El plan de los laboristas para quedarnos en la UE (y reformarla)
Hay que reformar la legislación que empuja a los gobiernos a la privatización de transportes y comunicaciones, o que restringe la propiedad pública. No firmaremos acuerdos comerciales (como el TTIP) que traten de privatizar servicios públicos y que pongan en peligro la protección del consumidor, los estándares medioambientales o la seguridad alimentaria.
Este blog es una versión editada del discurso que dio Jeremy Corbyn sobre la postura del Partido Laborista de permanecer en la UE en el Centro de Investigación y Fabricación Avanzada (AMRC) de la Universidad de Sheffield en Yorkshire, el jueves 16 de junio.
Gracias por invitarme a Yorkshire del Sur. Agradezco el tiempo que han invertido los trabajadores y el apoyo que he recibido por parte de la dirección para poder seguir adelante con esto.
Hablando de los trabajadores, supongo que os alegrasteis al descubrir que hoy tendríais una hora extra de descanso, pero me imagino la decepción que os habéis llevado al enteraros de que esa hora tendríais que escuchar a un político hablar de Europa. Es evidente que todos nos enfrentamos a un referéndum importantísimo la semana que viene. Quiero hablar seriamente sobre ese tema y quiero dejar claras algunas de las ideas que el Partido Laborista tiene sobre Europa y sobre las reformas pertinentes.
No mucha gente agradece el trabajo de los políticos y entiendo el motivo, la clase política ha decepcionado a nuestro país de muchas maneras distintas, pero hoy quiero intentar restaurar un poco la fe en la política y explicar cómo es posible que la política mejore nuestras vidas y comunidades si se utiliza de otra forma.
El trabajo que realizáis aquí, desarrollando la construcción de la base del futuro, es vital para nuestra economía. Necesitamos más lugares así que cuenten con una estrategia industrial innovadora para construir la economía del futuro de modo que llegue a todos. George Osborne -el ministro de Economía británico- prometió "una marcha de trabajadores" hace cinco años, pero no ha logrado materializarse. Una vez más, nos han dado una frase con la que deleitarnos, pero apenas acción.
Lo que ha demostrado esta campaña del referéndum es que los políticos no han conseguido dar con las soluciones a los problemas que la gente experimenta en Gran Bretaña (y que siguen sin conseguirlo). La precariedad laboral, la falta de trabajos bien pagados, el elevado coste de las viviendas, la indecisión a la hora de alquilar o comprar, cómo nos ajustamos -y pagamos- a una sociedad cada vez más anciana, la incapacidad de asegurar un crecimiento económico decente en todas las partes del país que compartimos. Esos son los fracasos de los políticos, no de la Unión Europea ni de los inmigrantes europeos.
Demasiados participantes de este debate se limitan a utilizar el viejo truco de echar la culpa. Y cuando los políticos hacen eso es porque no tienen nada serio que ofrecer. Aquellos que están a favor de que dejemos la UE, diputados conservadores como Iain Duncan Smith, Boris Johnson y Michael Gove afirman que podríamos invertir más dinero en el Servicio Nacional de Salud si saliéramos de la UE. También han prometido más dinero para la agricultura, la ganadería, la pesca, la investigación universitaria y la reducción de impuestos. Han prometido que lograremos nuestra contribución para la UE una y otra vez. Pero, ¿alguien se cree de verdad que son los salvadores del Sistema Nacional de Salud? Para nada, son como lobos con piel de cordero. Son los mismos ministros y parlamentarios del Partido Conservador que votaron a favor de:
- reducir los presupuestos destinados a las enfermedades mentales
- recortar los subsidios de los enfermeros y las matronas
- mermar la ayuda social para los mayores y los discapacitados
- abrir aún más el Sistema Nacional de Salud a empresas y pacientes privados
- meterse en peleas perjudiciales e innecesarias con los médicos residentes
Ahora quieren utilizar las preocupaciones reales que tienen los ciudadanos sobre el impacto de la inmigración de la Unión Europea para convertir la campaña en un referéndum sobre inmigración. Resulta fácil culpar a los que vienen a este país, culpar al extraño, culpar a los burócratas de Bruselas. También conviene mucho a los políticos.
