Este es el destino que le depara a la ropa que donas en los contenedores
Greenpeace publicó una investigación el pasado mes de noviembre.
Una investigación publicada por Greenpeace el pasado mes de noviembre, en pleno 'Black Friday', arrojó luz sobre lo que ocurre al cabo de unos meses con la ropa que se echa en contenedores.
La organización publicó un estudio realizado durante meses en los que puso un sistema de geolocalización prendas que se depositaron en los contenedores municipales de recogida de ropa y de dos cadenas textiles.
La ONG denunció que tanto las grandes marcas como los ayuntamientos utilizan los mismos gestores, que se dedican a exportar la ropa a miles de kilómetros a países de Asia, África o Sudamérica donde la reutilización no está asegurada, ya que sólo pudo localizar 29 prendas que fueron adquiridas en una tienda de segunda mano en Rumanía.
La responsable de la investigación en Greenpeace, Sara del Río, explicó entonces que comprobaron que la gestión que se hace de la ropa que se deposita en contenedores se aleja mucho de la economía circular que buscan.
"El modelo actual necesita de países del Sur Global para producir ropa y luego gestionar los residuos que se generan al desecharla, viajando miles de kilómetros. Mientras esto no cambie la segunda vida de la ropa será más una estrategia de la industria para que sigamos comprando ropa sin remordimientos en días como el Black Friday que una realidad", advirtió.
Del Río añadió que la organización ecologista detectó la existencia de un circuito "irregular" de gestión de residuos textiles, que se escapan a la gestión autorizada por los ayuntamientos, que tienen la competencia de la recogida selectiva de residuos.
Por ello, la ONG defendió que su investigación evidencia la necesidad de "cambiar radicalmente" el modelo de producción y consumo de ropa y evitar caer en "falsas soluciones o parches" que retrasen este cambio.
El organismo recordó que a partir de 2025 las marcas de ropa estarán obligadas a realizar una gestión efectiva de la ropa usada para que no suponga un problema medioambiental y social cada vez mayor, pero Greenpeace reclama que esta actuación vaya acompañada de una reducción "drástica" de la producción, un aumento de la durabilidad y la calidad de las prendas.