Carlota Corredera: "Mi final en Mediaset es una historia que debe reposar antes de ser contada"
La expresentadora de 'Sálvame' ha repasado en 'El HuffPost' su repentina salida de Telecinco y la transformación de la cadena en la que trabajó durante casi 20 años.
Ha pasado un año y medio desde que Carlota Corredera presentó su último Sálvame. Dieciocho meses en los que la comunicadora ha tenido que convivir con una nueva realidad, mucho más pausada, y sanar las heridas que le dejó su abrupta y "desagradable" salida de Mediaset, la que fue su casa durante dos décadas. A día de hoy sigue sin estar preparada para contar "todo" lo que sucedió, pero celebra en conversación con El HuffPost que la verdad "se está abriendo paso".
A pesar de todo(s), su inquebrantable compromiso feminista sigue marcando los pasos de su trayectoria profesional. Su podcast, Superlativas, le ha devuelto el aliento y ha calmado su sed de comunicar y lo ha hecho poniendo a las mujeres en el foco y "por bandera". Tiene ganas de volver al ruedo televisivo e ilusión por hacer una 'Slow TV' con la que "disfrutar y no sufrir". Con este panorama, Corredera no se pone ninguna barrera: si llama Antena 3 "allí estaré".
¿Cómo estás? ¿En qué momento vital te encuentras?
Pues mira, estoy en un momento de muchas ilusiones y de muchos proyectos. Creo que el 2023 es el año en el que estoy despertando, porque es verdad que yo creo que el año pasado fue un año en el que estaba con demasiada anestesia, demasiado en shock por tantas cosas que había vivido en los últimos tiempos. Pero bueno, este ha sido el año de levantar la cabeza, de resurgir y sobre todo de tener muchas ganas de hacer cosas que me gusten.
¿Cómo viviste pasar del frenetismo y el caos de Sálvame a frenar en seco?
Fue muy complicado porque habían pasado muchas cosas, muchas desagradables… Nadie está preparado tampoco para pasar de cien a cero. De pronto parar en seco… Yo tuve la suerte de poder viajar, que es algo que me encanta y que me carga las pilas. Y es verdad que he podido hacerlo y reconectar conmigo. Parar me ha traído muchas cosas buenas también. No solamente el adaptarte, el estar en shock, el por dónde me viene el aire, quién soy, dónde estoy, qué me ha pasado.
He tenido muchísimo tiempo para verme el ombligo, para escucharme, para encontrarme y también para decidir dónde quiero ir ahora. Ahora mismo tengo 49 años, ya no soy una niña, no soy la chavala que vino de Vigo, ni soy la que empezó a dirigir, ni la que empezó a presentar. Ya no estoy vinculada a la Fábrica de la Tele, que ha sido mi casa desde el año 2007. Por eso este año ha habido como un destete progresivo. Al final, yo me sumé al ERE con mis compañeros y también estoy renaciendo en ese sentido. Después de haber estado bajo una institución como Mediaset o La Fábrica de la Tele. Pues ahora el volar sola… Tiene la adrenalina de la emoción de lo desconocido y también tiene la adrenalina de las inseguridades, de los miedos. Pero aquí estamos, preparadas.
En la promoción de tu podcast decías que necesitabas el comunicar como el respirar. ¿Superlativas ha sido esa bocanada de aire que necesitabas?
Es que, cuando tú disfrutas tanto haciendo lo que haces, como es mi caso… Cuando pasas tiempo en el dique seco o solamente te comunicas con la gente a través de tus redes sociales y no tienes un programa o una colaboración o algo, es como que me va faltando un poco el aire. Un día Tania Llasera me dijo una frase que me gustó mucho. Dijo “estoy cansada de que el teléfono no suene. Ahora quiero llamar yo y quiero coger yo las riendas” (…) Entonces, el podcast como punto de partida para mí ha sido un regalo y estoy deseando grabar nuevos capítulos. Es algo que me gustaría seguir haciendo, independientemente de las oportunidades de volver a presentar. Me siento muy en casa, muy yo y estoy feliz. Efectivamente sí, necesito comunicar como respirar. Me da igual el formato o la trascendencia que tenga. Es esa necesidad de llegar y de provocar cosas en la gente.
Tenías claro que en tu nuevo proyecto había que combinar el feminismo y la comunicación, ¿no?