Si se culpa al cabeza de turco no se culpa a las personas que tienen el poder de verdad: la élite empresarial y los políticos del Gobierno que obedecen sus órdenes. Los políticos tienen que asumir sus responsabilidades, así que quiero empezar por eso. He mencionado la crisis de la banca, que fue culpa de los banqueros, pero los Gobiernos conservadores de Thatcher y Major eliminaron las regulaciones financieras que habrían evitado la crisis y, además, el Gobierno laborista no las volvió a regular.
Hay que culpar a los Gobiernos, no a la Unión Europea ni a los inmigrantes. Son los mismos Gobiernos de las décadas de 1980 y 1990 que liberalizaron el mercado laboral para que pudieran hacerse contratos de cero horas y que la parte de la riqueza que correspondía a los trabajadores disminuyera. Son las empresas y los políticos sin escrúpulos quienes permitieron la existencia de contratos temporales y de agencias de trabajos temporales, y quienes provocaron el aumento de trabajos a tiempo parcial y de los falsos autónomos. Por eso hay que culpar a los políticos que abrieron la puerta para que pasara la precariedad laboral generalizada.
Cuando en las décadas de 1950 y 1960 empezó a emigrar gente originaria del Caribe para llegar al Reino Unido, no había debate sobre si los inmigrantes hacían que bajaran los salarios y la subcotización porque, por aquel entonces, contábamos con una protección laboral y unos derechos sindicales fuertes. El veterano miembro del Parlamento Dennis Skinner, del Partido conservador, habló ayer sobre Shirebrook. Durante muchos años, ha sido una mina de carbón en la que han trabajado codo con codo ingleses y europeos del este: hacían el mismo trabajo, ganaban lo mismo y pertenecían al mismo sindicato. Hoy en día, esa mina es propiedad de Sports Direct, de Mike Ashley, y allí trabajan 200 empleados a tiempo completo y 3000 personas, en su mayoría europeos del este, con contratos de cero horas (contratos en los que no se especifica el número de horas semanales).
Actualmente tenemos un mercado laboral desregulado y eso permite que los empresarios sin escrúpulos recorten los sueldos locales explotando a los trabajadores inmigrantes y recorten en buenas empresas desencadenando una carrera a la baja. Los inmigrantes no son los culpables de que bajen los salarios, los culpables son las empresas y los empresarios sin escrúpulos porque el Gobierno se lo permite. En colaboración con la Unión Europea, los Gobiernos laboristas incorporaron la directiva de agencias de empleo, la directiva de la jornada laboral y una serie de regulaciones que ayudaron a proteger a los trabajadores de toda Europa. Los inmigrantes que vienen a nuestro país trabajan, se ganan su sueldo y pagan sus impuestos aquí. Pero, ¿sabéis qué? Hay otras cosas sobre la libre circulación que me enfadan mucho.
La libre circulación de capitales en el extranjero sirve para evadir los impuestos que financian nuestros servicios públicos, la libre circulación de las riquezas de nuestro país y los beneficios de las empresas dentro de paraísos fiscales. ¿Alguien de los aquí presentes tiene un fondo de inversión offshore? ¿O alguno de sus amigos o familiares? ¿A quién defendía David Cameron cuando escribió a la UE en noviembre de 2013 para mostrar su desacuerdo con las propuestas de que hubiera más transparencia en los dueños de estos sospechosos fondos? Desde recortes a las pensiones de invalidez hasta reducciones del crédito fiscal, pasando por ventajas fiscales para los ricos y para las grandes empresas. Tenemos un Gobierno que escoge las opciones equivocadas y que defiende a las personas equivocadas.
Por poner otro ejemplo, hace un par de años, la UE propuso limitar las bonificaciones de los banqueros. ¿Qué hizo al respecto George Osborne? Se fue corriendo a Bruselas con un ejército de abogados pagados por los contribuyentes para oponerse a la medida. Pero salió perdiendo.
