Los astros se desalinean a última hora y se desvanece la bajada drástica del aceite de oliva
El precio por litro para los próximos meses dependerá de forma decisiva de si llueve o no durante septiembre, ya que hay en juego cientos de miles de toneladas.
Las grandes expectativas y el optimismo con el que en las últimas semanas se estaba afrontando el último sprint de la campaña de aceite en nuestro país, se han transformado en preocupación y cierta dosis de pesimismo ante los pronósticos meteorológicos en el mes de septiembre, que se presentan poco halagüeños en el sur del país.
Pero en esta ocasión la desesperanza es más frustrante para los trabajadores del sector, ya que los condicionantes a lo largo del año han sido los ideales para que la producción se ubicara esta temporada en los niveles habituales, tras dos años -concretamente 2023- en los que se podían calificar de fiasco absoluto.
De hecho, ese fue el principal motivo para que el precio del litro de aceite se disparara de forma exponencial durante todo este año, ubicándose en máximos históricos. Por ello, esta campaña se antojaba decisiva para el devenir del sector, ya que un tercer año con los precios al alza y una producción que apenas llegó a las 670.000 toneladas a nivel mundial, podrían suponer el estacazo definitivo para un sector, ya de por sí, en situación muy delicada.
Y aunque las lluvias de Semana Santa -sobre todo en el sur del país-, junto a una temperaturas veraniegas que no han sido tan elevadas como años atrás, habían propiciado el caldo de cultivo perfecto para que la campaña de 2024 fuera todo un éxito. Pero llegó septiembre, y con él las dudas, debido a que las probabilidades de lluvias durante este mes van reduciéndose a medida que pasan los días, y como apuntan algunos productores, "cada día que no llueve, bajan las expectativas y el rendimiento del aceite".
Por ello, para conseguir que la producción vuelva a los niveles previos a 2022-23 -entre 1,3 y 1,4 millones de toneladas-, es necesario que llueva en septiembre, ya que de lo contrario, las aceitunas podrían sufrir para sobrevivir y comenzarían a recurrir a las reservas de agua que tienen ellas mismas, lo que provoca una peor calidad, las aceitunas se arrugan y producen menos aceite.
El ministro de Agricultura, Luis Planas, pesimista
Y como decimos, ese optimismo se ha ido diluyendo a medida que pasan los días de septiembre y las lluvias no llegan -no llueve en Andalucía de forma consistente desde primavera-. El ministro de Agricultura, Luis Planas, se ha manifestado en los últimos días algo más pesimista que los muchos de los productores, aunque comienza a apoderarse cada vez de más trabajadores del sector.
Pese a que la situación no sea la ideal, es cierto que el ministro informa que se espera que esta campaña "sea más abundante, aunque es probable que no supere el millón de toneladas", tal y como declaró a EFE.
Con todos estos condicionantes, el panorama no deja dudas: o llueve, o las expectativas proyectadas hace solo unos días, podrían quedar en sacos rotos, aunque eso sí, esta campaña será considerablemente más fructífera que la del último año, y desde dentro del sector tildan la situación de "delicada", aunque todavía "no es crítica".
Los precios no bajarían tanto como se creía
Y sin duda alguna, la principal consecuencia de todos estos condicionantes, la pagarán todos los consumidores en el precio del aceite, ya que la significativa bajada que se esperaba para los próximos meses en el litro de aceite podría no producirse tal y como se estimaba.
El problema se encuentra en que "si no llueve, el fruto se momifica y cae", algo que provoca que las aceitunas se arruguen al no recibir el agua necesaria. Estos efectos se han ido notando este año en la demanda de aceite, ya que solo se han vendido 106,7 millones de litros en los primeros seis meses del año, de acuerdo con los datos aportados por la Asociación Nacional de Envasadores y Refinadores de Aceites (Anierac), siendo esta cifra un 15% inferior al mismo período de 2023.
Por el momento todo está en el aire, y aunque el pesimismo está ya muy extendido entre los productores, todo apunta a que la campaña será sustancialmente que la de 2023, y con ello, los precios por litro de aceite de oliva (AOVE) se reducirán casi con total seguridad, aunque se desconoce por ahora, de qué porcentaje se estaría hablando.