'Abenomics' y algunos economistas catalanes
El ejemplo de Japón debería servirnos para darnos cuenta de que a nivel europeo hay margen más que suficiente para poner en práctica políticas a la japonesa. Si Merkel y sus halcones se oponen es por dogmatismo, por interés partidista y por interés nacional.
Como he explicado en posts anteriores a este blog, hace casi dos meses acabé un contrato por el que estuve trabajando en Francia desde finales del año pasado, y desde entonces me he dedicado, fundamentalmente, a perder el tiempo en España.
Durante estas semanas, he podido palpar el ambiente que se vive aquí de primera mano: entre el mediodía y la una de cada mañana uno de los vecinos de mis padres ha sido escrachado durante varias semanas. Dicen que la ociosidad es la madre de todos los vicios, por lo que este bloguero ha sido a menudo despertado por los escrachadores, y ni tan siquiera ha logrado enterarse de quién era el escrachado por incompatibilidades horarias.
Desde Barcelona, este bloguero ha podido igualmente captar lo que dicen algunos de los economistas catalanes de más renombre, reconvertidos profesionalmente en comentaristas expertos.
Santiago Niño Becerra, profesor del IQS, colaborador habitual de la televisión catalana 8tv y astrólogo es sin duda el más pintoresco de todos ellos.
Para los que no tengan el gusto de conocerlo, este señor tiene un discurso no muy alejado del de un economista alemán llamado Hans Werner Sinn del que escribí anteriormente y que actualmente está presionando junto al presidente del Bundesbank al Tribunal Constitucional alemán para que impugne el programa del BCE de compra de deuda pública de países en crisis (OMT), principal responsable de la bajada de la prima de riesgo en España (y no los recortes, que nadie se engañe).
Niño Becerra, que curiosamente guarda cierto parecido físico con Sinn, sostiene que Grecia, Portugal y muchas de las regiones de España -excluyendo Cataluña y País Vasco- e Italia son inviables económicamente. La independencia de las regiones más ricas, puede uno entender tácitamente, contribuiría a su viabilidad económica al librarlas de pesados lastres.
De forma harto curiosa, las políticas que Sinn y otros halcones impulsan irresponsablemente parecen alimentar las profecías apocalípticas de Niño Becerra, y este bloguero no quiere pensar que hayan podido suscribir los dos juntos un pacto faústico.
Otro economista catalán, naturalizado estadounidense e igualmente pintoresco es Xavier Sala-i-Martin. Sala-i-Martin es un catedrático de Columbia, por lo que tiene más proyección internacional que Niño Becerra, y es defensor de tesis ultraliberales. Los aficionados al fútbol quizás lo recuerden como un exdirectivo de Joan Laporta siempre ataviado con chaquetas y corbatas cuanto menos peculiares. Colabora habitualmente en medios catalanes como RAC1, TV3 y tiene un videoblog en La Vanguardia.
En una de las últimas entradas de su blog tuvo la deferencia de explicarnos en qué consiste el Abenomics. En su vídeo, Sala-i-Martin explica que el Abenomics, al que El HuffPost dedicaba recientemente un artículo, es básicamente lo contrario a lo que estamos haciendo en Europa: expansión monetaria y fiscal. Según Sala-i-Martin, funciona en Japón, pero en Europa "a lo mejor no funciona" [sic].
Según Sala-i-Martin, la razón por la que podría no funcionar es porque podría subir la inflación, lo que en cierta forma es absurdo porque aumentar la inflación es uno de los objetivos del plan de Abe, y una mayor inflación debería ser igualmente un objetivo del BCE para propiciar el ajuste de competitividad y devaluar el valor de las deudas.
Habrá que ver cómo evoluciona Japón, cuyo ratio de deuda/PIB es casi el triple que el de Europa (en España, el mismo ratio está disparado pero como partíamos de un nivel de endeudamiento público bajo antes de la crisis ahora estamos al nivel europeo). Quizás Japón vaya a tener una crisis de deuda en el futuro, pero cabe dudar de ello, muchos bonos los han comprado japoneses por patriotismo y sin ánimo de especular, por lo que la mayor parte de la deuda japonesa es dinero que los japoneses se deben a sí mismos.
Abenomics a lo mejor no funciona, pero la austeridad es seguro que no funciona. El austericidio es una política que nos lleva al abismo. El ejemplo de Japón debería servirnos para darnos cuenta de que a nivel europeo hay margen más que suficiente para poner en práctica políticas a la japonesa. Si Merkel y sus halcones se oponen es por dogmatismo, por interés partidista y por interés nacional, ya que en esta crisis los alemanes son los acreedores y los países del sur los deudores. Pero si los egoísmos nacionales prevalecen, a lo peor acabamos pagándoles las deudas en pesetas, lo cuál seguramente hará imposible que les sufraguemos jamás esa deuda.
Esperemos, por el bien de todos, que las cosas cambien.
PS. Este post es el último que escribo desde Barcelona. La semana que viene volveré a Francia, donde he recibido una oferta de trabajo de una empresa de la India, cosas de la globalización. Siguiendo la lógica de González Pons no podré decir que estoy trabajando fuera, pero una cosa está clara, mis impuestos los pagaré fuera.