Transmite 4 enfermedades y es uno de los roedores más grandes: el animal que pone en jaque el ecosistema español
Su presencia en el norte de España está provocando importantes desequilibrios en los ecosistemas.
Aunque hasta hace unos años era poco común encontrarse con uno de ellos, en la actualidad están colonizando amplias zonas del norte de España. Su nombre es coipo (Myocastor coypus), y aunque por su apariencia podría confundirse con un castor, e incluso con una nutria, sus características son muy distintas.
Se trata de un roedor originario de Sudamérica -principalmente de Argentina, Uruguay y Chile-, y cuyos atributos físicos son realmente llamativos, especialmente en nuestro país, donde hasta hace muy poco tiempo, prácticamente nadie conocía su existencia.
Pero la situación ha cambiado, y actualmente, esta especie parece haber encontrado un hábitat y condiciones favorables en Cataluña, donde campa a sus anchas en numerosos lugares, sobre todo acuáticos, y cuyo impacto en los ecosistemas está siendo muy negativo. Aunque también ha comenzado a extenderse en zonas de Navarra.
Para explicar su presencia en Europa hay que retroceder hasta la década de los 70, cuando fue trasladado desde Sudamérica hasta el Viejo Continente debido a su pelaje y particular apariencia, que llamó la atención de coleccionistas, y comenzaron a solicitarlo.
Entre sus características físicas destaca su cuerpo cilíndrico cubierto por un pelaje denso y una cola escamosa, que le permiten vivir tanto en zonas terrestres como acuáticas -principalmente humedales, ríos y pantanos-. De hecho es considerado como un animal con unas aptitudes nadadores muy elevadas gracias a sus membranas natatorias.
Por otro lado, también destaca su capacidad para crear madrigueras, favoreciendo la expansión de su espacie en numerosos y diversos hábitats, además de contar con una fascinante facilidad para reproducirse, ya que puede dar a luz entre cinco y siete crías al año.
Desequilibrios y propagación de enfermedades
Pero todas estas características y ventajas con las que cuentan también esconden un lado negativo, como es el impacto negativo que está produciéndose en los ecosistemas catalanes, ya que el coipo es una especie invasora que amenaza a la fauna nativa, principalmente en entorno acuáticos.
Esto se debe a su alimentación, que principalmente se centra en plantas acuáticas, lo que altera de forma rápida los humedales, condicionando así a las aves y peces que viven y dependen de estos hábitats.
Pero hay más, ya que se trata de una especia con gran capacidad para propagar enfermedades y parásitos que atentan directamente contra la fauna local, provocando desequilibrios en los ecosistemas y entornos naturales.