¿Y qué hay de las soluciones positivas? Conseguí el liderazgo del Partido Laborista por una amplia mayoría porque nuestra campaña presentaba una política diferente, directa y sincera. Si hay algún problema, trabajaremos para darle solución, no para culpar a los demás. Con vistas a esta campaña del referéndum, la inmigración es el problema más grave para muchas personas. Los inmigrantes de la Unión Europea pagan más impuestos de los beneficios que obtienen. Contribuyen en nuestra sociedad y 52.000 de ellos trabajan en el Sistema Nacional de Salud para salvar vidas y para cuidar de nuestros seres queridos. Pero un gran aumento de la inmigración en ciertas zonas puede suponer una carga para los servicios públicos que ya están perjudicados por los recortes del Gobierno.
Por eso, exigimos un Fondo de Impacto Inmigrante para inyectar un dinero extra en las zonas en las que la inmigración masiva sobrecarga los servicios públicos: colegios locales, centros de salud y viviendas. Antes existía un fondo parecido, Gordon Brown lo creó en 2008, pero David Cameron lo eliminó dos años después. Si tenéis buena memoria, recordaréis que este hombre también prometió que la inmigración neta disminuiría hasta menos de 100.000. Pero, actualmente, los índices de inmigración son mucho más altos que en cualquier otro periodo de Gobierno laborista (supera los 300.000): además de eso, las autoridades locales y los servicios públicos han visto cómo sus presupuestos se han recortado.
Como le planteé ayer a David Cameron en el Parlamento, podemos y debemos actuar ahora para acabar con el escándalo de los empleos aquí que sólo se promocionan en el extranjero. Como dije antes, si se quiere culpar a alguien, hay que culpar a los políticos y a algunos de los terribles empresarios a los que protegen.
Si queremos acabar con la inseguridad laboral y con la explotación de los contratos de cero horas, ¿por qué no hacemos lo que han hecho otros países europeos y, directamente, los prohibimos? Este tipo de contratos no están permitidos en Austria, Bélgica, República Checa, Dinamarca, Francia, Alemania, Hungría, Italia, Países Bajos, Polonia y España. Parece que somos la excepción. Nuestros políticos en el cargo prefieren no enfrentarse a la explotación, pero nosotros sí lo haremos. Vamos a tomar medidas y a contratar a muchos más inspectores laborales para garantizar el salario mínimo.
No quiero ver que se explota a los trabajadores y que caen los sueltos y las condiciones de trabajo. Podemos acabar con esto, y debemos hacerlo. Muchos de los que vivís en esta parte de Yorkshire del Sur recordaréis que los mineros solían tener el carbón gratis. Actualmente las comunidades de Dinamarca, Portugal y Alemania están creando empresas energéticas que les venden la electricidad a precios rebajados. Pero, por ridículo que parezca, eso es ilegal aquí. Tenemos que aprender de lo mejor de Europa. Si seguimos la carretera hasta Nottingham, nos encontraremos con Robin Hood Energy, un sistema energético comunal que ha sido establecido por los laboristas, sin accionarios privados y sin bonus para los directivos. Simplemente, tarifas energéticas bajas y competitivas (que incluso podrían ser más bajas). Si tuviéramos la misma reglamentación que en el resto de Europa, más municipios harían lo mismo.
Los laboristas pedimos un voto el el referéndum de la próxima semana para quedarnos en Europa, porque creemos que seguir dentro de la Unión Europea ofrece a nuestra gente un mejor futuro en cuanto a trabajo, inversión, derechos laborales y protección medioambiental. También hacemos campaña por reformar la UE, porque estamos convencidos de que Europa necesita cambiar para trabajar para todos, para ser más democrática, consolidar los derechos de los trabajadores, abandonar la austeridad y acabar con la presión por privatizar.
Tenemos una visión para Europa, y planes de cambio, de los que he estado hablando con líderes y gobiernos por toda Europa. En nuestro mundo globalizado no podemos vivir aislados: conseguimos mucho más cooperando y trabajando junto con otros países.
