Estas son las especies invasoras más peligrosas de España: qué daño hacen y cómo se combaten
Es la segunda causa de pérdida de biodiversidad del planeta.
¿Qué puede tener de malo que haya un nuevo tipo de visón correteando por España? ¿Y que se hayan asentado esas cotorras brillantes, verdes, argentinas las llaman, tan simpáticas? ¿Acaso es un problema que haya peces desconocidos en nuestros ríos y los aficionados a la caña tengan así más opciones de diversión, por ejemplo, con los enormes siluros?
Sí, un quebradero de cabeza, y monumental, el que generan las llamadas especies exóticas invasoras, que llegan de fuera, introducidas de forma artificial, a propósito o por accidente y que, pasado el tiempo, consiguen adaptarse al medio y colonizarlo. Se hacen fuertes y desplazan todo lo que encuentran a su paso. Se deshacen de la competencia y se adueñan del terreno.
Ellas son la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el mundo -la primera es el deterioro de los hábitats- y en nuestro país están poniendo en jaque especies autóctonas (únicas, que no existen en otro lugar), que no han tenido que evolucionar, no pueden competir y acaban en peligro de extinción o desaparecidas. Eso, sin contar con el daño económico que supone combatir la amenaza que viene de fuera, que se calcula en unos 12.500 millones de euros anuales en toda la Unión Europea, donde se estima que una de cada tres especies está en peligro crítico de extinción por esta creciente amenaza.
Como explican en Nobanis (The European Network on Invasive Alien Species), las principales vías de introducción de estas especies de flora y fauna son el transporte en general, con las incrustraciones en los bajos de los barcos, su presencia en aguas de lastre -las que usan estas naves para equilibrarse, que se recogen en el lugar de partida y se tiran en el de llegada-, la apertura de canales, las sueltas ilegales, el comercio de mascotas (animales traídos de cualquier rincón del mundo que se sueltan, se escapan o se abandonan tras el entusiasmo inicial), la acuicultura, las pieles, la caza y la pesca y también la jardinería.
Laura Moreno, portavoz del programa de especies protegidas de WWF España, pone algunos ejemplos de lo fácil que es mover especies de un lado a otro y generar un problema. "Hace unos años nos llegó el picudo rojo, sobre todo a la zona de Levante. Se estaban levantando muchas urbanizaciones y se necesitaban palmeras, así que por abaratar costes se importaron muy, muy baratas, sin certificado alguno, desde Egipto. Venían infectadas, allí este insecto es común, pero aquí no. Se extendió pronto y afectó incluso al palmeral de Elche, que es Patrimonio de la Humanidad".
A veces, la mezcla puede hacerse incluso en entornos más próximos, relata, como en Baleares, hasta donde han llegado serpientes propias de la Península Ibérica, como las de herradura o de escalera, escondidas en las raíces de unos olivos centenarios llevados a las islas (que son, junto a los ecosistemas acuáticos, especialmente sensibles a las especies invasoras). "Nuestras propias serpientes de la península no deberían estar en Baleares. No es algo intencional, pero el efecto en cadena que pueden causar tiene que hacernos abrir los ojos y estar más atentos", señala.
Un impacto silencioso
WWF sitúa entre las especies invasoras más problemáticas en España a la tortuga de Florida, la rana toro, las cotorras argentina y de Kramer, el mapache, el cangrejo rojo, el siluro, el alburno, la gambusia, la truca arcoíris, la avispa asiática o el mosquito tigre, el ailanto, el camalote, la caña, la azolla, el plumero...
Moreno destaca el caso del visón americano, paradigmático por su entrada, su expansión y los problemas para frenarlo. "Entró a través de las granjas peleteras, lo trajeron para hacer abrigos de piel y a raíz de escapes, tanto intencionados como por negligencias y accidentes, ha llegado a colonizar el medio natural, colonizando más de la cuarta parte del territorio peninsular", explica. Su capacidad de adaptación es "extrema", hasta el punto de que se ha hecho fuerte afectando a medio centenar de especies de nuestra fauna local, como el desmán ibérico, el cormorán, la rata de agua... A quien más daño hace es al visón europeo, del que se estima que quedan menos de 500 ejemplares y que tiene por delante una vida de entre cinco y siete años, incapaz de competir con el americano. "Hoy es el carnívoro más amenazado ahora de toda Europa y en España aún tiene uno de sus últimos reductos. El año pasado el Ministerio de Medio Ambiente lo declaró en situación crítica y ha desaparecido de más del 90% de su área de distribución original en Europa. El americano se reproduce mucho mejor y coloniza todos los cauces fluviales. Es difícil de batir", añade.
