El viaje de Carla (Antonelli)
Gracias Fernando Olmeda, gracias Carla, gracias Cristina, gracias a tantas que han quedado en el camino, que habéis luchado por nosotros, que ya sabéis qué significan las ítacas, que seguís luchando infatigablemente por todas.
Salía yo del estreno de El viaje de Carla (el documental de Fernando Olmeda sobre la vida de la activista transexual Carla Antonelli), emocionado hasta el tuétano, cuando de camino a casa adelanté a Cristina España (una de las mujeres trans que sale en el documental) y dos amigas. Tras la proyección en la Cineteca del Matadero, en Madrid, dentro de las actividades del lesgaicinemad, Cristina había terminado cantando un fandango de Huelva y quise saludarla. Me cogió del brazo y subí con ellas por el Paseo de las Delicias. Nunca me he sentido más orgulloso de la compañía, nunca más protegido. Sabía que una mirada de Cristina podría congelar el Mediterráneo. Ustedes no saben lo que la gente les dice (ni lo que ellas dicen a la gente). Me puse en su piel. Ojalá mi casa hubiera estado mucho más lejos. Caminar con ellas esos minutos, a la una de la mañana, fue catártico, como viajar en helicóptero sobrevolando la línea de la costa. Me habló de su Huelva natal, de Barcelona, de Violeta la Burra, de Carmen de Mairena, de Paco España, de los bares en los que trabajó. De cuando consiguió que en su DNI pusiera "artista", que era la salvación en épocas oscuras.
En la puerta de mi casa se ofreció a cantarme otro fandango, cuando yo quisiera. Me despedí de ellas. Ya en el ascensor, lloré por cada golpe, por cada vejación, como si los hubiera sufrido yo mismo (pero eso es imposible). Y me alegré de que eso las hubiera hecho tan fuertes. Pensé que si todas las luchas parecen la misma, desde luego no lo son: no es lo mismo desembarcar en Normandía viéndolo desde el puente de mando que ser la primera que pone el pie en la tierra. Y estas mujeres han sido las que recibieron los primeros tiros de la batalla, los cadáveres sobre los que pisamos para subir más alto. Los que critican a las personas trans porque dan mala imagen en el Orgullo son unos valientes: unos valientes hijos de Satanás.
En cuanto al documental sobre Carla Antonelli, la capacidad crítica del que suscribe se ve excedida por las emociones que uno siente al ver el largo viaje ("Cuando emprendas tu viaje a Ítaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias", decía Kavafis) de una de las mujeres a las que más admiro en este país. Su mirada desde la esquina de la calle hacia las ventanas de un hotel de lujo se repetirá en sentido inverso treinta años más tarde, porque Carla no quiere olvidar. Ninguno debemos olvidar. Hay quien ha convertido la política en un modo de vida. Y luego está Carla Antonelli, que ha convertido su modo de vida en política, que vive políticamente.
Gracias Fernando Olmeda, gracias Carla, gracias Cristina, gracias a tantas que han quedado en el camino, que habéis luchado por nosotros, que ya sabéis qué significan las ítacas, que seguís luchando infatigablemente por todas. Y ustedes: no se pierdan el documental y hagan que todo el mundo lo vea (por cierto: las canciones de Alicia Ramos para la banda sonora son sublimes). Que lo vean sus hijos. Que sepan que gracias a estas mujeres y hombres el mundo es mejor, mucho mejor.
Cristina España, que Dios te bendiga y te ayude. Aunque tú te bastas y te sobras solita.
Y a ti Carla ¿qué quieres que te diga? Nada ya. Todo.