Sí, a ver, yo creo que mi compromiso con el feminismo es inquebrantable. Ya no hay marcha atrás. Tengo la suerte de que además puedo elegir ahora mismo lo que hacer o lo que no hacer. Quiero ser la dueña de mi trayectoria, ser coherente y mantener mi compromiso. Entonces, mientras yo sea la dueña de mi trayectoria mi compromiso va a seguir ahí. Necesito comunicar, pero también sentir que mi voz sigue siendo un altavoz. A pesar de los costes, a pesar del precio que he pagado y a pesar de todo. La opción ahora de dar marcha atrás no existe y efectivamente se paga muy caro. Parece increíble que en el 2023 todavía por comprometerte con el feminismo tengas que pagar un precio tan alto. Pero desde luego aquí estoy y no voy a dar marcha atrás.
Para poner un poco de contexto… El 25 de marzo de 2022 presentas por última vez Sálvame. Dos días antes se había emitido un comunicado donde se anunciaba tu salida del programa para “volcarte en nuevos proyectos”. ¿La Carlota de ese día sabía los verdaderos motivos de su marcha?
Sí, claro que sí. Otra cosa es que no se contase, que yo no los contase o que en ese momento pensase que la mejor decisión era la que tomé, en este caso, el silencio, el no contar lo que había sucedido. Algún día se sabrá y yo creo que la verdad se está abriendo paso. Todavía queda mucha verdad por contar. Yo cuando esté preparada lo haré. Pero desde luego, en ese momento yo sabía perfectamente por qué ese era mi último Sálvame. Decidí salir como salí también porque creo que era la mejor opción que tenía en ese momento. No estaba preparada para otro tipo de salida pública. Me fui siendo agradecida, generosa e incluso si me permites, elegante. Ahora mismo tendría una oportunidad de oro para vengarme o hacer leña del árbol caído. Es evidente, público y notorio que Mediaset está pasando por un momento muy malo, muy grave y terrible en cuanto a audiencias. Podría decir “que se jodan” o “les está bien empleado” o “que no se hubieran cargado Sálvame”. Pero es que eso no solo no lo pienso, sino que además me haría sentir mal.
Para mí, Mediaset es mi casa, es el lugar donde he trabajado 18 años. Me he recorrido esos pasillos a todas las horas posibles del día. He currado, he sido super feliz y no me gusta vivir ni desde el rencor ni desde la venganza. Entonces… Ojalá salgan del pozo en el que están ahora y de la debacle de audiencias que están viviendo. También hay una nueva directiva que ha tomado sus decisiones y tendrá que apechugar con ellas. Tienen sus accionistas que serán los que le tengan que reclamar o no los objetivos, los beneficios, lo que les corresponda. Eso ya es asunto suyo.
¿Cómo te comunican lo que está sucediendo y que tienes que marcharte?
Yo no estoy preparada todavía para hablar de eso, porque además de que fue muy doloroso, todavía tengo que acabar de encajar muchas cosas que sucedieron y todavía me falta perspectiva. Nosotros decíamos, cuando hacíamos los documentales en Hormigas Blancas, que algunas historias tenían que reposar antes de ser contadas. Y creo que esto es así. Yo creo que mi salida y el final de mi carrera como presentadora en Mediaset es una historia que tiene que ser reposada antes de ser contada.
Baldomero Toscano, exdirector de Producción de Programas de Mediaset sí ha querido comentar abiertamente en la radio que contigo “hubo problemas” porque “enarbolaste una bandera excesiva”…
Bueno, Baldomero Toscano es un exjefe mío, un exdirectivo de Mediaset… A mí lo único que me gustaría comentar de esas declaraciones es que, como te decía antes, tengo la sensación de que la verdad se va abriendo paso. Eso también es importante, ¿no? Que se conozca la verdad.
Supongo que se refería a la bandera del feminismo. La docuserie de Rocío Carrasco supuso un punto de inflexión para Mediaset y nos han llegado a comentar que la llamada en directo de Irene Montero llenó de tensión los despachos y marcó el principio del cambio ¿Cómo lo viviste tú?