Sólo en la batalla contra el visón americano se llevan ya invertidos más de 16 millones de euros de dinero público. Y no es la cifra más alta. Aunque no hay una estimación global del impacto económico de este fenómeno en España, hay datos parciales que dan cuenta del agujero que generan. Por ejemplo, en la pelea contra el jacinto de agua o camalote -que se encuentra en la cuenca de los ríos, sobre todo del Guadiana- se han invertido ya más de 24 millones de euros; hay que revisar su situación todos los años, porque crece muy rápido y acaba por invadir dichos cauces y complicar la navegación.
En el caso del mejillón cebra -una auténtica plaga en el Ebro-, se invierten unos dos millones de euros anuales en su control, que se lleva aplicando de forma intensa desde 2002. "Haz la cuenta, mucho dinero", resume Moreno. "Es un daño silencioso, que a veces no trasciende, del que quizá los ciudadanos saben poco, pero que es intenso y ha venido para quedarse si no actuamos", insiste.
Las especies que más se están persiguiendo son aquellas que, incluso por encima del perjuicio ambiental, están dando quebraderos de cabeza a la economía de las regiones donde se hace fuerte. En el caso de este último molusco se ve claro: las administraciones llevan más de una década actuando en serio porque "coloniza totalmente las tuberías, genera impactos muy graves en sistemas de refrigeración de fábricas e incluso de centrales nucleares". Cuando el bolsillo está en juego, es más fácil lograr movimiento.
Se aprueba la ley para no erradicar las especies invasoras
Pese a la complejidad y volumen de la amenaza, España ha sabido dotarse de una legislación notable para atajar el problema de las especies invasoras. Ha estado a la cabeza del desarrollo normativo de la UE e incluso se le adelantó al aprobar en 2011 un real decreto que vino acompañado de un catálogo de especies potencialmente invasoras. Se hizo entonces una lista de más de 200 especies que ya estaban en España, haciéndose con el terreno.
"Lo bueno -dice la técnico de WWF- era que tenía un enfoque muy preventivo, permitía trabajar en las especies de forma eficaz, antes de que supusieran un problema. Pero ese real decreto fue modificado en 2013 y ya no existe ese listado previsor, sólo el catálogo. Es un inconveniente importante, porque cada día aparece algún nombre nuevo pero, hasta que no se demuestra su impacto, no se suele listar, así que ahora actuamos de forma reactiva", se duele.
Sí, toca hablar en pasado de una ordenación que era buena y estaba dando resultado. A ello hay que sumar las "lagunas" que arrastra la normativa. Así, aunque se pretende controlar el comercio, el transporte y la suelta de estas especies en el medio natural, hay excepciones, "muchas". "Hay mucha gente interesada en la pesca deportiva y por eso se dan permisos y se siguen soltando especies invasoras en los ríos y lagos, y lo mismo pasa con el cangrejo rojo en la zona de Isla Mayor y Doñana, donde es un gran negocio pese a que está acabando con el cangrejo de río local, o los visones, aún se sigue permitiendo el americano para el comercio peletero, cuando en otros países europeos eso se ha vetado tanto por protección animal, por los abusos a que se sometía a esos ejemplares, como por su impacto", ejemplifica la especialista.
En Nobanis remarcan que es "esencial, troncal" que haya una legislación seria, una "proactividad" de las distintas administraciones, "mucha coordinación" a nivel europeo incluso y "prevención intensa" para que el fenómeno no vaya a más. Por eso animan a España a no abandonar "un camino que era referencia".
Sin embargo, pese a los consejos de los expertos, este lunes 16 de abril el Congreso de los Diputados ha aprobado la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad que fija excepciones para poder cazar y pescar especies exóticas invasoras, con el voto a favor de PP, Ciudadanos, PNV y PDeCAT, los votos en contra de Unidos Podemos, Compromís y ERC y la abstención del PSOE. El texto iniciará ahora su trámite en el Senado.