Por ejemplo, con respecto a la contaminación. Podríamos llevar a cabo la mejor protección del medio ambiente del mundo, pero si nuestros vecinos expulsan sustancias químicas nocivas al aire o tiran basura al mar, eso nos seguirá perjudicando pese a todo. La polución no respeta fronteras nacionales. El año que viene Reino Unido acogerá la presidencia de la Unión Europea, si votamos por quedarnos. Esto significa que Gran Bretaña puede liderar e impulsar nuestra agenda por el cambio, nuestra visión para Europa.
En cuanto a la evasión fiscal, nuestra Administración de Ingresos y Aduanas estima que hay una brecha de impuestos de 34.000 millones de libras (unos 43.000 millones de euros). Poco indigna más a la gente que el hecho de que la clase de súper ricos y las grandes empresas hagan como si el pago de impuestos fuera algo opcional para la gente de a pie.
Existen propuestas en Europa para que se hagan informes fiscales país por país para que las empresas paguen sus impuestos en los países donde generen sus beneficios.
Los eurodiputados laboristas siempre han respaldado este plan, mientras que los conservadores se oponen, una y otra vez.
También tenemos una obligación especial de atajar los paraísos fiscales, pues muchos de los territorios británicos de ultramar y las Dependencias de la Corona lo son. Debemos apoyar una lista negra de paraísos fiscales a nivel europeo para sancionarlos, y adoptar medidas para su erradicación.
Con respecto a los derechos de los trabajadores, tenemos que actuar con más contundencia. Hay una directiva europea muy poco conocida, la Directiva sobre el desplazamiento de trabajadores, que permite que las empresas que logren contratos en otra parte de Europa se lleven sus trabajadores a otros países. Así pueden enviar a sus empleados al extranjero de forma temporal sin tener que pasar por nuevos procesos de contratación.
Pero existen agujeros legales, lo que significa que estas empresas pueden rebajar la tarifa vigente de un país pagando la tarifa vigente de otro.
En casos extremos esto ha supuesto que los trabajadores no cobren el salario mínimo del país en el que están trabajando porque supera el salario mínimo de su país de origen.
Se puede y se debe cerrar este agujero, y ya hay una propuesta sobre la mesa para hacerlo. Los laboristas se esforzarán por garantizar el acuerdo de otros países para respaldar esta medida.
Antes he mencionado el escándalo de los contratos de cero horas. Además de abolir estos contratos explotadores en Gran Bretaña, deberíamos ir más allá y trabajar con nuestros aliados para establecer un estándar mínimo europeo en los derechos laborales para acabar con la precarización y dar a la gente la seguridad laboral que necesita.
Ahora que Alemania ha introducido un salario mínimo tenemos la oportunidad de avanzar hacia un salario mínimo europeo, en función del salario medio y del coste de vida en cada país para frenar la caída en sueldos y condiciones, e incrementar los salarios en toda Europa.
En cuanto a los refugiados, Europa ha tenido que responder a una crisis en nuestras fronteras de una magnitud sin precedentes. Se trata de la mayor crisis de refugiados en toda la historia. Todos nosotros, como continente, hemos cometido errores, pero ahora tenemos que aprender la lección.
Si nuestra unión significa algo, que sea dar con una respuesta unida y acordada que comparta la responsabilidad.
En el sector de la energía y el medio ambiente, Reino Unido ha pasado con el Gobierno conservador del 3º al 13º puesto en la clasificación de los mejores lugares para invertir en renovables.
Este Gobierno ha recortado las ayudas para las renovables, pese a que el Banco Europeo de Inversiones ha invertido casi 1.500 millones de libras (1.900 millones de euros), una cuarta parte de todo su presupuesto para la sostenibilidad. Este Banco ha tratado de solventar el fallo del Gobierno.
