Aunque solo sea un abrazo...
"Privar a los internos de un último contacto físico, aunque sea una caricia o un abrazo de sus familiares o amigos, es poco humanitario y absolutamente evitable por parte del Estado".
Así lo dictaminó un juez y ahora en los CIEs se permitirá un último adiós algo más humanitario.
Me pregunto si se permitirá un abrazo y se podría prohibir la posibilidad de un beso.
La diferencia entre ser y estar en una imagen.
Porque en esta sala sólo se puede estar.
Porque en una jaula no se puede ser.
La oscuridad de un limbo legal.
La ausencia de luz bajo custodia.
La metáfora de una bombilla ausente y enjaulada.
La memoria de las piedras.
La condena de un náufrago.
La huella de un inocente.
La firma de Edmond Dantés.
El eterno y cruel retorno. De las 1.584 personas encarceladas en CIEs en 2013, solo el 46% fueron expulsadas. El resto volvieron a la calle, libres.
Allí, en la calle, pueden ser detenidas de nuevo y pasar 60 días más en el CIE. Si el país de origen no facilita el papeleo, serán liberadas de nuevo, a la calle, a esperar otra detención y 60 días más de condena por una infracción administrativa. Y así podría continuar ad infinitum.
Nota: el bucle está diseñado para clases bajas y medias. El permiso de residencia se puede comprar con 500.000 euros.
Los movimientos vigilados, la vida monitorizada.
La suya, la de los inmigrantes, la de ellos, no la nuestra.
Denuncias de violencia policial, suicidios, expulsiones de testigos clave, huelgas de hambre... pero nadie sabe de los vídeos que inculpen o absuelvan, las cámaras en esos momentos no funcionan, las grabaciones se pierden, la oscuridad lo impregna todo...
Convocar a la prensa y pasearla aborregada por un CIE mientras los internos esperan aislados en el patio es creer en la transparencia informativa de las ruedas de prensa sin preguntas, de las pantallas que sustituyen a presidentes, es pretender transformar lo real en ficticio, el drama en farsa. Es creer que lo que nadie puede ver, no existe.
Nadamos en piscinas porque sabemos de la imposibilidad de tiburones, porque hay antagonistas naturales, o eso queremos creer: monarquía democrática, banca ética, ejército humanitario.
Contradicciones de la vida, ahí está el manual Para una vida de amor auténtica: en el puesto de vigilancia de una cárcel que castiga la ausencia de un papel y niega cualquier posibilidad de reinserción, de perdón, de amor.
Un engendro hilarante de la corrección política, la insensatez de algún burócrata, un concepto revienta-neuronas. ¿Subgrupo viajes? ¿Un reno? En la expulsión forzosa, en estos destierros del siglo XXI no existe lo que entendemos por viajar. Esposar a alguien y arrastrarlo de un lugar a otro implica deportación, traslado, transporte... es más comparable a la devolución de una mercancía defectuosa que a la libertad, el placer y el descubrimiento que implica un viaje.
La misma mente privilegiada ha decidido rebautizar los CIEs como Centros de Estancia Controlada de Extranjeros (CECE). Y así, por arte de palabras, la supresión de libertad en una cárcel donde compartir celda con diez hombres y pedir permiso para orinar a media noche, será una estancia controlada. Como un crucero por el Mediterráneo o una excursión organizada, estancias controladas donde las haya.
Jugar para que el tiempo pase, para que la espera no duela.
Jugar por jugar aun sabiendo que las cartas están marcadas y todo está perdido de antemano.
Alguien ha escrito en el techo sus recuerdos: Fatiha, Bilal, Association Sportive Olympique de Chlef... nombres propios, un club de fútbol, fragmentos de memoria e identidad.
Alguien, además, narra su pasado y declara su intención de futuro, la contundente voluntad que nace de la desolación: "Mejor pasar hambre que volver".
2.752 plazas en toda España (2.346 para hombres y 226 para mujeres, el eslabón más castigado de la cadena). 8 CIEs (5 en la península y 3 en Canarias), 14,3 millones de euros de presupuesto para 2014. Cifras astronómicas (y crecientes) para vallas y control de fronteras...
Mientras tanto, el presupuesto de la AECID ha retrocedido dos décadas y su capacidad para la acción humanitaria ha caído en un 90%.
Políticos y medios de comunicación gozando con cifras, datos y estadísticas... hablando de dinero y olvidando el dolor. Porque el nuevo reglamento de los CIE's olvida la cifra esencial: más de 18.000 personas han muerto intentando llegar a Europa desde 1988. Dieciocho mil.
El Consejo de Ministros ha aprobado un reglamento para el funcionamiento de los CIEs. Alguna mejora, varios retrocesos graves y mucha arbitrariedad en su aplicación, páginas de papel mojado. Y lo más grave, no se abordan los criterios de ingreso y cualquiera sin los documentos en regla puede acabar 60 días en este limbo legal, en la plasmación del racismo institucional que castiga la ausencia de un papel, la alteridad nacional, ese imperante burocrático tan absurdo como aplastante, tan eficaz para manipular y enfrentar a los seres humanos cuando al final, como siempre, lo fundamental es el abrazo.
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[Fotografías: el Centro de Internamiento de Extranjeros de Barcelona durante un safari-tour fotográfico organizado por el Ministerio del Interior en diciembre de 2012. No podemos saber -no nos dejan, no se conceden permisos- si el interior de los CIEs ha cambiado mucho en un año y medio, pero en una época de recortes y desmantelamiento de los servicios públicos, nada parece indicar que así sea.]