Las ONG ambientales han denunciado la "irresponsable" e "insólita" unión de PP, PdeCat, Cs y PNV que, "saltándose una sentencia" del Tribunal Supremo, han aprobado una reforma para frenar la erradicación de las especies exóticas invasoras en contra del criterio científico. En caso de aprobarse definitivamente la modificación legislativa, las ONG estudiarán solicitar al Tribunal Supremo que eleve la situación al Tribunal Constitucional.
Las organizaciones WWF, Ríos con Vida, SEO/BirdLife, Greenpeace, Ecologistas en Acción y Amigos de la Tierra consideran que esto es un "paso atrás" en la conservación de la naturaleza y advierten de que desatender el problema de las especies exóticas invasoras tendrá un impacto sobre el contribuyente puesto que se calcula que estas especies generan unos costes en torno a los 12.000 millones de euros anuales en la Unión Europea.
Estas ONG han expresado su 'sorpresa' ante la 'insólita unión' en el actual contexto político y lamenta que los diputados hayan ignorado el consenso científico en la materia -17 sociedad científicas y 600 investigadores se han expresado en contra de la reforma- y a los técnicos de conservación, máxime cuando han escuchado, en comparecencias en sede parlamentaria, los argumentos de ambos.
Aún más sorpresa les causa que fuerzas políticas antagónicas hayan optado por la opción de reforma más severa con la conservación de la naturaleza, precisamente la que propuso el PP en primera instancia.
Asimismo, ven 'extremadamente grave' que se haya tramitado una reforma de la ley para saltarse una sentencia del Tribunal Supremo que anteponía la conservación del Patrimonio Natural común de todos los españoles a intereses particulares de los aficionados a la pesca y a la caza (ya en 2013, los populares, cuando modificaron el decreto, quisieron dejar fuera a la carpa común, las truchas arcoíris, el cangrejo rojo o el arruí, pero el Tribunal Supremo revirtió esos cambios en 2016. Su fallo impidió las sueltas en los ríos y obligó a matar a los ejemplares que se capturen, además de determinadas comercializaciones)
¿Y qué podemos hacer?
Más allá de las leyes, de las administraciones, de los expertos, está lo que cualquier ciudadano puede hacer para evitar que el problema vaya a más. Lo primero es estar informados, conocer bien la flora y la fauna local para detectar cuándo se está ante algo extraño, foráneo. No hay que llevar un diario de campo ni ser biólogo, pero sí leer e interesarse un poco, por ejemplo, cuando se trabajan las macetas o el jardín: no hay que plantar especies que no se conozcan, que tengan un origen exótico poco claro, ni traer semillas de un viaje sin tener conocimiento de qué son (y lo que pueden llevar ocultos, como los olivos de Baleares o las palmeras egipcias).
A la hora de tener mascotas, hay que ser "responsables y conscientes". Un animal es para siempre, no se abandona porque sí. Por eso también hay que estar informado sobre las especies que se compran, muchas de las cuales a veces no están ni adaptadas a nuestro clima. Aunque no sean necesariamente invasoras, algunas especies son poco recomendables como mascotas o pueden luego hacer daño. Los agricultores saben bien el daño de las nuevas cotorras. "Antes de comprar cualquier animal, saber qué se hace y, a ser posible, adoptar antes, que hay muchos perros y gatos abandonados", recuerda Laura Moreno, quien denuncia que incluso estas pasadas Navidades se han detectado hasta juguetes con pequeños crustáceos, "que en un entorno cerrado no dan problemas, pero si te cansas y los tiras por el desagüe pueden terminar en el medio natural y generando problemas".
Y también hay que informar a las administraciones cuando se detecte un casos sospechoso, porque detectarlas pronto sirve para dar la voz de alarma y poder actuar cuanto antes. Un caso paradigmático es el de las redes creadas para frenar al mosquito tigre, sobre todo en Levante, "que la gente le afecta porque es un vector de enfermedades tropicales". Ya ha habido casos sueltos de picaduras, no gran cosa, pero se ha corrido la voz y se sabe que la picadura es molesta, así que se han hecho aplicaciones y la gente se ha implicado.
A todo ello hay que sumarle mucha concienciación. "Esta pelea depende mucho del conocimiento, la conciencia y la preocupación. Cuanto más sepamos, mejor controlaremos a estas especies".