Las exportaciones no cubren el coste de importar petróleo
Necesitamos una nueva política energética en la que se impulse la autosuficiencia energética. Reducir el consumo de petróleo debería ser una prioridad para el Gobierno de España. Pero esperar alguna medida energética de este Gobierno guiada por el sentido común parece una utopía.
Según el Ministerio de Economía, el déficit comercial español se ha disparado en el último semestre: el crecimiento de las exportaciones no puede con el coste de las importaciones, y el saldo final es negativo para nuestro país. La estrategia del Gobierno para hacer frente a este déficit pasa por la bajada de los precios reduciendo los costes laborales -salarios más bajos- y provoca consecuencias sociales dramáticas: cada vez hay más personas a las que tener un empleo no les saca de la pobreza.
Frente a esta estrategia suicida, y que está llevando a un aumento imparable de las diferencias sociales, hay otras opciones mucho más interesantes para España. Una de ellas pasa por reducir las importaciones de petróleo y otros combustibles fósiles, la carga importadora más importante para nuestro país, que alcanza los 50.000 millones de euros cada año. En el último semestre, el déficit energético se elevó a 20.229 millones de euros, frente al superávit de 8.426 millones de euros en el comercio no energético. Todo ello teniendo en cuenta que estamos en un escenario de estabilidad de los precios de los hidrocarburos, que podría alterarse en cualquier momento.
Este argumento solo le interesa últimamente al Gobierno para justificar las prospecciones petrolíferas en los mares. Al contrario, esas prospecciones forman parte del mismo problema al que nos aboca la dependencia enfermiza que nuestra sociedad tiene del petróleo. Hay que decirlo claro: ni en los mejores escenarios de las empresas petroleras las prospecciones petrolíferas que se están llevando a cabo en nuestros mares tendrÍan un impacto significativo sobre las importaciones.
Entonces, ¿pueden reducirse en España las importaciones de crudo? La respuesta es que sí puede hacerse. Para ello hace falta, en primer lugar, voluntad política, algo no tan evidente cuando una parte sustancial de los ingresos por consumo de petróleo se va a impuestos.
La reducción de esas importaciones es posible a través de una doble estrategia que pasa, por un lado, por el impulso a la eficiencia energética y, por otro, a las energías renovables. Necesitamos una nueva política energética en la que se impulse la autosuficiencia energética. Pero la autosuficiencia no se alcanzará buscando petróleo, sino impulsando las fuentes renovables como el sol y el viento. Es urgente que esta nueva política energética se ponga en marcha por muchos motivos, no sólo para equilibrar la balanza exterior.
Reducir el consumo de petróleo debería ser una prioridad para el Gobierno de España. Pero esperar alguna medida energética de este Gobierno guiada por el sentido común parece una utopía.