el Fernán Gómez, Pérez de la Fuente destaca el papel de Doña Inés: "Aunque vayan vestidos de época, va a sorprender. ¿Sigue siendo que al final el amor salvó a don Juan? Sí. Quedan muchas revoluciones pendientes pero la del amor me parece fundamental entonces hay resquicios que nos dejan espacio a miradas nuevas desde el siglo XXI pero para eso te tiene que gustar el verso y tienes que entender ese texto una vez lo vieron tus abuelos y lo miraron de una manera muy distinta como lo miras tú".
"Eso es una tradición, no está en decir que hay que hacerla siempre igual, es que se adapte a los tiempos", explica. En esta Doña Inés, como ya hizo su tía Concha Velasco, Manuela Velasco no llevará velo.
El director recuerda cómo Velasco destacaba la seducción del papel del Don Juan en su clásica representación de los años 50. "Ella me decía, 'yo sentía como mujer, no había tenido ninguna relación con un hombre, pero estaba excitándome', el Don Juan encandila con la palabra. Convive con la represión de la religión, es esa mezcla está en la receta es España eterna: el sentimiento de culpa y el deseo", recuerda.
"Esa mezcla sigue funcionando y luego son unos versos que, aunque tengan ripios, forman parte de nuestra herencia cultural", recalca Pérez de la Fuente, quien explica que es "una obra que salta sobre cualquier ideología".
Muertos que hablan convertidos en estatuas, ¿hay algo más de Halloween?
A pesar de que los esqueletos y las calabazas hayan sustituido a esta obra clásica, las escenas fantasmagóricas del Tenorio bien podrían ser sacadas de una cinta de Tim Burton. Concretamente, tal y como recuerda Martínez, en el último acto de la obra se representa la escena del cementerio en la que Don Juan convida a todos aquellos que ha matado para burlarse de ellos.
"Esta segunda parte tiene mucho de lo que había sido la obra barroca de El burlador de Sevilla", señala Martínez. "En esa manifestación de todos los muertos que allí aparecen y en esa locura, él ve esa prefiguración de Doña Inés que le está esperando, que le dice: 'No; heme ya aquí, Don Juan; mi mano asegura esta mano que a la altura tendió tu contrito afán, y Dios perdona a Don Juan al pie de mi sepultura", cita la especialista.
Para ella, esta situación es "muy semejante a la invocación de los muertos de Halloween o del Día de Muertos, de películas como Coco". "La escena final es en un cementerio donde además están las visiones de las personas que están en el más allá. Es una obra que recoge toda la tradición y los elementos románticos", recuerda la especialista.
Estos elementos y las "figuras fantasmagóricas" que inundan estos días las decoraciones y las celebraciones, para los expertos es "muy gótico y propio del Romanticismo". "No es una invención actual", enfatiza Martínez.
"España es un país que es muy del Romanticismo, pero las últimas influencias han hecho que quedase como muy oculto, pero siempre anda presente en nuestra literatura y, por supuesto, tiene una mezcla con la religiosidad", recuerda.
Precisamente apunta a esta última escena de la obra y la sacramentalidad que representa, donde se toca lo fantasmagórico con lo espiritual: "Es un punto de contrición lo que le salva, una vuelta a todos los planteamientos religiosos del Barroco del siglo XVII. El Tenorio siempre ha sido una recopilación de los elementos ornamentales españoles hasta que las influencias actuales lo han desbancado".
Pérez de la Fuente recuerda que este concepto de lo gótico y lo surreal de la obra sorprendió hasta el director de teatro estadounidense John Strasberg: "Me dijo: 'Por Dios en su Tenorio los muertos hablan y se levantan' Somos el país del surrealismo, tiene una parte de fantasía maravillosa y eso sale luego casi hasta en musicales porque está llena de posibilidades, a pesar de los fallos y los ripios que tiene. Hasta a los errores se le puede sacar partido".