Descubren que una de las especies más antiguas desafía a la vida y evoluciona hacia atrás
Un estudio de Harvard revela qué especie, con más de 360 millones de años, pone en duda la idea de que la evolución siempre avanza hacia una mayor complejidad.
La evolución no es un camino recto. Ni mucho menos. Durante mucho tiempo se asumió que todas las especies van evolucionando hacia formas más complejas y sofisticadas. Sin embargo, un hallazgo de dos investigadores de la Universidad de Harvard, Jacob Suissa y Makaleh Smigh, demuestra que algunos organismos, como pueden ser los helechos, son capaces de "evolucionar hacia atrás", adaptándose al entorno con soluciones simples.
Los helechos, testigos vivientes de al menos 360 millones de años de historia de la Tierra, han sobrevivido a todo tipo de cambios en el planeta. Pero no solo los han superado: un estudio demuestra que estas plantas pueden revertir procesos evolutivos previamente considerados irreversibles. Para alcanzar esta conclusión, el equipo de investigadores ha analizado los de la familia Blechnaceae, identificando aquellos casos en los que pasaron de un estado evolutivo más complejo (dimorfismo) a uno más simple (monomorfismo).
El dimorfismo, explica La República, implica que algunas funciones, como la fotosíntesis o la producción de esporas, se realizan en hojas distintas, una acción que requiere de una estructura más compleja. En cambio, el monomorfismo combina ambas funciones en una única hoja de la planta. De acuerdo con las teorías más tradicionales, como la Ley de Dollo, que un organismo sea capaz de alcanzar un estado más complejo, este debería ser un punto sin retorno. Pero este tipo de helechos han demostrado todo lo contrario.
"Los caminos evolutivos son más bien como redes enredadas, con algunas ramas que divergen, otras que convergen y algunas incluso vuelven sobre sí mismas", ha explicado Jacob Suissa en un artículo publicado en The Conversation. En un mundo marcado por el cambio climático, este descubrimiento aporta pistas cruciales sobre qué especies tienen una mayor capacidad de adaptación y, también, desafía la visión simplista de la evolución como un proceso lineal y una meta definida.
Los cambios ambientales no siempre premian la complejidad; a veces, las soluciones más básicas son las más efectivas. Un ejemplo claro es el impacto que tuvo el asteroide que acabó con la existencia de los dinosaurios hace 66 millones de años. Ese evento dio a los mamíferos la oportunidad de diversificarse y explorar nuevas vías evolutivas. De manera similar, los helechos muestran que la adaptación puede moverse en cualquier dirección, dependiendo de las necesidades del momento.
“La clave no está en avanzar siempre hacia la complejidad, sino en adaptarse al entorno de la manera más eficiente posible”, concluye Suissa. Y así, estas plantas milenarias siguen enseñándonos lecciones sobre resistencia: las especies menos dependientes de estructuras complejas están mejor preparadas para vivir a un entorno en transformación.