En toda Europa, la inversión en energía renovable procede del gobierno y tiene los apoyos que necesita, de modo que cada vez hay más comunidades locales, escuelas y lugares de trabajo que la utilizan. Estas redes energéticas descentralizadas son más eficientes, contaminan menos y nos dan más control.
Así que tenemos que aprender de las mejores prácticas de Europa y encontrar un mecanismo para fomentar la energía limpia de propiedad social en nuestro continente.
Nuestro Gobierno ha diluido nuestro compromiso con la directiva europea de eficiencia energética y nos gustaría volver a comprometernos con ella, porque la tecnología está ahí para hacer de cada nueva construcción un edificio de gasto energético casi nulo.
Debemos tener la visión y la estrategia para crear una economía sostenible, tanto en Reino Unido como en todo el continente.
En cuanto a la regulación bancaria, debemos apoyar con todas nuestras fuerzas la Tasa sobre las transacciones financieras, que suele conocerse como la Tasa Robin Hood.
Actualmente hay diez países europeos que trabajan juntos por lograr que se adopte esta medida en toda la Unión Europea. Consiste en una pequeña tasa que grava ciertas transacciones económicas para tratar de impedir el crash de la banca que vimos hace unos años y que llevó a la peor crisis económica desde los años 30.
¿Cuál fue la respuesta del Gobierno británico a esta propuesta? Apresurarse a que Europa se opusiera, amenazando con acciones legales.
El Partido Laborista quiere que esta reforma salga adelante, quiere que se apoye una tasa a nivel europeo como un paso hacia un impuesto global. Debemos reformar el sector bancario y disuadir las prácticas peligrosas que debilitan los bancos en Europa y el mundo.
Actualmente el proceso se encuentra en una situación frágil, pese al apoyo de Francia y Alemania, pero Gran Bretaña le daría un buen impulso si respaldara esta campaña.
En materia de migración, deberíamos presionar por lograr un Fondo de Ayuda a la Migración a nivel europeo, al que pudieran acceder las autoridades locales para renovar escuelas, hospitales y servicios públicos en zonas de alta migración en la UE.
En cuestiones comerciales, sabemos que el mercado único europeo que elimina aranceles y barreras entre países nos ha ayudado mucho en lo que a empleo, inversión y crecimiento se refiere.
No obstante, tiene que reformarse la legislación que presiona a los gobiernos a privatizar o a desregular servicios públicos, como los transportes y las comunicaciones, o a restringir la propiedad pública.
No firmaremos acuerdos comerciales que traten de privatizar nuestros servicios públicos y que pongan en peligro la protección del consumidor, los estándares medioambientales o la seguridad alimentaria.
Ese es el motivo por el que, al igual que Francia, el Partido Laborista vetaría el acuerdo comercial transatlántico del TTIP entre la UE y los Estados Unidos.
Con este enfoque, creando una visión positiva de esperanza y progreso y unos planes claros de reforma para la presidencia británica de la UE en 2017, creo que podemos demostrar que la política es capaz de marcar una diferencia. Que podemos mejorar la vida y las comunidades y que mostraremos no sólo lo que es la Unión Europea, sino lo que puede llegar a ser.
Pase lo que pase en el referéndum de la próxima semana, ahí hay un aviso para Europa, que debe demostrar su compromiso con su gente. De lo contrario, será rechazada. Liderar este cambio depende también de los políticos británicos.
Con estas palabras he intentado presentar una parte de la visión del Partido Laborista por la que pedimos quedarnos en la Unión Europea y reformarla.
Lo que es más importante: espero haber sido capaz de restaurar un poco la fe en lo que pueden hacer los políticos, con un gobierno decente comprometido a hacer del país y del mundo un lugar mejor.
Os animo a votar por la permanencia el próximo 23 de junio y a apoyar nuestra campaña por los cambios que queremos ver aquí en Reino Unido y en toda Europa.
Las cosas pueden cambiar y, con vuestra ayuda, lo harán.
Jeremy Corbyn es el líder del Partido Laborista británico y diputado por Islington North
Este post fue publicado en la edición británica de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés y Marina Velasco.