El esperado precio de 5 euros en el aceite de oliva se tambalea en el último momento
Las últimas lluvias y la bajada del consumo anticipan un leve respiro para el bolsillo de los consumidores, pero la incertidumbre sigue marcando al sector productor.
El aceite de oliva virgen extra, uno de los pilares de la dieta mediterránea, ha sido noticia en los últimos meses por sus elevados precios. Alcanzar los 5 euros por kilo parecía un sueño cercano para los consumidores, pero las previsiones más recientes apuntan a que esa barrera podría no alcanzarse aún.
El aumento del precio del aceite de oliva ha venido motivado por una tormenta perfecta: la sequía prolongada que devastó los olivares, el encarecimiento de los fertilizantes y la energía, así como la menor producción registrada en 2023 a nivel global. De acuerdo con el Consejo Oleícola Internacional, la producción mundial sufrió un importante revés, empujando los precios a cifras récord durante el año pasado. "Es una situación que afecta tanto al consumidor como al productor, atrapados ambos en un mercado marcado por la escasez y los altos costes", señalan desde el Ministerio para la Transición Ecológica.
Sin embargo, un rayo de esperanza comienza a asomar, ya que los analistas apuntan a varios factores que podrían provocar en los próximos meses un descenso en los precios del aceite de oliva: las recientes lluvias en las principales zonas productoras, que mejoran las perspectivas para la próxima cosecha aunque el efecto no sea inmediato; el ajuste en el consumo, ya que los elevados precios han reducido la demanda en algunos mercados clave, forzando al sector a buscar competitividad frente a alternativas más económicas como el aceite de girasol; y la estabilización de los costes de producción, con insumos agrícolas y energéticos que, aún altos, dan cierto margen de maniobra a los productores.
¿Qué pasará en los próximos meses?
Aunque el precio del aceite de oliva podría experimentar una leve bajada en origen, los consumidores tardarán en notar ese cambio en los lineales del supermercado. El mercado continúa enfrentándose a importantes incertidumbres: la recuperación de los olivares afectados por la sequía será lenta, los cambios climáticos bruscos podrían frenar el optimismo actual, y la presión de los costes para los pequeños agricultores mantiene tensiones significativas en el sector.
Para los productores, este panorama representa un desafío considerable. Muchos pequeños agricultores ya operan con márgenes muy ajustados, y una bajada abrupta en los precios podría comprometer la sostenibilidad de sus explotaciones. La presión de los costes y la necesidad de mantener competitividad dificultan equilibrar el mercado sin perjudicar a quienes trabajan en el origen del producto.
El aceite de oliva, un símbolo de la cultura mediterránea, enfrenta un momento crítico. Factores como las lluvias recientes, el ajuste en el consumo y la evolución del mercado global serán decisivos para determinar el rumbo del sector en los próximos meses. La sostenibilidad de la producción y el equilibrio entre productores y consumidores serán claves para garantizar el futuro de este bien esencial.