Rajoy, el estudiante mediocre
Hoy el presidente del Partido Popular y presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha utilizado los argumentos de un patético estudiante para justificar la situación de su partido después del batacazo de las elecciones municipales y autonómicas.
Imagine que, ahora que termina el curso escolar, su hijo se presenta en casa con varios suspensos. Después de algunos parciales malos, se va de cabeza a septiembre.
Suponga que lo tiene frente a frente y el chico se justifica así:
- Mis suspensos se explican claramente porque mis compañeros han sacado mejores notas de las previstas.
- Se han incrementado los alumnos con buenas notas porque ellos no tienen consolas para jugar, y yo sí.
- Si mi compañero, que ha sacado notables frente a mis suspensos, me hubiera respetado y se hubiera puesto a mi nivel, la cosa no me hubiera ido tan mal.
- No admitiré una imagen distorsionada de mi auténtico valor como alumno.
- He estado a punto de no suspender Matemáticas y Lengua.
- He avanzado, y mucho, aunque si no he aprobado y cumplido mis promesas de principios de curso ha sido porque la realidad lo ha cambiado todo.
- He conseguido lo importante: llegar a junio. A cualquier precio.
- Estos suspensos no implican necesariamente que el próximo curso vaya a sacar notas similares.
- Soy un gran chico, con una gran cabeza. Un hijo que genera confianza en el futuro.
Si fuese -que seguro lo es- un padre con dos dedos de frente, primero se le quedarían los ojos como platos y, después, castigaría a su hijo por mal estudiante, ignorante y soberbio. Además de sentirse profundamente decepcionado con él.
Hoy el presidente del Partido Popular y presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha utilizado todos estos argumentos ante su partido después del batacazo de las elecciones municipales y autonómicas.
Y luego se sorprenderá si pierde las elecciones.