Por qué acariciar la cabeza a un perro no es precisamente la mejor de las ideas
Para saber cuál es su favorita, basta con atender a su lenguaje corporal.
Son el mejor amigo del hombre. En muchos hogares están considerados un miembro más de la familia. Y en otros tantos son cuidados, incluso, mejor que otros de los convivientes humanos que hay en la casa. Son los perros.
Se acercan a sus dueños en busca de un rato de juegos, para acompañarlos si están tristes o de peor humor que de costumbre, así como para buscar un rato repleto de caricias. Sin embargo, no todas las reciben de buen gusto.
Así ocurre con las caricias de las patas, la cola o la cabeza. Según el blog dedicado a mascotas Pettsie, nuestros peludos prefieren que nadie les acaricie esas tres partes de su cuerpo.
En el caso de la cola, porque es el elemento que tienen para comunicarse con otros de su especie. La cabeza, por temor a que la persona que se los acerque, se equivoque y les toquen los ojos o la nariz.
Mientras que el motivo que tienen para preferir que nadie los acaricie las patas tiene más que ver con que son su vía de escape, en caso de sentirse en peligro.
En cualquier caso, más allá de estas tres "zonas prohibidas", el ya citado blog afirma que una buena sesión de caricias a los perretes, sobre todo en los lugares en los que ellos prefieren —que se puede conocer atendiendo a su lenguaje corporal—, puede ser beneficioso para reducir sus niveles de estrés.