Sí, me gusta Eurovisión ¿pasa algo?
Me resulta frustrante tener que explicar cada año por qué me gusta el Festival de Eurovisión, teniendo en cuenta que millones de españoles pasan la mayoría de los domingos por la mañana viendo motitos o cochecitos dando vueltas y vueltas a una pista sin tener que dar explicaciones.
Me resulta frustrante tener que explicar cada año por qué me gusta el Festival de Eurovisión, teniendo en cuenta que millones de españoles pasan la mayoría de los domingos por la mañana viendo motitos o cochecitos dando vueltas y vueltas a una pista sin tener que dar explicaciones (¿no son iguales todas las motos, todas las pistas?). Por no hablar de los que miran cómo se construyen grandes superestructuras de la ingeniería mundial, o los gritos en las cocinas de restaurantes. Y Eurovisión es una vez al año, es inofensivo y simpático. En cualquier caso me gusta Eurovisión porque me recuerda que era de los pocos momentos en los que toda la familia se juntaba delante de la tele, nos acostábamos tarde, y votábamos (sí, también aprendimos lo que era votar). Y porque una oscurísima noche del 74, vi la luz con ABBA. Los que somos como tú y como yo descubrimos que había otro mundo fuera, más brillante. Que podíamos ser otra cosa además de vagos o maleantes.
No voy a hablar de los grandísimos costes del festival en estos tiempos de crisis pero propongo que hagan una estadística entre costes y espectadores por programa. Se llevarían alguna que otra sorpresa. Y además ¿no es ahora su momento? Si disfrutan ustedes de toda la basura que emiten a diario los chorrocientos canales de la TDT aprovechen y hagan ahora lo que algunos hacemos el resto del año: enciendan la tele e insulten, despotriquen, abochórnense. Les aseguro que relaja.
En Eurovisión está lo mejor y lo peor, lo que somos y lo que parecemos, lo que creemos que los demás ven en nosotros, lo que queremos que los demás vean en nosotros. Que España este año mande una canción aburrida, un grupo en decadencia con una cantante de frágil vocecilla y una letra incoherente (¿"Eres esa luz que a través del universo tú me invitas a viajar"?) y una rima de lo más imaginativo ("Y llegas tú, con todo lo que significas tú") dice mucho de nosotros, más de lo que nos gustaría.
Lo mejor es cuando el Festival acaba, España queda por debajo del 15 y los expertos en festivales de Televisión Española se rasgan las vestiduras diciendo lo injusto que ha sido todo, que todo es política y que se votan entre ellos. Pero España suele haber votado a la canción ganadora y de eso no dicen nada. Absolutamente recomendable. Una injusticia fue que Eres tú de Mocedades quedara la segunda, una canción que nos une más que el himno nacional.
Siempre ganan los Países del Este, claro. Porque el Este es muy grande. Para España casi todo es el Este, quitando a Portugal, Francia y Reino Unido. Por eso siempre ganan los del Este últimamente: Noruega, Suecia, Alemania. Azerbaiyán sin embargo sí está al Este, muy al Este. Y Rusia no digamos. ¿Que los países de la extinta Yugoslavia se votan entre ellos? Dennos tiempo y en unos años catalanes, vascos, gallegos y castellanos estaremos dándonos twelve points unos a otros como si no hubiera un mañana.
Si aún no les he convencido, pueden cambiar de canal y ver uno de esos "canales para cuñados" (sí: son los que ven mis cuñados), sobre cómo fragua el hormigón bajo el mar, o cómo comerse una hamburguesa de dos kilos. Pero sepan que eso lo pueden hacer el resto del año. Y si creen que en Eurovisión no hay buena música, oigan lo que presenta Holanda este año: