El pez monstruoso que dominará los ríos de España

El pez monstruoso que dominará los ríos de España

Fue introducido en España en el año 1974 por un biólogo y pescador aficionado alemán.

Un siluro, en una imagen de archivoThorpeland Photography / Getty Images

Roland Lorkowsky. Ese es el nombre del responsable de que un pez monstruoso, el siluro, llegara a España en el año 1974 para, quizás, acabar dominando gran parte de los ríos de nuestro país.

Lorkowsky, biólogo y pescador aficionado alemán, introdujo 32 alevines de ese pez en Ribarroja de Ebro (a orillas del embalse aragonés de Mequinenza) con el objetivo de que esta especie se expandiera y poder pescarla.

El resultado de esa imprudencia es que la biodiversidad de los ríos españoles se encuentre en estos momentos seriamente amenazada por esta especie invasora. En declaraciones a Diario Sur, el catedrático de zoología de la Universidad de Córdoba Carlos Fernández Delgado ha alertado de que “el siluro es una bomba de relojería ecológica”.

En ese sentido, el experto ha expresado que, ante la presencia del siluro en España, “no sé cómo van a evolucionar nuestros ríos, pero en poco tiempo su riqueza ecológica va a desaparecer”.

El siluro puede ser definido como todo un monstruo de río, así lo demuestra su capacidad para llegar a medir más de dos metros de longitud y pesar más de 100 kilos.

Come diariamente el equivalente al 5% de su peso

Más allá de esas cifras, la voracidad de este pez es otra característica que le convierte en monstruoso. Esta especie invasora se alimenta principalmente de otros peces y de carroña, pero también es capaz de devorar aves acuáticas e incluso roedores. Además, cada día come el equivalente al 5% de su peso, por lo que, tal y como destaca el catedrático de zoología, “1.000 siluros, al cabo de un año, son más de 700 toneladas de biomasa exterminadas”.

Otro de los elementos que supone una gran amenaza es su efectividad reproductiva. A diferencia de otras especies, el macho cuida a sus crías. “Normalmente, un pez deposita los huevos, los machos los fecundan y luego se olvidan de la puesta, por lo que quedan al albur de otros depredadores. El siluro no actúa así. Hace un nido y luego el macho se queda vigilando la puesta hasta que los huevos eclosionan y las crías comienzan a nadar”, ha explicado Carlos Fernández Delgado al mencionado medio de comunicación.

Esta conducta es una de las claves de que el siluro pueda hacerse el gran dominador de los ríos, ya que las hembras, a lo largo de sus 40 años de vida, pueden llegar a poner 30.000 huevos.

La acción humana

No obstante, esta preocupante situación en los ríos españoles no se habría dado sin la acción humana. Y no solo nos referimos a la de Roland Lorkowsky, también a la de otros aficionados a la pesca recreativa que han imitado al biólogo alemán y han introducido al siluro en zonas a las que no habría llegado por sus propios medios.

“Hemos visto que el siluro ha llegado a lugares en los que su presencia era imposible si hubiera seguido la ruta normal de colonización a través de los ríos. Por ejemplo, detrás de las presas de los embalses, un obstáculo que ningún pez puede salvar. Si el siluro ha llegado allí es a causa de la acción del hombre”, ha lamentado el experto.