¡Venga, mandemos f-16 a matar a los europeos en Siria!
Decía un periodista francés, en medio del tira y afloja entre su país y los belgas, que en lugar de mandar cazas a bombardear a Daesh en Siria, lo que debería estar haciendo Francia es bombardeando Molenbeek. No nos tomemos sus palabras al pie de la letra, pero si metafóricamente. Estamos viendo que se sigue cometiendo el mismo error. Se sigue viendo la paja en el ojo ajeno. Vamos a bombardear Irak y Siria, cuando el enemigo lo tenemos en casa.
El hermano pequeño de los Abaoud está enfadado y viene de camino a vengar la muerte de su "héroe Abdelhamid", que murió en el asalto a una casa en Saint-Denis, en París. Con él, según cifras policiales, podría haber hasta 200 personas entrenadas y radicalizadas por Daesh para cometer atentados en Europa. En cualquier momento y en cualquier lugar. Y cuando menos nos lo esperamos. Como en París, como en Bruselas.
A Bélgica se le han escapado unos cuantos de camino al maldito califato. No sé sabe nada de ellos, ni dónde están ni si piensan volver o querrán quedarse en su tierra santa. ¡Dudo de esto último! Pero está claro que son un peligro para la humanidad, la europea, o la de Oriente Medio, que por si a alguien se le había escapado, son también humanos y son -en números- la grandes víctimas del autodenominado Estado Islámico.
Decía un periodista francés, en medio del tira y afloja entre su país y los belgas, que en lugar de mandar cazas a bombardear a Daesh en Siria, lo que debería estar haciendo Francia es bombardeando Molenbeek. No nos tomemos sus palabras al pie de la letra, pero sí metafóricamente. Estamos viendo que se sigue cometiendo el mismo error. Se sigue viendo la paja en el ojo ajeno. Vamos a bombardear Irak y Siria, cuando el enemigo lo tenemos en casa.
No es la primera vez que pasa algo en Europa y le intentamos colocar el muerto a otros. Que nosotros hacemos bien nuestro trabajo y detenemos a los terroristas, eh, no te pienses tú que los fichamos y luego los soltamos, o que no sepamos que están teniendo contactos con extremistas (no es nuestra culpa que no los detengamos, y les dejamos campar a sus anchas reclutando a otros). En fin.
¿Se acuerda alguien del caos que hubo después de los ataques de noviembre en París? Se culpaba a todo Dios, menos a quien realmente era. Aún recuerdo el chiste ese de que eran refugiados sirios los que habían cometido los atentados. Nos creíamos muy listos y graciosos haciendo que supuestos pasaportes sirios, con solicitudes de asilo político en Grecia, aparecieran de la nada, misteriosamente, en el lugar más indicado. Justo en el lugar del atentado. ¡Oiga, qué tontos son estos terroristas, montan toda una célula y se mueven con kalashnikov en el centro de París, pero va y se les cae un pasaporte de refugiado. Y de nuevo, ahora con Bélgica, intentamos mirar a otra parte: el monstruo son los árabes esos que viven por ahí lejos en Oriente Medio.
Sí, Daesh actúa principalmente en Siria y en Irak, pero eso nunca nos ha importado. ¿Bombardearle durante los últimos cinco años cuando ha estado cortando cabezas, quemando a la gente en vida y lanzando homosexuales desde lo alto de los edificios? ¡Para qué! ¡No, hombre, no! Esos son moros, dejémoslos ahí lejos. Con que no se nos acerquen...
Volvamos a recordar la misma historia que todos los días nos cuentan en las noticias, que parece que hay quien no le queda claro: los terroristas han nacido, se han criado, fueron educados y han socializado en Bélgica. Su documentación es belga. No digo que Bélgica tenga que mandar literalmente sus F-16 a Molenbeek ni a Schaerbeek, pero el problema está ahí. Se refugia, precisamente, entre sus compatriotas, los belgas. Y entre otros centenares de musulmanes que nada tienen que ver con Daesh. Los terroristas aprovechan la marginación de esos barrios para llegar a lo que quieren.
Hay que evitar que se multipliquen los Salah en Francia y los Abaoud en Bélgica, esos que tienen nacionalidades de Europa, y ni si quieran hablan árabe. Si, ese idioma para gritar "Allah u Aqbar" antes de activar el cinturón de explosivos.
Bombardear Siria e Irak no lleva a ninguna parte, más que la muerte de más y más civiles inocentes. O bueno, quizás a alguien le guste más llamarlos "daños colaterales". Y no lo digo yo, lo dicen las cifras, las víctimas de esos bombardeos, los de Rusia o los de EEUU, tienen por civiles a su mayor número de víctimas mortales.
Hay que acabar con la financiación de Daesh, con sus enlaces en Europa, con sus muchas y variadas extremidades. Pero, a la vez, hay que acabar con los guetos en medio de la civilización del siglo XXI, hay que poner fin a la exclusión y la marginación social. También hay que educar en la tolerancia y el respeto, a los que entiendan de eso, y a los que no. Hay que tener claro que, sea cual sea la bandera bajo la que actúen esos grupos terroristas, no dejan de ser eso: terroristas.
No se va a acabar con los asesinatos provocando más asesinatos. Ni con el terror, dando más miedo. Estos días, lo que he visto en Bruselas ha sido precisamente a musulmanes abrazando la bandera belga y agradeciendo lo que ese país hacía por ellos. Pedían perdón porque algunos se sentían culpables por lo que otros decían hacer en su nombre. A la vez, maldecían a los culpables. He visto a policías, militares, trabajadores sociales y políticos de origen marroquí en las calles intentando mostrar a una sociedad fuerte ante una lacra que golpea el mundo. Musulmanes, contra los que dicen serlo, para desvincularse del terror.
Por cierto, si hubiésemos acabado con Bashar en su momento, otro gallo cantaría. Si no se le hubiese apoyado con cualquier excusa. Si se hubieran hecho bien las cosas en Iraq y no a la americana, no tendríamos que estar ahora hablando de esto, ni lamentando los daños "colaterales" de cuando fuimos con nuestros soldaditos, supuestamente, a matar dictadores.