Bueno, cuando escucho comentarios de este tipo… Cuando se emitió la primera parte de la docuserie y se comentó en plató hubo una reacción en redes sociales absolutamente espontánea. Tanto la ministra de Igualdad como, recuerdo, Adriana Lastra, también escribieron justo esa misma noche. Hablaron de violencia de género referida al relato de Rocío Carrasco. Recuerdo que Pepa Bueno, que estaba presentando en esa época Hora 25, abrió con eso el lunes por la noche. El informativo más veterano de la radio en España abrió con ese tema. Todas las portadas de los periódicos nacionales iban en portada con el tema de todo lo que había destapado Rocío. Y la ministra de Igualdad, que es Irene Montero, intervino. En ese momento yo no la llamé, la llamó el equipo de Sálvame. A mí cuando llegué y me contaron la escaleta, me dijeron va a intervenir Irene Montero por la importancia que tiene para el Ministerio el testimonio de Rocío para ser también un revulsivo y que muchas mujeres que se sientan identificadas llamen al 016.
Irene Montero entró en el día posterior a la entrevista de Rocío como ministra de Igualdad. No entró ni como mujer de Pablo Iglesias, ni como señora de Podemos, ni como madre de tres hijos, entró como ministra de Igualdad de un tema que es de su ramo. Hombre, lo que hubiese sido curioso es que en el tema de Rocío hubiese entrado ministro de Agricultura, por ejemplo. Son cosas que no acabo de entender y de colocar en mi cabeza. Por qué la gente convulsiona o cortocircuita. Cuando en un tema que tiene que ver con igualdad, interviene la ministra de Igualdad.
Dicho lo cual, si esa llamada, que realmente fue un dúplex en el que yo hablé con ella y ella contó lo que opinaba del relato de Rocío realmente provocó una crisis en los despachos de Mediaset, te puedo decir que yo desde luego no fui consciente. Yo no fui consciente de que eso había sido tan grave. Creo que al final lo que ha quedado claro es que ninguno fuimos conscientes de lo que iba a suponer levantar esa alfombra que levantó Rocío. Y a lo mejor no supimos gestionarlo. Y ya te digo que yo no me arrepiento de absolutamente nada. Pero es verdad que hubo una pésima gestión. Solamente tenían que haber intervenido los expertos en violencia de género porque no era un tema de corazón. Pero vamos, ha habido problemas muchísimo más graves y con muchísima más repercusión que la intervención de Irene Montero el día después.
¿La ‘Operación Deluxe’ hirió también de gravedad la imagen del formato y del equipo ‘Sálvame’?
Yo creo que al formato no, yo creo que la ‘Operación Deluxe’ ha sido una campaña brutal contra La Fábrica de la Tele. ¿Quién ha movido realmente los hilos para tantas cosas que han sucedido en el entorno de la Fábrica de la Tele? Yo no lo sé. No sé qué fuerzas vivas ha habido ahí, ocultas. Pero desde luego hay una realidad y es que en una práctica periodística como es la obtención de fuentes y protección de esas fuentes, que lo hace todo el periodismo escrito y oral… Casualmente la exigencia de calidad y de profesionalidad solo se le exige al equipo de Sálvame. Cuanto menos es para echarle un vistazo y para reflexionar. Porque cuando se filtra un sumario por parte de cualquier medio de comunicación, que está bajo secreto de sumario, nadie señala ese periódico, al revés, es como que bien que ha conseguido lo que no ha conseguido nadie. Sin embargo, que La Fábrica de la Tele haya tenido fuentes policiales que a cambio de nada han dado información…
Parte de mi familia me llamaba porque escuchaban en la radio que yo estaba a punto de entrar en prisión. A mí es que ni siquiera me llamaron a declarar, o sea, ni como testigo ni como imputada. Yo no sé si aparezco o no en el sumario. No lo sé, pero porque a mí nadie me ha llamado, ni de la policía local, ni nacional. A mí no me ha llamado jamás nadie a declarar nada sobre la ‘Operación Deluxe’. Y he tenido que leer titulares en los que yo estaba con un pie en prisión. Entonces, ¿qué rigor queremos? ¿Cómo es? Rigor vendo que para mí no tengo. Me parece alucinante y es uno de los múltiples peajes que he pagado, no por pertenecer a Sálvame, sino por mi defensa del feminismo y por posicionarme con Rocío Carrasco. No tengo ninguna duda.
