El derrumbe de la ayuda al desarrollo
No nos engañemos: habría dinero para la ayuda si hubiera voluntad política de luchar contra la pobreza. No es la crisis, son la políticas insolidarias. Nuestra renta ha disminuido en un 4% durante los años de crisis, pero la ayuda ha bajado en un 70%.
La historia de la movilización a través de acampadas reivindicativas en España es anterior al 15-M. En el año 1994 decenas de tiendas de campaña se instalaron en el madrileño Paseo de la Castellana en una acampada a favor de que la ayuda al desarrollo de nuestro país alcanzara el 0,7% de nuestro PIB. Aquel movimiento por la solidaridad, impulsado fundamentalmente por las organizaciones de ayuda al desarrollo (ONGD), se repitió durante varios años, y consiguió poner en la agenda política la cuestión de la pobreza y la ayuda.
Hoy nos movilizamos para denunciar las consecuencias entre nuestra gente de las políticas de austeridad, y el aumento de las desigualdades y de la pobreza, precisamente en nuestro país. Los datos son abrumadores: las cifras del paro cabalgan desbocadas, cada vez en más hogares españoles no entra ningún salario, y las diferencias entre ricos y pobres no para de aumentar. El desinterés y el abandono por las políticas sociales es una realidad en España, y afecta igualmente a las políticas de dentro, y a las exteriores.
Según datos de Intermon/Oxfam, España destinaba en 2009 un 0,46% de su riqueza a la cooperación internacional. En pocos años la bajada ha sido brutal, para quedar en un 0,15% en 2012, volviendo a niveles de hace más de veinte años, precisamente cuando comenzaban aquellas acampadas de denuncia. Nuestra renta ha disminuido en un 4% durante los años de crisis, pero la ayuda ha bajado en un 70%.
Como tantas otras cosas, la lucha contra la pobreza dentro y fuera de España es una cuestión de voluntad política. Es lamentable que se utilice la excusa de la crisis para desmantelar también la ayuda al desarrollo, y dejarla a los pies de los caballos. El trabajo comprometido de miles de personas y cientos de organizaciones se está desmantelando por la desaparición de las ayudas. Incluso la Agencia Española de Cooperación ha sufrido un recorte brutal, y las ayudas han caído en junio en un 90%.
No nos engañemos: habría dinero para la ayuda si hubiera voluntad política de luchar contra la pobreza. No es la crisis, son la políticas insolidarias. Han pasado ya veinte años desde que cientos de personas acampaban en la Castellana reclamando que se diera prioridad a la lucha contra la pobreza. Tal vez haya que volver a planteárselo.