Castillos medievales del sur de Gales
Dependiendo de la fuente que consultemos el número de castillos que hay en Gales varía pero las cifras se mueven en torno al medio millar así que si nos encontramos de visita por allí lo raro es no encontrarse con uno. Vamos a proponer una ruta de nueve castillos situados en una línea de 100 kilómetros.
La construcción de castillos es tan antigua como la necesidad del hombre a defenderse, las primigenias empalizadas de madera fueron evolucionando hasta los castillos de piedra que tanto nos fascinan. Sin embargo su construcción nunca fue más intensa que durante la Edad Media. Esta época se inicia con la caída del Imperio Romano de Occidente e introdujo una serie de profundos cambios sociales y económicos provocados por la descomposición del modelo de gobierno centralista imperante hasta entonces. Los núcleos urbanos fueron desarrollándose y con su crecimiento comenzaron las luchas de poder.
Si bien el origen de los castillos era puramente defensivo, también realizaban otras muchas funciones como las de servir de residencia a la nobleza. A partir del siglo XVI los castillos fueron, sin embargo, perdiendo su función militar y cayendo en desuso en favor de villas y mansiones mucho más confortables y baratas de mantener.
Dependiendo de la fuente que consultemos el número de castillos que hay en Gales varía pero las cifras se mueven en torno al medio millar así que si nos encontramos de visita por allí lo raro es no encontrarse con uno. A continuación vamos a proponer una ruta de nueve castillos situados en una línea de algo menos de 100 kilómetros partiendo desde la capital. Ésta no es más que una idea ya que con 500 castillos repartidos por todo el país las posibilidades son innumerables.
Comenzaremos nuestra pequeña aventura en Cardiff cuyo pasado industrial ha dado paso a una ciudad que se reinventa cada día sin perder de vista su historia. Prueba de lo primero es la zona del puerto, totalmente reconvertida, y evidencia de lo segundo son sus galerías victorianas o lo que en este caso nos ocupa, su castillo.
El castillo de Cardiff fue construido en el siglo XI por los normandos sobre una antigua fortificación de la época romana. A lo largo de su historia muchas familias lo han habitado pero fue la familia Bute la que lo remodeló hasta darle su apariencia actual.
Desde la Torre del Homenaje del castillo de Cardiff podemos disfrutar de una magnífica vista del recinto con el Millenium Stadium al fondo.
Sin embargo nuestra visita no sería completa si no entráramos dentro del palacio, un auténtico viaje a un mundo de imaginación.
Detalle del interior del castillo de Cardiff.
A unos 10 kilómetros del primero y dentro del término municipal de Cardiff se encuentra Castell Coch, otro castillo que perteneció a la familia Bute y que fue transformado siguiendo la misma idea de fantasía.
Castell Coch, Cardiff.
Nuestra siguiente parada está 7 kilómetros al norte, se trata de Caerphilly un pueblo célebre por su impresionante castillo del siglo XIII. Estamos frente al castillo más grande de Gran Bretaña después del castillo de Windsor. El proyecto era tan descomunal que sus constructores decidieron abandonarlo en el siglo XV, por lo que nunca llegó a terminarse. Mucho tiempo después, en 1930, la familia Bute comenzó una reforma no exenta de polémica por los profundos cambios que introdujo en el diseño original. En todo caso es espectacular.
Vista de la parte del castillo de Caerphilly construido en el siglo XIII.
Hasta ahora hemos visto tres buenos ejemplos de castillos bien conservados pero no siempre es el caso. Dejamos de mirar al norte para dirigirnos al Este, hasta la ciudad de Newport. Son unos 25 kilómetros de distancia que se hacen más llevaderos si obviamos el paisaje rural y tomamos la autovía M4.
En Newport tenemos las ruinas de un castillo normando del siglo XIV. El área es visitable y su historia tiene cierto interés aunque no queda mucho que ver.
Ruinas del castillo de Newport.
Siguiendo 9 kilómetros hacia el Este abandonamos Newport para llegar a la población de Llanmartin, y buscando mucho (éste no es fácil de encontrar) están las ruinas del castillo de Penhow.
En muchas ocasiones las familias adineradas se instalaban en castillos para dar una imagen de opulencia con objeto de ser aceptadas en ciertos círculos y el castillo de Penhow es un buen ejemplo de ello. Construido en el siglo XIII por los normandos pasó a manos de la familia Morgan de Tredegar en el XV que finalmente lo convirtió en su vivienda.
En primer plano, la construcción del siglo XIII y al fondo, la ampliación del siglo XV.
En la localidad vecina de Penhow (5 kilómetros al Este) tenemos otro magnífico ejemplo de casa-castillo porque de hecho se trata de una vivienda habitada.
Casa-castillo de Penhow.
Lo bueno de este país es que con tantos castillos hay tantos puntos para unir que las distancias entre ellos son muy cortas. A 6 kilómetros de Penhow se encuentra Caldicot. Su castillo también fue construido por los normandos entre los siglos XII y XIII como parte de un plan para controlar el sur de Gales. Como muchos otros fue abandonado y hoy en día es una atracción turística familiar.
Castillo de Caldicot.
Poco a poco nos hemos ido acercando a Inglaterra hasta llegar a la última población antes de la frontera. El castillo de Chepstow data del año 1067, una época de conflicto entre Inglaterra y los reinos del sur de Gales.
Los arquitectos lo levantaron en un tiempo récord como un medio para disuadir de un posible ataque desde el Condado de Gloucestershire. En el siglo XIV llegó la paz a la zona y el castillo perdió su función comenzando un largo y lento declive, no obstante, sigue siendo el orgullo del pueblo.
Lo que queda del castillo de Chepstow.
Vamos a terminar nuestra ruta yendo hacia el norte unos 25 kilómetros para visitar otro castillo colosal por imagen e historia. El castillo de Raglan fue el último gran castillo medieval de Gran Bretaña. Construido entre los siglos XV y XVII su principal función no era defensiva, fue hecho para impresionar, y aun así fue capaz de aguantar un asedio de 13 semanas durante la Guerra Civil Inglesa (1642-1651).
El magnífico conjunto del castillo de Raglan.
Tras la guerra los parlamentarios trataron de destruirlo pero sus muros probaron ser muy resistentes así que finalmente quedó como reserva de material para reparar casas hasta que alguien con visión de futuro pensó que podía venderse como atracción turística. Como dato curioso, dispone de un sistema de bluetooth de modo que si disponemos de un smartphone cada rincón del castillo "literalmente" nos cuenta su historia.
Punto de conexión bluetooth.