Esta es la diferencia entre los excrementos de erizo y los de rata

Esta es la diferencia entre los excrementos de erizo y los de rata

La diferencia está en los pequeños detalles. 

Excrementos de rataGetty Images

A veces pueden aparecen en nuestro jardín pequeños excrementos cuyo origen puede resultar desconocido. Puede que sea la prueba del paso de un erizo, o, por el contrario, quizás se trate de un roedor. 

Sea del animal que sea, distinguir bien la procedencia de estas heces resulta fundamental para ver si nuestro hogar posee una plaga de ratas o debemos despreocuparnos. 

​¿Qué diferencias hay entre los excrementos de los roedores y de los erizos?

Mientras las heces de los erizos suelen medir de 3 a 6 cm de largo y tienen forma cilíndrica, los excrementos de rata son mucho más pequeños, de 1 a 2 cm de largo, y tienen una forma más ovalada. Además, las de erizo suelen ser de un color más brillante y suelen tener insectos a su alrededor. 

La consistencia también es un aspecto clave para poder distinguir el origen de estas "huellas", en el caso de los erizos suelen ser mucho más firmes, mientras que las de las ratas varían según la dieta. Además, las ratas dejan sus heces en montones, por el contrario, las de los erizos suelen dispersarse.

Medidas para hacer frente a los roedores

En caso de hallar excrementos en el jardín coincidentes con los de las ratas, lo recomendable es que se actúe con la mayor rapidez posible. Existen algunos dispositivos que permiten su captura de forma respetuosa, emitiendo sonidos que no son detectables para los humanos, pero que las ratas detestan. 

Otro consejo es evitar dejar alimentos a su alcance, cubriendo los montones de abono y limpiando las frutas caídas del jardín. Si el problema persiste, lo mejor es contratar a un experto que pueda llevar a cabo alguna solución efectiva. 

¿Y si pertenecen a un erizo?

En este supuesto, su rastro suele ser un buen indicativo. Esto es debido a que favorecer a controlar las plagas y ayudan a la biodiversidad. Al tratarse de animales solitarios y tranquilos, no suelen causar ningún daño en las plantas o las construcciones, por lo que su aparición es una señal de un ecosistema saludable. 

Para ayudar a estos pequeños animales se les pueden ofrecer refugio como montones de hojas o lugares especiales para los erizos. Lo único que no se recomienda es no tocar las heces sin protección, ya que pueden tener parásitos.