'El soldado asimétrico' y el siglo XX que nos parió
Frente al relativismo nuestro de cada día que nos dan los 'nuevos dioses' y que define la cultura de estos tiempos, hay autores revolviéndose y organizando la resistencia. Intelectuales y artistas que siguen tratando de hacer de este mundo un lugar un poquito mas respirable, o al menos, un poquito menos irrespirable.
Ni los aforismos de 140 caracteres estilo Coelho, ni los memes evocando los manuscritos iluminados del Románico y mucho menos la nueva escritura ideográfica de los emoticones resucitando las culturas mesopotámicas, nos ayudaran a entender la realidad del siglo XXI.
La lectura rápida, digital o no, no nos ayudará a salir indemnes de la bipolaridad y la esquizofrenia, ni de las dualidades o contradicciones en que nos metió el siglo XX.
¿Y la novela? Seguro que sí, especialmente si elegimos bien lo que leemos; pero sobre todo si adoptamos de nuevo una perspectiva ilustrada en nuestra lectura, y que sea esta forma de mirar la que nos ilumine.
Frente al relativismo nuestro de cada día que nos dan los nuevos dioses y que define la cultura de los resignados tiempos que vivimos, hay autoras y autores revolviéndose y organizando la resistencia. Intelectuales y artistas que siguen tratando de hacer de este mundo un lugar un poquito mas respirable, o al menos, un poquito menos irrespirable.
La lectura sosegada de sus textos nos ofrece la posibilidad de evitar sucumbir a la incertidumbre intelectual, moral y emocional al que el relativismo imperante parece condenarnos. Leer sus libros, a ser posible acariciando sus hojas de papel, ayuda a poner en valor el arte útil; otra forma, como lectoras y lectores, de contribuir a un mundo mas habitable.
Este es el caso de El soldado asimétrico, el último trabajo de Antonio Manuel Rodriguez. Hace ya casi cuatro años que Antonio Manuel, activista y doctor en Derecho Civil, escritor, pero sobre todo compañero de vida, me dio a leer su manuscrito del El soldado asimétrico. Me pareció una novela hermosa y valiente; una forma de luchar contra el relativismo moral, reconociendo nuestras propias contradicciones, las de un siglo que dejamos atrás.
Ahora, con gran placer, y ya con mi ejemplar en la mano, quiero felicitar a la Editorial Berenice por la calidad y respeto con la que presenta esta gran obra.
"Mi vida se fue a la mierda el día que lo conocí" dice el protagonista al empezar la novela. Un hombre sin nombre ni pie izquierdo, que renunciará al amor de su vida para salvar la memoria de un poeta-miliciano que simboliza la integridad personal de la que él carece. Una narrativa intensa y entretenida, de frases cortas y cargadas de imágenes; totalmente coherente con el discurso del autor y al que puedes oir al leer sus palabras.
Pero la obra va más allá de la ficción. Novela las memorias de un siglo que se nos fue sin resolver muchas de sus contradicciones, y en particular de un golpe de estado en la España de 1936, del que parece que este país no acaba de recuperarse.
"Todos tus compañeros no tuvieron más huevos que saludar como vulgares mayordomos al generalísimo, con los brazos extendidos y pegados al cuerpo, inclinando levemente la cabeza. Sólo tú mantenías la mano derecha en el bolsillo. Igual que yo. Me temo que los dos íbamos armados. Tenías que matar a Franco. Y yo a ti si lo hacías. Era nuestro deber como soldados y amantes incompatibles."
La guerra, el amor, el siglo XX y la "bipolaridad entre lo que somos y lo que queremos ser o esa tensión entre lo que nunca seremos y lo que tenemos que aceptar que somos" resume la esencia de esta obra; la entusiasta eutopía frente a la resignada "ley de vida", que Antonio Manuel tan hermosamente hilvana.
El soldado asimétrico es una novela necesaria para entendernos en el siglo XXI sin olvidar el siglo XX que nos parió.