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Un nuevo estudio pide estar atento a un detalle a la hora de comunicarte con tu perro

Un nuevo estudio pide estar atento a un detalle a la hora de comunicarte con tu perro

No solo hay que fijarse en cómo mueve la cola.

Un perro junto a su dueñoGetty Images

Los dueños saben, en general, lo que quiere su perro en cada momento. Si ladra de tal forma o hace esto es que ahora mismo quiere comida, si está dando vueltas y persiguiéndome yendo hacia la puerta es que quiere salir a la calle o si no deja de mover la cola y perseguirme con su juguete favorito, quiere jugar.

Sin embargo, hay muchos más gestos que pasamos por alto con los que el animal quiere comunicarnos sus emociones y sentimientos. Investigadores de las universidades de Lincoln y Leipzig realizaron un experimento con 447 participantes de entre 16 y 75 años a los que mostraron vídeos de perros con distintas emociones tanto primarias como la ira, la felicidad y el miedo, como secundarias como la frustración, la ansiedad por separación o la expectativa e recibir una recompensa.

En los vídeos se les pedía analizar tanto el lenguaje corporal completo (posición del cuerpo, movimiento de la cola o las patas) como la expresión facial. Los resultados, publicados en Applied Animal Behavior Science, mostraron que los participantes no eran capaces de identificar las emociones tanto con la expresión facial como con el cuerpo completo.

"Los participantes fueron, de media, más precisos a la hora de reconocer la felicidad, el miedo, la tristeza y el dolor cuando podían ver todo el cuerpo del perro. Por otro lado, la ira y la sorpresa se reconocieron con mayor precisión a partir de las expresiones faciales", señala la investigación.

Además, se recogieron algunas confusiones a raíz de las expresiones faciales como miedo y alegría. El estudio también tuvo en cuenta diversas variables como la experiencia de los participantes con mascotas o si se trataba de profesionales que trataran con perros.

Sin embargo, en ambos casos se puso de manifiesto la importancia del contexto, de fijarse en el estado y gestos generales del perro ya que incluso en los dueños experimentados podría haber puntos no identificados.

En líneas generales, la investigación mostró que los participantes eran capaces de identificar el estado general del animal, pero no siempre las emociones concretas. "Esto es similar a cómo los humanos procesan las emociones en otras especies, centrándose en categorías emocionales amplias en lugar de detalles finos. Si bien este enfoque podría funcionar bien en las interacciones cotidianas, resalta los límites de nuestro radar emocional cuando se trata de nuestros amigos de cuatro patas", señalan los investigadores.

La conclusión principal que extraen del estudio es la importancia de conocer las expresiones del perro a nivel global, es decir, su cuerpo, la posición, el movimiento, los movimientos de la cola o la posición de la misma, la expresión facial o si ladra o gruñe para conocer qué emoción transmite y no fijarse únicamente en un parámetro.