El Manchester City golea sin pisar el acelerador

El Manchester City golea sin pisar el acelerador

El Manchester City derrotó al CSKA (5-2) más por la fuerza que arrastra a un equipo en una dinámica positiva que por méritos propios. Los demeritos del rival fueron innumerables. Si alguna vez hubo partido, se acabo en el minuto dos.

La inercia de la fuerza que hace que los cuerpos se muevan sin tener la intencion de hacerlo, resultado de la rutina más que por una intención clara por desplazarse. Pues bien, ese cuerpo fue el Manchester City, que a pesar de que por momentos hizo un fútbol de hemeroteca -sobre todo cuando se asociaban Nasri, Aguero y Silva-, derrotó al CSKA (5-2) más por la fuerza que arrastra a un equipo en una dinámica positiva que por méritos propios. Los deméritos del rival fueron innumerables.

Si alguna vez hubo partido, se acabó en el minuto dos, cuando un derribo claro dentro del área sobre el español David Silva provocó una pena máxima que Aguero transformó en la primera diana de la noche y dejó sin esperanza a un CSKA entregado desde el arranque, desde que cogió el avion en el aeropuerto de Moscú rumbo a Manchester. Un conjunto ruso timorato, que vivía en el alambre, a expensas de alguna genialidad de Honda o Musa, sus dos hombres mas participativos.

El City amarró el partido por medio de un Nasri de fantasía y rematado por un Aguero de fábula. El argentino se inventó un regate en el corazón del área para dejar indefenso a su defensor y chutar al palo largo. 2-0 en 20 minutos y Akinfeev como espectador de lujo en ambos tantos.

Partido encarrilado, visto para sentencia a juzgar por las sensaciones de unos y otros. Pero los locales querían más y Aguero le sisó un balón a Milanov para acabar cediéndole un caramelo a Negredo, que el español no desaprovechó.

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El Manchester City ganó cómodamente a un rival muy inferior. Foto: J.M.

Tan poco ofrecían los rusos que el City, tras el tercer gol, se acomodó, se amodorró y se contagió de la poca valentía del rival. La siesta trajo las primeras consecuencias: Honda es esa clase de jugador que reactiva a un equipo con solo tocar el balón. El nipón pedía el cuero, lo escondía y lo repartía como buen prestidigitador, esperando que algún compañero se sumara a su solitaria causa... Solo Doumbia, tras una ación iniciada por el cerebro japonés (quién si no) despertó a los rusos de su letargo y anotó el 3-1 a un minuto de llegar al intermedio y poner algo de emoción para la segunda parte. Un rival que se encontró con un premio inmerecido, porque poco antes Silva había tenido el cuarto en sus botas en un fallo clamoroso en el remate, impropio de un jugador de su nivel. Vida para los rusos y emoción para una hinchada que se estaba quedando dormida.

El City apaga los fuegos de artificio moscovitas

La pausa dio alas a los citizens. Yaya Toure picó el balón entre una maraña de jugadores rojos para que Nasri se la dejara a Negredo que solo tiene que empujar. Doblete del ariete exsevillista sin despeinarse, demostrando que el equipo hispalense se le quedaba pequeño, que la Champions es su habitat natural, donde todo killer debe mostrar sus habilidades para el remate.

El único debe en el bando local, si acaso, fue la defensa, blanda y con despistes imperdonables en la máxima competición ante rivales de verdadera enjundia. Insistía el City en darle vida al CSKA y Clichy derribara a doumbia después de que éste le driblara dentro del área. Un penalty tan evidente como inoportuno. Un partido sin mayor historia se complicaba por los errores defensivos del equipo de Pellegrini, que añora a Kompany como un recién nacido el pecho de su madre.

Pero no, por suerte para el Manchester City su rival de esta noche tenía poco garbo y menos ánimo. Sin hacer prácticamente nada, se encontró con dos goles afortunados que no reflejaban la superioridad de un City que mezcló bien cuando su vanguardia se encontró, pero que adoleció de la continuidad que se le exige a un proyecto de esta envergadura.

Negredo, de cabeza, tras un centro medido de Milner, ponía el epílogo a un choque plácido para un equipo construido para acaparar todos los flashes.