Crisis ante el avance de la plaga mortal para perros por la reducción de sus depredadores naturales
El reducción drástica de otros animales, como las lagartijas, está provocando el alarmante incremento de las orugas procesionarias.
La naturaleza funciona en cadena, ya lo sabemos. Y la desaparición de la cantidad suficiente de depredadores de algunas especies hace que el se altere el equilibrio de los ecosistemas y el equilibrio natural. Es lo que está pasando con el aumento de la oruga procesionaria en muchas partes de España y en otros países de Europa.
Por ejemplo, cuando más serpientes hay, menos lagartijas, que son las depredadoras naturales de las larvas de la procesionaria. Este lepidóptero, que anida en las copas de los árboles en los meses de diciembre y febrero, baja al suelo para enterrarse. Allí, se convierten primero en larva, después en crisálida y, alrededor de mayo (aunque cada vez lo hace antes) eclosionan para convertirse en mariposas. Y es en esos casi tres meses que permanecen el suelo cuando suelen ser devoradas por sus depredadores, como las lagartijas.
Una de las zonas muy afectados por este fenómeno son las Islas Baleares. El jefe del servicio de Sanidad Forestal de la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Natural de Gobierno Balear, Luis Núñez, ha explicado que “los mapas de capturas de mariposas de la procesionaria coinciden claramente con las zonas de mayor incidencia de serpientes en estas islas”.
Para intentar atajar este problema, por ejemplo, esta consejería anunció ya el año pasado una inversión de nueve millones de euros para realizar las campañas de fumigación durante cuatro años.
La forma de hacer es usando pesticida y combinándolo con el control de la población de las mariposas macho de las orugas mediante el uso de trampas de feromonas y la eliminación física de los nidos de procesionaria mediante su corte o con el uso de escopetas.