Zelenski desoye los peligros del caza deseado por Ucrania
El Gobierno ucraniano presiona a Estados Unidos para que acepte la entrega de varias unidades, pero podrían quedar anulados por diferentes cuestiones.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha regresado de su gira europea con una de cal y otra de arena, pero con un importante avance de cara a lanzar su ofensiva de primavera, a la que ya ha puesto fecha: nuevos apoyos a su "coalición de cazas de combate" con los que frenar los ataques aéreos procedentes de Rusia.
"Acordamos en Reino Unido con el primer ministro Rishi (Sunak) que trabajaremos en una coalición de aviones de combate: entrenamiento, aeronaves, resultados", declaró el presidente ucraniano en su alocución diaria. Una alianza que Países Bajos, Francia y Bélgica habrían visto con buenos ojos aunque descartaron, de momento, suministrar cazas F-16 a Ucrania.
La entrega de estos aviones de combate depende en última instancia del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ya que se trata de una tecnología estadounidense. Por eso, en las últimas horas, Kiev ha elevado la presión sobre Washington. El ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dimitro Kuleba, ha expuesto de nuevo la necesidad de recibir aviones de combate F-16, pues no solo salvarán "muchas vidas" y garantizarán la seguridad de Europa, sino que además Estados Unidos podrá extraer lecciones de cómo hacer frente a Rusia en un escenario de combate real.
Sin embargo, según los expertos, la entrega de los F-16 no supondría para Ucrania alzarse con el dominio del cielo en la zona del conflicto. Voces consultadas por el diario La Razón, apuntan que Rusia cuenta con sistemas de misiles antiaéreos como el S-400, que podrían superar en alcance a los sistemas de puntería de los caza estadounidenses.
Además de estos inconvenientes, apuntan a otros riesgos considerables que encierra la entrega de los caza a Ucrania. La primera se trata de la disponibilidad de infraestructuras especializadas para que los aviones puedan despegar y aterrizar con seguridad: "Los F-16 requieren bases aéreas adaptadas porque la entrada de aire debajo del morro es tan grande que succiona todo lo que hay en el suelo directamente hacia él", explica al citado medioi Justin Bronk, miembro del laboratorio de ideas británico Royal United Service Institute, que descarta también que se puedan adaptar las bases y aeropuertos ucranianos.
Otro de los problemas que puede enfrentar Ucrania con la entrega de los F-16 es tecnológico, puesto que Rusia cuenta con satélites capaces de detectar con facilidad este tipo de aviones de combate, localizarlos y destruirlos en un bombardeo.
El último de los peligros a los que se enfrenta el Ejército ucraniano es el de la formación. Los pilotos de Ucrania están acostumbrados al funcionamiento de los aviones de la era soviética, recibidos desde Polonia o Eslovaquia. No cuentan, por tanto, con los conocimientos suficientes como para ponerse a los mandos de un F-16. La comparación del coronel Krystian Zięc recogida en el citado medio es elocuente: "Sería como poner al conductor de un pequeño Fiat al volante de un coche de carreras de Fórmula 1".