Diario de Le Mans, sábado 22 de junio
Ver a centenares de miles de personas concentradas en un único instante, disfrutando de la salida, es otra cosa que no se parece a ninguna otra carrera del mundo. Esta carrera se vive desde la pasión, y es difícil encontrar tanta gente alrededor de una prueba de coches en cualquier otro lugar del mundo.
Quedarse sin dormir es duro, pero es una vez al año. Vivir las 24 Horas, caminarlas, levantarse a las siete de la mañana... forma parte ineludible de disfrutar la carrera, de sentirla. Podría ahora hablarte del desarrollo de la misma, pero eso lo dejaremos para un análisis propiamente dicho de la prueba cuando estemos más calmados y descansados y sepamos el resultado final.
Ahora quiero contarte un poco sobre el feeling que se tiene viviendo la carrera aquí, en directo, en una tribuna. Ya te lo conté ayer, venir aquí una vez en la vida es algo que cualquier loco del motor debería hacer al menos una vez.
Tras la formación de la parrilla, la primera vuelta, cuando pasan todos los coches juntos como una exalación en la vuelta lanzada, con un estruendo sonoro incomparable a nada que hayas conocido en la vida, es algo que te encoge el corazón, que te hace vibrar el cuerpo, que te deja anonadado y te emociona.
Ver a centenares de miles de personas concentradas en un único instante, disfrutando de la salida, es otra cosa que no se parece a ninguna otra carrera del mundo. Esta carrera se vive desde la pasión, y es difícil encontrar tanta gente alrededor de una prueba de coches en cualquier otro lugar del mundo.
Pero también sorprende cómo se vive la propia carrera. Los espectadores en su gran mayoría, salvo los más frikis, no disfrutan de la carrera minuto a minuto, sino que se dedican a merodear por las tiendas que hay tras los palcos, por cada esquina del circuito. Las borracheras, los campings, todo tiene un sabor especial, pero digamos que esto es una fiesta del automovilismo, cuya excusa es la propia carrera. Obviamente, sin una gran carrera sería dificil congregar a tantos locos por los coches, pero Le Mans es mucho más que las 24 Horas este fin de semana.
Y luego te percatas del nivel de inversión que mete Audi, que no tiene reparos en montar cuatro hospitalities, hoteles desmontables, campings, traer a invitados en vuelos privados, y montarles una fiesta paralela, en la que pueden hacer mil y una actividades de aventura que los mantiene entretenidos más allá de la carrera. Claro que si la quieres ver, puedes hacerlo. Pero demuestra todo esto dos cosas: el nivel de inversión de Audi puesto al servicio de crear una imagen de marca poderosa y tecnológica, y la importancia de lo que rodea a la prueba por encima de la propia prueba. Claro que... si no ganas esto no valdría de nada.
De la carrera ya te digo que te lo narro en paralelo, en directo, y que tendrás un análisis completo aparte a lo largo de las próximas horas y días, pero no podía hacer esta entrada sin referirme al piloto de Aston Martin tristemente fallecido.
Simonsen ha sido el recuerdo de que este deporte es peligroso. Muy peligroso. De los mil tipos de accidentes que puedes tener, el piloto ha tenido la mala suerte de tener un golpe seco en un ángulo donde no había carrocería para absorber la deceleración del golpe de manera progresiva. No se sabe todavía las condiciones exactas, pero esta desgracia, que ha afectado a todos los que estamos aquí, nos sirve para darnos cuenta de que correr no es ningún juego, y que esto nos puede pasar a todos.
Descanse en paz. Nos leemos pronto.