Eurovegas vs. Cybercity
Dentro de poco sabremos si la sede de Eurovegas estará en Barcelona o en Madrid. De lo que parece que no hay duda es de que el proyecto saldrá adelante, lo cual incontestablemente será a medio plazo una buena noticia para la economía de alguna de estas ciudades.
A finales del año 2008 el cónsul honorario de Senegal en Singapur fue brevemente encarcelado y multado por usar el consulado para organizar timbas de póker clandestinas. Muy poquito después, y tras muchas reticencias por la parte del líder singapurense Lee Kuan Yew -sobre el que ya hablé en un post anterior-, se levantó la estricta prohibición en relación al juego que existía en la ciudad-estado y se inauguró a bombo y platillo el megacasino Marina Bay Sands, uno de los mayores de Asia y propiedad del grupo de Sheldon Adelson.
Dentro de poco sabremos si la sede de Eurovegas estará en Barcelona o en Madrid. De lo que parece que no hay duda es de que el proyecto saldrá adelante, lo cual incontestablemente será a medio plazo una buena noticia para la economía de Barcelona o Madrid. Singapur, cuyo PIB es algo mayor al de la Comunidad de Madrid y algo inferior al de Cataluña fue el segundo país cuya economía más creció en 2010 (casi un 15%, por detrás solamente de Catar) y una parte de ese crecimiento espectacular es ciertamente imputable a la apertura del casino ese mismo año y al consiguiente boom del turismo en Singapur. Me resulta muy irritante pensar que los beneficios de Eurovegas van a servir para financiar al partido republicano, pero es fácil adivinar que la apertura del complejo de casinos va a crear puestos de trabajo muy necesarios.
En lo que respecta a mejorar la competitividad de nuestra economía en el largo plazo podemos también vaticinar sin miedo a equivocarnos que se va a lograr poco o nada: nuestros hijos pueden ir preparándose para ser crupieres y nuestras hijas bailarinas de lap-dance. Me resulta por lo tanto un espectáculo esperpéntico el hecho de que se considere crear una isla legal y derogar por supuesto la ley antitabaco con tal de acoger el complejo de casinos. En Cataluña, prensa y políticos gustan de buscar paralelismos entre Cataluña y estados de Estados Unidos siendo la última ocurrencia que queremos ser como Massachusetts. A pesar del discurso oficial, promover la construcción de Eurovegas en El Prat nos haría parecernos mucho más a Nevada, uno de los estados menos exitosos de la Unión y muy conocido en el mundo entero por el turismo de borrachera tan denostado por la Generalitat.
Ahora que vamos a tener Eurovegas sea en Madrid o en Barcelona, me viene a la memoria la fracasada intentona de albergar otro proyecto de relumbrón en Cataluña en 2003, hace ya casi diez años. Se trataba de acoger en Vandellós el proyecto de reactor termonuclear ITER, cuyo principal patrocinador es la Unión Europea. Se trata de un proyecto de más de 10.000 millones de euros, cuya relevancia histórica podría ser equiparable a la del proyecto Manhattan en caso de lograr la viabilidad comercial de la energía de fusión nuclear. Los estudiantes de ingeniería de Barcelona de entonces esperábamos expectantes que la candidatura de Vandellós prosperara pero finalmente los franceses se llevaron el gato al agua. Nadie habló que yo recuerde de cambiar las leyes que hiciera falta para acoger el reactor, y cabe recordar además que por aquella época el Gobierno Aznar reorientó los ejes de la política exterior -tradicionalmente europeísta- para aliarnos con los americanos, lo que seguramente frustrara las pocas opciones que Vandellós tenía de acoger el complejo. Eso sí, Suiza, ganadora de la Copa América de aquel año pero sin salida al mar decidió organizar la competición en Valencia, lo que se vendió como un gran éxito diplomático para tapar el fiasco de Vandellós. Otro proyecto por el que nos batimos denodadamente, los Juegos Olímpicos de Madrid, han consumido casi 100 millones de euros sólo en promoción a los contribuyentes -eso sí, principalmente madrileños- en las sucesivas candidaturas.
Los políticos y la prensa local en Mauricio no tienen un referente oficial que les inspire como es el caso en Cataluña, aunque se presta la debida atención al éxito de países como Singapur. Uno de los últimos libros de Lee Kuan Yew -Hard Truths to Keep Singapore Going- se encuentra en prácticamente cualquiera de las pocas librerías existentes en Mauricio. Pese a la menor palabrería de sus políticos, en Mauricio tampoco faltan los proyectos aunque éstos no tengan el relumbrón de Eurovegas. En el mismo año 2003 que acabo de referir, Mauricio inició la construcción de un parque de oficinas ofreciendo todas las facilidades necesarias a las empresas tecnológicas para que se instalaran en la isla. Y es gracias a este proyecto, llamado pomposamente Cybercity, que para mí hoy resulta más sencillo encontrar trabajo en Mauricio que en Valencia o Barcelona.