Adiós a comprar esta verdura en el supermercado: así puedes cultivarla fácilmente en casa
Recomiendan plantarlas en primavera.
Cada cierto tiempo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) lleva a cabo un informe acerca de los residuos de plaguicidas en los alimentos. Para ello, escoge aleatoriamente un total de 12 productos que analiza y de las que extrae sus conclusiones. Para el último texto, hicieron lo propio con lechugas, tomates, espinacas, leche y manzanas, entre otros.
En el caso de las espinacas, pudieron comprobar que, en comparación con los análisis de 2019 y de 2016, la tasa de superación de los límites máximos de este tipo de residuos había descendido. En datos, de las 834 muestras que analizaron, en el 58,9% no encontraron residuos, pero en el 3,36% la concentración excedió el límite.
Una de las formas de evitar el consumo de este tipo de residuos es cultivando en casa las espinacas. Para ello, desde el portal francés Pleinevie, han compartido algunos tips con los que llevar a cabo este plan, bien sea en el huerto o en el jardín de casa.
Insisten en la importancia de trabajar la tierra en profundidad, unos 30 centímetros. Contar con material, como abono, para enriquecerla y plantar las espinacas a uno o dos centímetros de profundidad y dejando bastante espacio entre cada una de las plantas.
Otro consejo que dan desde el portal francés es regar bien la tierra. De esta manera, el suelo se mantendrá húmedo. La mejor época, aseguran, para plantarlo es en primavera, para que alrededor de siete meses después den sus frutos.
Ricas en proteínas, hierro y potasio
Popeye estaba obsesionado con ellas y recurría a ellas para presumir de fuerza. Y no iba del todo desencaminado. Las espinacas resultan de lo más beneficiosas por su valor nutricional, tal y como recoge la Fundación Española de la Nutrición (FEN) en la ficha de este alimento.
"El valor nutritivo de las espinacas radica en su contenido en vitaminas y minerales", aseguran en el texto. Se trata de un alimento que es fuente de folatos, vitamina C y vitamina A y vitamina E. Los primeros contribuyen a la formación de células sanguíneos, mientras que la vitamina C es buena para proteger del daño oxidativo a las células y la A favorece el mantenimiento de las mucosas.