Corea del Norte y sus pruebas con cohetes: descifrando los motivos
Asia está en vilo por el lanzamiento de un cohete de Corea del Norte para poner en órbita un satélite la madrugada del 12 de diciembre. Como siempre es un importante ejercicio de hermenéutica intentar comprender los motivos que hay detrás de las acciones de Pyongyang.
Asia está en vilo por el lanzamiento de un cohete de Corea del Norte para poner en órbita un satélite la madrugada del 12 de diciembre. Como siempre es un esforzado ejercicio de hermenéutica intentar comprender los motivos que hay detrás de las acciones de Pyongyang. Pero ya sabemos que cualquier demostración de fuerza de este régimen estalinista dispara la alerta roja mundial.
Esta nueva maniobra se debe interpretar mirando a los vecinos de Corea del Norte, pero también dentro del país. En clave interna, en primer lugar debemos tener presente que se intenta recuperar el orgullo patrio herido tras la prueba fallida del pasado mes de abril. Pero lo más importante, se trataría también de un movimiento para satisfacer a los "halcones" del régimen, o consolidar el poder de Kim Jong-un frente a los militares, precisamente cuando está a punto de celebrarse el primer aniversario de su encumbramiento a la jefatura del país.
Cohete norcoreano preparado para el (fallido) lanzamiento del pasado mes de abril. Fuente: Wikimedia.
También había temores que el lanzamiento del cohete oculte también una prueba nuclear. Se trata de una sospecha que ha existido todo este año, en especial desde la administración norteamericana y Corea del Sur. Pyongyang ha desmentido esta posibilidad... De hecho, algunos think tank consideran inminente una nueva provocación militar.
Tampoco podemos olvidar la tradición de los norcoreanos de realizar provocaciones militares para intentar forzar negociaciones favorables con Estados Unidos y Corea del Sur, o en el foro de las negociaciones a seis bandas sobre su programa nuclear. La dictadura espera que mostrando un (teórico) armamento moderno pueda alcanzar este objetivo. Aunque estas acciones tan agresivas también pueden tener (y han tenido) efectos contrarios a las intenciones de Pyongyang y han endurecido las posturas de Seul y Washington.
Militares de EEUU en unas maniobras en la Zona Desmilitarizada en 1997. Fuente. Wikimedia.
Centrándonos más en las relaciones entre las dos Coreas, el régimen de Kim Jong-un podría intentar influir de alguna manera en las elecciones que su vecino celebrará el próximo 19 de diciembre. Tal y como ha apuntado The Guardian, su apuesta es que Seúl, aunque condene con dureza la prueba de armamento, a la larga no quiera prolongar el conflicto y negocie. Habrá que ver cómo interpreta el ensayo el electorado surcoreano: si quiere limitar una escalada de la tensión y apuesta por el diálogo más abierto y profundizar en las relaciones económicas (como quiere hacer el candidato liberal Moon Jae-in); o decidirse por un acercamiento más limitado y con una postura más contundente como defiende el partido conservador.
Por su parte, Estados Unidos ha definido el lanzamiento como una "provocación". en la reciente visita de Barack Obama a Birmania, el presidente insinuó un posible acercamiento a Corea del Norte si abandonaba el programa nuclear y sus posturas más beligerantes. Aunque el lanzamiento puede endurecer la postura de la Casa Blanca, lo cierto es que Washington no querrá abrir un nuevo frente internacional ante la creciente tensión en otros puntos de Asia o el posible agravamiento del conflicto en Siria.
Sesión del Consejo de Seguridad analizando el fallido lanzamiento de abril. Fuente: UN Multimedia.
En una situación similar se encuentra otro vecino preocupado por las acciones de Corea del Norte: Japón. Allí también se celebran elecciones en breve (16 de diciembre). Si la situación degenera en una crisis internacional se podría beneficiar el candidato Shinzo Abe, del Partido Liberal Democrático, que ya ha capitalizado buena parte del sentimiento nacionalista en las tensiones con China. Cuando estuvo al frente del ejecutivo nipón en 2006 fue uno de los principales valedores de la condena internacional a las pruebas armamentísticas de Pyongyang.
Corea del Norte también podría estar poniendo a prueba el grado de compromiso del nuevo liderazgo chino. Aunque Beijing ha condenado el lanzamiento, lo que remarca el aislamiento de Pyongyang. No es una sorpresa, porque había manifestado una clara preocupación por las acciones de su aliado, y ha hecho un llamamiento para mantener la estabilidad en la península coreana. Aunque también ha reconocido en diversas ocasiones el derecho del régimen de Kim Jong-un a tener un programa de satélites civiles, seguramente las autoridades chinas no querrán abrir un nuevo foco de tensión internacional, teniendo en cuenta su ya nutrido abanico de disputas marítimas con Japón y los países del Sudeste Asiático.
Rusia también había mostrado una rotunda oposición al lanzamiento de un satélite. En los días previos había recordado a Corea del Norte que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas le ha prohibido las pruebas con misiles balísticos, en la línea de su postura durante el lanzamiento de abril.