Una copa de cava en tus comidas de Navidad tiene estos buenos y malos efectos
Sus antioxidantes, vitaminas y minerales y sus pocas calorías lo convierten, tomado con moderación, en una opción diferente para estas fechas.
En las reuniones familiares de estos días es muy común comprar cava, una bebida diferente, muy representativa de España, que cada vez expande más su mercado internacional. Un espumoso refrescante ideal para celebrar, que de eso van estos días.
La pregunta es, como con otras bebidas alcohólicas, si tiene beneficios para nuestra salud o nuestra dieta, siempre que se consuma con moderación y cabeza. La respuesta: los tiene, y variados. Lo constatan productores como las marcas Aldonza, Castell d'Or o Alsinac, y se resumen en que sus antioxidantes, vitaminas y minerales y sus pocas calorías lo convierten en una opción más sana incluso que otros caldos.
Así, el cava es rico en polifenoles y antioxidantes, que pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas al mejorar la circulación y reducir la inflamación. Por eso, se considera una fuente de juventud, pues estimula la renovación celular y potencian la vitamina E. Estas propiedades rejuvenecen la piel, especialmente la de las mujeres. Para las personas con tendencia a tener la piel grasa, las propiedades antibacterianas de esta bebida ayudan a tenerla más sana y saludable.
Además, contiene vitaminas y minerales esenciales, como hierro, proteínas, calcio, potasio, yodo, trazas de zinc, carbohidratos, magnesio, sodio, vitamina B1, B2, B9, vitaminas B3 y B6, fósforo y azúcar, que contribuyen a un mejor equilibrio.
Tampoco es una bebida muy azucarada, como otras en el mercado, por lo que, en comparación con otros vinos, el cava suele tener un menor contenido calórico. Una copa de Brut contiene menos de 12 gramos de azúcar residual por litro, es decir, entre 80 y 100 calorías, mientras que una cerveza o un combinado de ron, por citar algunos ejemplos, tienen más de 150 calorías. Esto es beneficioso para quienes buscan mantener un peso saludable.
Gracias a sus altos niveles en polifenoles, además, reduce la presión arterial y previene el riesgo de enfermedades cardiovasculares o infartos, al proteger las arterias y mejorar la circulación.
El consumo moderado de cava -una copa al día, aproximadamente- es capaz de mejorar la memoria y de retrasar varias enfermedades degenerativas del cerebro, como la demencia senil. La clave de esta propiedad reside en el ácido fenólico.
Sin pasarse nunca, algunos componentes de esta bebida levantan el ánimo, pues contiene oligoelementos naturales que mejoran el humor, dice la primera de las bodegas citadas.
Por lo demás, a pesar de sus beneficios, el cava sigue siendo una bebida alcohólica, no hay que olvidarlo. Así que sus malos efectos provienen, claro, del exceso. Un consumo no controlado puede llevar a problemas de salud como enfermedades hepáticas y aumento del riesgo de dependencia.
También puede tener efectos en el sistema nervioso por el alcohol, causando desde una sensación de relajación hasta alteraciones del sueño y la coordinación si se consume en exceso.
Es importante, finalmente, considerar las interacciones entre el cava y ciertos medicamentos, ya que el alcohol puede alterar su efectividad o causar efectos secundarios.