¿Tiras la cáscara de la sandía?: estás desaprovechando una de las partes más valiosas
Seguramente no lo sabías.
¿Eres de los que tiran las cáscaras de las sandías en cuanto el color rojo desaparece de tu porción? Probablemente no lo sepas, pero estás cometiendo un error. O, sencillamente, desconoces que puedes aprovechar esta parte de la fruta y que deberías hacerlo por su valor.
Según ha publicado Mundo Deportivo en su sección nutricional Vidae, la cáscara de la sandía cuenta con propiedades muy beneficiosas para la salud. Usual -y mayoritariamente- es común que cuando se llega a la conocida como 'tapa' de dicha fruta, esta se tira a la basura junto a los restos de la comida a la que puso el broche como refrescante postre.
La gran pregunta que surge tras conocer que la cáscara de la sandía tiene beneficios para la salud es, indudablemente, ¿pero se come? Sí, a pesar de que su sabor no es agradable y su textura es dura, es comestible. Sin embargo, hay otras formas de prepararla o utilizarla que no requiere de esfuerzo para la dentadura.
La clave de los beneficios de la corteza de la sandía va más allá de las propias cualidades con las que cuenta la pulpa -muy hidratante y con altos niveles de vitaminas C, A y B6-, puesto que cuenta con un ácido con la capacidad de actuar como vasodilatador, según la mencionada información. Ello se traduce en un corazón y sistema cardiovascular más saludables e incluso la llegada de más oxígeno a los músculos.
A mayores, dicha mejor de la circulación también cuenta con un doble efecto de carácter afrodisíaco.
¿Y cómo preparo la cáscara de la sandía para comérmela?
A nadie se le escapa que la cáscara de la sandía no es muy atractiva a la hora de comérsela, por su sabor ácido. No obstante, hay buenas alternativas para aprovechar esta parte de la fruta, principalmente: batidos, infusiones o preparada en escabeche, lo que le otorga mayor potencia de sabor.
Otra opción es la de hervir estas 'tapas' para después aplicarlas directamente sobre la piel, actuando como un tónico.