Sert, el único pintor que se atrevió a cubrir el mural de Diego Rivera

Sert, el único pintor que se atrevió a cubrir el mural de Diego Rivera

Después de la demolición del mural de Rivera, difícilmente algún otro artista habría aceptado pintar esos mismos muros. Sert lo hizo. La obra del pintor español continúa decorando el Rockefeller Center con un estilo demodé y complaciente. El mural de Diego Rivera constituía un admirable retrato las ideologías de la época.

A inicios de 2012 se presentó en el Petit Palais, en París, la exposición José María Sert: Le titan á l'oeuvre, 1874-1945, (José María Sert: un titán trabajando). Tanto en la exposición como en el libro al respecto, publicado bajo el mismo título, se subraya que Sert fue el artista que pintó los muros del edificio de la RCA (Radio Corporation of America) en el Rockefeller Center, en Nueva York. Sin embargo, no se menciona que primeramente lo hizo al lado de Diego Rivera, y que después, en 1937, cubrió el muro que había quedado vacío después de que se destruyera, ahí mismo, la obra mural realizada por Diego Rivera llamada El hombre en la encrucijada.

Curiosamente, en el libro aparece −sin mayor explicación− una fotografía de José María Sert al lado de Diego Rivera, frente a la obra que, en ese momento, el mexicano pintaba sobre los muros de la RCA. La imagen se tomó antes que cualquiera de los dos artistas sospechara que el fresco a sus espaldas sería demolido y que el propio Sert sustituiría los trazos del muralista mexicano con los propios.

A pesar de que, para cuando Sert fue contratado para pintar de nuevo el Rockefeller Center, el artista español tenía una fama bien establecida entre las élites de Nueva York, su obra resultaba ya entonces decorativa y barroca. Recuerda los estilos de Jean-Honoré Fragonard (1732-1806) y Pierre Puvis de Chavannes (1824-1898).

Condescendiente con el poder franquista y de postura ambigua frente a la ocupación alemana en Francia, Sert gustaba de rodearse de gente afamada o poderosa. Esencialmente conservador y acomodaticio, se explica que los historiadores del arte lo hayan condenado al ostracismo. En pocos pintores coinciden de tal manera la pretensión y la complacencia tanto en obra como en biografía.

José María Sert estuvo casado con la célebre Misia Godebska, quien lo acercó a las élites políticas, artísticas y económicas europeas, especialmente las parisinas. Sin embargo, y a pesar de que vivió en una época de cambios radicales en el mundo artístico −el surgimiento del expresionismo, surrealismo, futurismo, fauvismo, entre otras vanguardias, y de igual manera, el compromiso social del arte, en particular, del muralismo mexicano−, Sert apelaba a un clasicismo afectado.

No es gratuito que el pintor español fuera relegado dentro del círculo artístico. En el Pabellón del Arte, durante la Exposición Universal de 1900, en París, Sert presenta una obra −Hommage à Pomone o Le cortége d'abondance−, que pasó totalmente inadvertida. En contrapartida, es justo reconocer que Sert fue un pintor prolífico: hay obra suya en la catedral de San Pedro de Vic, en Cataluña; en el Hotel Waldorf Astoria, en Nueva York; en la iglesia de San Telmo, en San Sebastián, entre otros lugares.

La tendencia de Sert al exceso y a la magnificencia puede apreciarse hoy en el mural El triunfo de la Humanidad, en el edificio de la RCA del Rockefeller Center, en Nueva York. La historia de ese mural refleja, además, otras aristas sobre la personalidad del barcelonés.

En los años treinta, la familia Rockefeller buscó decorar los muros de esa edificación con temas que hicieran alusión a las "nuevas fronteras" de la humanidad. Henri Matisse había rechazado la oferta bajo el razonamiento de que su pintura no resultaba congruente con las dimensiones y el uso del espacio. Por otro lado, Picasso nunca pudo ser localizado por el arquitecto del Centro Rockefeller, Raymond Hood. Diego Rivera pidió a Frances Flynn Paine, corredora de arte y conocida por los Rockefeller, que le consiguiera la comisión de la obra.

 

Hay al respecto de este asunto un magnífico escrito de la doctora en Historia del arte, Susana Pliego, titulado El hombre en la encrucijada: El mural de Diego Rivera en el Centro Rockefeller. El texto, inédito, será publicado por la editorial mexicana Trilce Ediciones el próximo diciembre.

Diego Rivera inicia labores en el Rockefeller Center en 1933. Sin embargo, después de una historia llena de malos entendidos y prejuicios, una posición rígida y formalista por parte de los representantes de los Rockefeller y una actitud de juego −en primera instancia− y después provocadora por parte de Rivera, se suspende la realización de la obra. Meses más tarde, el mural es condenado a la destrucción. En realidad, la historia de esta pintura refleja un conflicto entre el empresario y el artista, entre el capitalista y el comunista, entre dos culturas tan distintas como la mexicana y la norteamericana.

 

Tomó varias décadas para que los descendientes de la familia Rockefeller se reconciliaran con la visión de Rivera. En 2011, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa) celebró 82 años de existencia y montó una exposición retrospectiva de los murales de Diego. Rivera había expuesto en el museo neoyorkino en 1931, habiendo sido la segunda exposición individual de un artista contemporáneo que el MoMa acogiera después de haber abierto sus puertas en 1929. En la exhibición que el MoMa presentó recientemente, se mostraron siete de los ocho frescos ejecutados por Diego para aquella primera muestra de 1931, además de una selección de documentos y trabajos sobre papel.

Sin embargo, después de la demolición del mural de Rivera, difícilmente algún otro artista habría aceptado pintar esos mismos muros. Sert lo hizo. La obra del pintor español continúa decorando el Rockefeller Center con un estilo demodé y complaciente. El mural de Diego Rivera constituía un admirable retrato las ideologías de la época. Sobre todo, representaba un homenaje a la ciencia, tecnología y desarrollo industrial de la sociedad estadounidense.

Afortunadamente, aún existen los bocetos que Rivera elaborara para esa obra, algunos en otras colecciones y cuatro resguardados en el Museo Anahuacalli. Por su parte, en el Archivo del Museo Frida Kahlo, se conservan también dibujos, fotografías, cartas, documentos, contratos y recibos que documentan la verdadera historia del mural que decoró, brevemente pero de manera trascendental, los muros de la RCA en Nueva York.

 

 

 

 

 

Imágenes: © Archivo Diego Rivera y Frida Kahlo, Banco de México, Fiduciario en el Fideicomiso relativo a los Museos Diego Rivera y Frida Kahlo.

Bibliografía

Notre regade sur Sert en José María Sert: Le Titan á l'oeuvre, 1874-1945. Petit Palais- Musée des Beaux-Arts de la Ville de Paris, Paris Museés, 2012.

José María Sert: pintor decorador en José María Sert: Le Titan á l'oeuvre, 1874-1945. Petit Palais- Musée des Beaux-Arts de la Ville de Paris, Paris Museés, 2012

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