En esta ofensiva contra La Fábrica de la Tele y Sálvame, ¿daba más miedo el corazón, el feminismo, las mujeres o la libertad de expresión? ¿Qué era lo que producía tanta incomodidad?
A eso tiene que contestar Mediaset y las personas que tomaron la decisión de cambiar. O sea, cuando esta noticia salta (la cancelación de Sálvame), que fue una noticia obviamente filtrada interesadamente a El Mundo, lo que se le dijo al equipo fue “hay un cambio de línea editorial y no estáis en la siguiente pantalla del videojuego. Nosotros hemos cambiado de partida, hemos cambiado de videojuego y vosotros ya no estáis” Bueno, pues los que tienen que dar explicaciones son los que tomaron esa decisión. Los trabajadores bastante han tenido con un final tan triste, tan injusto, porque creo que nunca se ha reconocido lo suficiente ni siquiera. Creo que Mediaset ha sido de los más ingratos con Sálvame.
Siempre se ha tenido la sensación de que éramos como la oveja negra, que generaba mucho dinero, muchísimo dinero. Sálvame ha hecho riquísima a mucha gente, muchísima gente. Y entonces, hombre, yo creo que lo mínimo es, mientras está emitiéndose, máxima gratitud y un aplauso público al trabajo que hace ese equipo. Además era un programa donde si había que hacer cinco horas se hacían cinco horas y si había que hacer un 18, se hacían 18. Y yo creo que el equipo ha sido generosísimo y ha recibido bastante menos.
Sabiendo todo lo que ibas a vivir durante casi diez años... ¿Qué le dirías a la Carlota que en 2014 se lanzó a ponerse delante de la cámara y exponerse ante millones de personas?
Pues hombre, yo le daría consejos, le daría consejos de cosas que he vivido y le diría que se sintiese libre de hacer lo que crea, que confíe en su corazón, que confíe en su instinto, que no va a ser fácil, pero que va a poder con todo. Y que lo disfrute mucho, porque también ha tenido cosas muy bonitas y momentos muy especiales. Pero no le diría que no lo hiciese, no.
En casi dos décadas ligada a Mediaset... ¿Qué es lo mejor y lo peor que te has llevado ?
Hombre, desde luego, lo peor que me he llevado ha sido el final. Y lo mejor que me he llevado es el aprendizaje. En Mediaset he madurado muchísimo profesionalmente. Es la primera cadena en la que yo fui directora y delante y detrás de las cámaras se ha aprendido muchísimo. O sea, el oficio que yo llevo ahora mismo y mi bagaje, el 90% ha transcurrido en los platós y en las redacciones de Mediaset. Y eso es para siempre. Y en eso yo estoy súper agradecida. A pesar de todo y del final tan feo, evidentemente hay que saber separar. Yo sé separar y estoy súper agradecida de toda la experiencia y de todas las oportunidades que también creo que las he aprovechado. Yo siento que se ha apostado por mí, pero creo que también he devuelto esa apuesta. No significa que haya sido perfecta, pero desde luego mi intención siempre ha sido no defraudar.
Y ahora... ¿Qué te apetece hacer? ¿Hacia dónde quieres dirigir tu carrera?
Ahora quiero hacerlo todo. Mira, ahora quiero seguir con el podcast de Superlativas, quiero hacer documentales y quiero volver a presentar. ¿Cómo lo voy a hacer? No lo sé, pero en ello estoy, intentándolo siempre.
Con el movimiento de fichajes que ha habido de Mediaset a Atresmedia... ¿Te ves presentando en Antena 3?
Pues si me llaman allí me tendrán. Si yo encajo en el proyecto y el proyecto encaja en mí… Ahora mismo con las plataformas se han multiplicado las opciones, pero realmente cadenas nacionales y cadenas generalistas hay las que hay. Las opciones son las que hay. Yo no sé si encajo o no encajo en la línea editorial de Antena 3. No sé si encajo o no en TVE, pero yo creo que yo soy una profesional y al final lo que tienes es que encontrar el proyecto en el que tú des lo mejor de ti y que ese proyecto también encaje contigo. Pero que yo creo que una profesional, yo siempre lo digo, yo soy un soldado a la reserva y en cuanto me llamen, me iré a la trinchera.
No quiero pasar sin mencionar la cancelación de Cuentos Chinos y lo que ha debido suponer para Jorge Javier. Tú le conoces bien.
