'Flako', exatracador de bancos: "El día que vi a mi padre salir con 23 millones de pesetas dije, eso lo tengo que hacer yo"
De Flako no sé su nombre verdadero ni me interesa, pero quise subirlo al 600 de Autoentrevistas nada más conocer su historia. Lo único que sé es que se ha dado cuenta de que los excesos nunca son buenos y de que puede vivir con lo que tiene. Ahora es mileurista.
Fue hasta hace cinco años atracador de bancos, oficio heredado de su padre, 'El Peque', que empezó a practicar con él a los 15 años, por ejemplo dándole el agua (dando avisos de la 'pasma' si se acercaba al banco) a él y su socio. Lo cuenta en su interesantísimo libro, Esa maldita pared.
Cuando le vio sacando de un banco por el subsuelo 23 millones de pesetas él pensó que quería dedicarse a eso. Pero no le fue tan bien aunque se conoce parte del subsuelo de Madrid como la palma de su mano. En 2013 le pillaron robando con sus 'socios' y le cayeron siete años de cárcel. Allí lo primero que hizo fue comprar en el economato folios y un boli y escribió toda la rabia que le salió de dentro. Posteriormente le salió el relato de su vida familiar, de atracos, su relación con las drogas y cómo se dio cuenta de que debía cortarse la coleta. Su hijo tuvo gran parte de (buena) culpa, que no conoció hasta que no recibió su primer permiso en junio de 2016.
Ahora me reconoce en el 600 de Trip Troop, que es un mileurista que "ha ganado lo suficiente para seguir trabajando", como siempre bromea aunque no deja de ser cierto. Lleva cotizados en multitud de trabajos diez años... "Para todo lo que he hecho no está mal", ironiza. Pide perdón a las personas de los bancos que atracó a los que pudo asustar, y se le ve en paz consigo mismo. "Los bancos pueden estar tranquilos", dice, "porque yo ya no voy atracar".
En el documental nominado a los Goya, Apuntes para una película de atracos, gran trabajo del director también Elías León Siminiani, cuenta en una hora y media su modus operandi y cómo fue adaptándose a su nueva vida. No fue fácil, pero Flako es listo y tiene un punto divertido que le hace ver lo positivo de la vida. Esperemos que le dure y sea feliz. Se merece una segunda oportunidad que, en parte, ya está disfrutando.
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