El Betis bate al Fulham y sigue inmaculado esta pretemporada
El Betis derrotó por dos tantos a uno al Fulham en un choque que no pasará a la historia. El conjunto londinense ni siquiera hizo honor a la impronta que siempre caracteriza a los equipos ingleses: el alto ritmo que imprimen al juego. Pero sí que sirvió para confirmar las buenas sensaciones que está dejando el Betis.
El Betis derrotó por dos tantos a uno al Fulham en un choque que no pasará a la historia, como era de prever tratándose de estas fechas. El conjunto londinense, a pesar de su pedigrí, milita actualmente en la Championship (la segunda división inglesa) y ni siquiera hizo honor a la impronta que siempre caracteriza a los equipos ingleses: el alto ritmo que imprimen al juego.
El partido, en cambio, sí que sirvió para seguir confirmando las buenas sensaciones que está dejando el Betis en esta pretemporada. La jerarquía de Mandi en defensa, la excelente predisposición de Ceballos, el catalizador de juego; las buenas maneras del debutante Felipe Gutiérrez y una presión alta que lleva demandando el técnico uruguayo Gustavo Poyet desde que tomó las riendas del equipo. Y aún quedan varios fichajes por llegar, además de las consabidas bajas de Jonas Martin y Sanabria.
El duelo celebrado en el Estadio Ciudad de Lepe (Huelva) arrancó sin mucho ritmo, con minutos de tanteo, lo habitual en un envite de pretemporada y a la espera de que el calor dejara de apretar para meter una marcha más.
Se pudo ver el esperanzador debut del chileno Felipe Gutiérrez, quien dejó buenos destellos aunque le falte el lógico rodaje porque volvía de una lesión que le ha mantenido apartado de los terrenos de juego más de dos meses. El Betis quería dominar a un rival que apenas le inquietaba y suyas fueron las ocasiones más claras, que venían de la mano de Musonda y Rubén Castro. ¡Qué bien le vendría al Fulham un futbolista como el belga para buscar el ascenso a la Premier!
El Betis llevó la manija del encuentro, fue mejor y mereció la victoria ante el Fulham inglés. Foto: J.M.
Llegó el minuto 23 de partido cuando Piccini, desde el perfil derecho de la línea divisoria, vio adelantado a Button, el cancerbero inglés, y clavó un gol que levantó a la afición bética-onubense de sus asientos. El tanto recordó al que marcó Florenzi al Barça en la primera fase de la pasada Champions.
El ritmo se apaciguó y el choque se espesó. Las ocasiones escaseaban y solo una acción aislada de Woodrow, quien recibió de espaldas en la frontal del área, se giró y soltó un disparo a la escuadra de la meta defendida por Dani Giménez, supuso un sobresalto para los espectadores. Un gol de bandera, como el primero de la tarde.
En el segundo acto entró el ídolo del beticismo, al que, como anécdota, le cantaron el cumpleaños feliz en el descanso del encuentro. Treinta y cinco años acaba de cumplir Joaquín. La entrada del 17 no dio más mordiente a un pulso que se volvió brusco por momentos debido a algunas acciones de los londinenses. El carrusel de cambios tampoco ayudó a que el juego fluyera.
Joaquín, junto al autor de la crónica. Foto: J.M.
Los minutos corrían y solo las acciones que pasaban por las botas de Joaquín creaban cierto peligro. La grada coreaba su nombre cada vez que el extremo entraba en contacto con el cuero. Un córner botado por él lo cabeceó Petros al palo y, a la jugada siguiente, el de El Puerto de Santa María casi logra un gol olímpico. El encuentro solo lo podía resolver él. Y así fue. Joaquín se internó en el área, dribló a su par y provocó el penalti que transformaría, engañando sutilmente al portero para dar a la escuadra verdiblanca, en el cuarto triunfo del verano.