Ha sido un palo muy duro. Además, piensa que en Cuentos Chinos estaba gran parte del equipo de Sálvame. Y bueno, pues era esa ilusión, después de ese duelo tan difícil que tienes que hacer al despedirte de un programa como Sálvame, con el peso que ha tenido en nuestras vidas dentro y fuera de la tele…. Pues claro. Cuando tú haces algo con tanta ilusión y no sale bien, evidentemente, pues es un palo. Además, el propio Jorge Javier yo creo que lo ha descrito de una manera súper bonita y muy real, que es que te quedas con la pena de no haber encontrado la llave de la complicidad. Y es que eso es así. O sea, la tele al final es que no siempre surge la magia. Lo difícil es encontrar un formato que funcione. Lo difícil es encontrar un formato que funcione 14 años como ha hecho Sálvame.
Desde luego es una putada para todo el equipo, del primero al último. Pero somos titiriteros. Nuestro trabajo es así de complicado, como el de muchas otras profesiones que tienen que ver con el arte también y con el entretenimiento. Somos titiriteros que ponemos la lona y a veces el pueblo viene a vernos o no, y si no vienen a vernos, pues tenemos que recoger la lona e irnos a otro pueblo.
Es difícil que vuelva a existir un programa que iguale a Sálvame en la rebeldía, en lo canalla o en la espontaneidad, ¿no?
Desde el momento en el que se pone en negro sobre blanco un código ético que a mí me parece que es directamente censura... Pero bueno, en las empresas privadas cada uno pone sus normas. Ahí al final también hay que tener esa libertad de que cada uno ejerza la profesión como quiera y como pueda. No sé si es irrepetible o no un programa como Sálvame, pero bueno, por suerte nos queda ahora mismo Netflix, que hay muchísimas ganas. Tengo información directa y creo que va a ser una fantasía absoluta para los fans de Sálvame. Prontito se van a estrenar ya los primeros capítulos y yo estoy deseando que se estrenen para ver si se puede hacer un visionado con ellos y con Valdeperas. Al final siempre nos quedarán las plataformas que apuestan también por un contenido tan loco, tan gamberro, tan al límite como este, con esos ocho personajes que se han llevado a Miami.
Lo mismo si hay otra temporada te puedes ir de viaje con ellos...
Ya lo veo complicado eso. Eso ya lo veo complicado. A mí me ofrecieron dirigir junto a David Valdeperas esta aventura de Netflix y yo la rechacé, pero la rechacé con la coherencia de una persona que llevaba ya haciendo un duelo tras haber salido de Sálvame. O sea, yo nunca podré salir del ecosistema de Sálvame porque está dentro de mí y forma parte de mí. Pero profesionalmente yo estoy en otra pantalla. Estoy en otra pantalla y eso no es ni mejor ni peor, ni es hacer de menos a nadie, en absoluto. Yo no sé si todo el mundo lo ha entendido, pero realmente creo que quien me conoce también sabe que que yo por lo menos intento ser coherente y honesta conmigo misma. Profesionalmente hubiese sido una oportunidad de trabajar en un formato que además se va a ver a nivel mundial, pero yo sentía que ese ya no era mi sitio. Entonces... Cuando ya has tomado la decisión de cerrar una puerta, ¿para qué volver a abrirla? ¿A qué me lleva? Y bueno, a día de hoy, si hay una segunda temporada, creo que tampoco es mi sitio. Como espectadora, seré la número uno.
¿Has cogido ya el teléfono para hacer propuestas?
Yo estoy con el teléfono ya en la mano para proponer muchas cosas. Además hay otra cosa que estoy disfrutando mucho, que no he disfrutado casi nunca y es algo que es la ‘Slow TV’, la televisión más lenta, a cocción lenta. Por ejemplo, hacer un documental. Los documentales en los que he trabajado yo han sido documentales a contrarreloj, en los que he ha estado incluso madrugadas enteras sentada delante de un ordenador escribiendo un guion y haciendo una ‘Fast TV’ que se lleva por delante todo, tu vida privada, tu salud… Y entonces ahora me gustaría también probar ese otro lado. Ese otro lado que es hacer las cosas a baja temperatura para que salgan más tiernas. Aspiro a hacer una tele en la que disfrute y no sufra.