Gerard Piqué: póntelo, pónselo
La fotografía con su hijo en una mochila porta bebés, ocupando un asiento delantero en un automóvil, sin cinturón ni silla obligatoria, ha sido trending topic en Twitter y motivo de miles de comentarios sobre su sentido de la responsabilidad por transportar a su hijo sin utilizar los sistemas reglamentarios de retención.
La fotografía del jugador del FC Barcelona Gerard Piqué con su hijo en una mochila porta bebés, ocupando un asiento delantero en un automóvil, conducido por su mujer, sin cinturón ni silla obligatoria, ha sido trending topic en la red Twitter y motivo de miles de comentarios sobre su sentido de la responsabilidad por transportar a su hijo, de apenas unas semanas de edad, sin utilizar los sistemas reglamentarios de retención.
Como en materia de seguridad en el automóvil soy un pecador irredento, no voy a criticar al jugador de fútbol; ni a juzgar si su comportamiento debe de ser castigado con todo el peso de la ley. Dejemos eso en manos de los inquisidores aficionados que tanto abundan en nuestro país, donde los salvadores de almas ocupan todos los espacios imaginables: legislativos, ejecutivos y mediopensionistas.
Pero el incidente sí que nos puede servir para reflexionar sobre las múltiples facetas de los elementos de seguridad, en los automóviles en particular y en los vehículos en general. Un mismo elemento, como el cinturón de seguridad, puede ser de uso obligado en un automóvil (con severas penas si no se utiliza), o simplemente recomendable en un avión, cuando en ambos casos sirven para el mismo cometido.
He escrito en otra ocasión que cuando en algunos estados de USA se implantó la obligatoriedad del uso del casco para los motoristas, se produjo un repunte en la siniestralidad. Otro aspecto chocante, también relacionado con la seguridad, se detectó en Italia no hace muchos años, cuando se verificó estadísticamente que los coches con menos siniestros eran los que no estaban asegurados a todo riesgo. Más de un legislador podría estar tentado de prohibir los seguros ya que, estadísticamente, es fácil demostrar que los conductores con seguro son un colectivo más peligroso que quienes conducen sin él. Y podríamos poner más ejemplos sobre el difícil equilibrio en el que se mueve toda decisión que afecta a la seguridad o al comportamiento de los conductores.
Y volvamos al ejemplo de Piqué. Hace menos de un mes, el Real Automóvil Club de España presentó un excelente trabajo sobre la seguridad de los niños en el coche.
No es el primer trabajo de este tipo que leva a cabo el RACE, que hace años que viene concienciando sobre la necesidad de utilizar sillas de niños adecuadas a su peso y edad; convenientemente homologadas; y ancladas y ajustadas siguiendo unas pautas sencillas pero elementales. También la compañía de seguros Mapfre hace tiempo que trabaja en el estudio de los sistemas de retención infantil, así como otros organismos públicos y privados, españoles y de la mayoría de los países de nuestro entorno. Una preocupación que comparten también los fabricantes de automóviles, que desarrollan sistemas de retención y anclaje cada día más eficientes.
En este estudio del RACE, como en la mayoría de los que conocemos, se pone de manifiesto que el niño (especialmente en edades inferiores a los 4 años) está más protegido si la silla porta bebés se coloca en posición contraria a la marcha; es decir: con el pequeño mirando hacia atrás. Además de los estudios clínicos, parece de sentido común que en caso de impacto, la propia estructura de la silla absorbe la energía del desplazamiento (especialmente la cabeza y cuello). Todos están de acuerdo en que ubicar la silla de espaldas a la marcha es muy recomendable para una mayor seguridad del bebé.
El RACE llevó a cabo dos crash test para confirmarlo. Ambos ensayos llevados a cabo en condiciones similares: mismo coche (un Audi A4 Avant), misma velocidad (64 kilómetros por hora), mismo impacto (frontal, al 40 por ciento contra un objeto rígido) y misma silla y peso del dummy. Las diferencias entre los daños en uno y otro caso fueron concluyentes: recomendar el sentido opuesto a la marcha.
Y ahora entremos en los sin-embargos. Leí hace unos años un estudio llevado a cabo por Volvo en el que decía que, en impactos frontales, no había duda de que la sillita debería colocarse en sentido contrario a la marcha. Mejor incluso en el asiento delantero, siempre que se desconectase el airbag. De hecho, Volvo fue la primera marca que incluyó un sistema que permite desconectar el airbag del pasajero por si se transporta una silla porta bebes. Hoy día, prácticamente todos los coches incorporan esta posibilidad. Pero Volvo ya decía por entonces que no en todos los casos era conveniente colocar la silla en sentido contrario, ya que en caso de un golpe por alcance, los efectos beneficiosos se vuelven perjudiciales y los que eran perjudiciales se vuelven beneficiosos. Recuerdo que aquel estudio decía que en caso de golpe por alcance, la silla del bebé cumplía el mismo cometido que los reposacabezas de los asientos; y que estos, los reposacabezas, tampoco servían de gran cosa en caso de impacto frontal.
Así que ya estamos de nuevo en el terreno de las hipótesis y las decisiones de compromiso. Parece que colocar la silla en un sentido o en otro será mas beneficioso en función del tipo de siniestro. Yo creo (y admito que puedo equivocarme), que quien lleva niños a bordo suele conducir en márgenes de riesgo excepcionalmente bajos y por consiguiente, es más fácil sufrir un percance por alcance que por impacto frontal. Pero eso es algo que deben de calibrar los propios conductores, en función de parámetros que sólo ellos conocen. Lo malo es que alguien confunda la sensata recomendación del RACE o de cualquier otro organismo, con una obligación más que se suma a las muchas que se toman por cuestiones demagógicas, políticas, recaudatorias o vaya usted a saber por qué intereses inconfesables.