Venezuela vota: las claves de una elección que amenaza con acabar con la era Maduro
Los opositores se han unido en torno a la figura del candidato Edmundo González, un exembajador, y han logrado movilizar a la calle y forjar un sistema de vigilancia de los colegios que, esta vez sí, les hace pensar unos comicios sin fraude.
Venezuela vota este domingo. Parecía imposible, tras tantas idas y vueltas: ahora hay adelanto, ahora no; ahora es este año, ahora se retrasa. Al fin, tras un proceso negociador único entre el Gobierno del presidente chavista, Nicolás Maduro, y las fuerzas opositoras, unidas como nunca, el 28 de julio se marcó como el día en rojo.
Se viene una jornada definitiva en la que, por primera vez en décadas, los disidentes tienen aspiraciones reales de acabar con "el régimen", por una movilización popular desconocida a su favor. Su apuesta por lo que llaman una "transición democrática" frente a una "consolidación autoritaria" es la vencedora en las encuestas. La más conservadora da a los críticos con Maduro hasta 25 puntos de distancia (45 a 20% de los sufragios). La más favorable a sus intereses eleva la diferencia a 45 (59,68 frente a 14,64%). En cualquier caso, el candidato Edmundo González sería el nuevo presidente.
El ambiente entre los opositores es directamente de euforia. Tras años de fraudes y de elecciones a las que ni siquiera se han presentado porque entendían que todo era un teatr y no una elección real, este año dan el paso convencidos de que la masiva respuesta a su bloque único, todos a una, y la cantidad de voluntarios que velarán por que el proceso sea limpio son la garantía de que las cosas se harán por derecho o, al menos, no se podrán retorcer.
Estas son las claves de un proceso que puede acabar con el reinado del chavismo, el sistema que impera en Venezuela desde 1999.
Los grandes números
Un total de 21.392.464 venezolanos mayores de 18 años están habilitados para votar en las elecciones presidenciales, pero se estima que, de esa cifra, al menos 4,5 millones de venezolanos en edad de votar están fuera del país y no podrán participar en la elección por decisión del Gobierno, muy polémica.
Para inscribirse en el Registro Electoral, los votantes venezolanos en el exterior debían acudir a embajadas o consulados entre el 18 de marzo y el 16 de abril, pero muchos encontraron complicaciones que los opositores entienden que ha sido un intento de quitarles votos, teniendo en cuenta que buena parte de los venezolanos emigrados, refugiados, asilados o expatriados son favorables al cambio. Al final, en el exterior sólo podrán participar unos 69.000 de los casi ocho millones de venezolanos migrantes y refugiados en el mundo, por las nuevas exigencias del Registro Electoral.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha habilitad más de 15.700 centros de votación y 30.026 mesas electorales. Los requisitos para votar en estas elecciones son ser venezolano mayor de edad, estar inscrito en el Registro Electoral y presentar, en el centro de votación que corresponda, la cédula de identidad laminada, aunque esté vencida. No se permite ningún otro documento de identidad.
Las mesas electorales funcionarán de 6:00 horas (hora local, seis horas más en Madrid) hasta las 18:00 horas y se mantendrán abiertas mientras haya electores en cola.
El sistema es automatizado y excepcionalmente será manual cuando así lo determine el Consejo Nacional Electoral. Los electores ejercerán su derecho de forma individual y los miembros de mesa no permitirán que el elector esté acompañado de otra persona en el lugar dispuesto para votar.
Los centros, colegios en su inmensa mayoría, estarán custodiados por efectivos militares que componen el denominado Plan República. Sus funciones implican el resguardo y despliegue de material electoral durante todo el proceso, el orden de las filas de electores, así como mantener el orden público.
La toma de posesión del mandatario electo ocurrirá el 10 de enero de 2025, como establece la Constitución venezolana.
Quién hace frente a Maduro
En estos comicios son diez los candidatos finales, pero sólo dos de ellos son los que tienen verdaderas aspiraciones de Gobierno: el candidato a la reelección, Nicolás Maduro, por el Partido Socialista Unido de Venezuela, y el candidato opositor, Edmundo González Urrutia, de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), de centroderecha. Sus otros adversarios son: Enrique Márquez, Antonio Ecarri, Daniel Ceballos, Luis Eduardo Martínez, Javier Bertucci, Benjamin Rausseo, Claudio Fermín y José Brito.
Vayamos con Edmundo González, que es la gran novedad. En realidad, el candidato opositor era lo que se llama en Venezuela una "tapa", o sea, un repuesto, porque no iba a ser él quien liderase la lista unificada. La elegida, la gran movilizadora, la mujer con más apoyos desde el desdibujado Juan Guaidó, era María Corina Machado. Sin embargo, una inhabilitación judicial imposibilitó que diera el paso. Luego se intentó con otra mujer, Corina Yoris-Villasana, quien no no pudo formalizar su postulación por un supuesto fallo informático. Al final, el chavismo eligió a quien tendrá que enfrentarse a Maduro.
El 17 de octubre de 2023, la oposición venezolana y el Ejecutivo firmaron el Acuerdo de Barbados, un documento en el que acordaban respetar el derecho de los partidos políticos a elegir a sus candidatos presidenciales y celebrar las elecciones en el segundo semestre de 2024, entre otras garantías. Estados Unidos acordó, entonces, levantar temporalmente ciertas sanciones a cambio del compromiso de llevar a cabo unas elecciones libres y justas.
Washington también liberó a Alex Saab, un empresario colombiano con estrechos vínculos con el Gobierno de Maduro en Venezuela, que fue acusado de lavado de dinero. Sin embargo, como Caracas no cumplió plenamente con los compromisos alcanzados, en enero y abril de 2024, EEUU restableció algunas sanciones. Altibajos constantes.
El proceso electoral, por completo, ha estado marcado por "violaciones de derechos humanos e irregularidades", como los llama sin medias tintas la organización Human Rights Watch. El Tribunal Supremo de Justicia, citan sobre todo, ha "socavado" la autonomía de los partidos y ha condicionado la elección final. El caso de Machado es el más representativo, cuando a finales de junio del año pasado, la Contraloría General anunció que la líder de la oposición estaba inhabilitada para presentarse a las elecciones. En octubre de 2023, Machado ganó, con más del 90 % de los votos, las primarias organizadas por esos opositores. En enero de 2024, el TSJ confirmó la decisión de inhabilitar a Machado y, también, a Henrique Capriles, otro líder de la oposición que también hubiera deseado ser el cabeza visible de los disidentes venezolanos.
Fue marzo de este 2024 cuando, finalmente, las autoridades electorales permitieron a Edmundo González inscribirse como el candidato a la presidencia de la Plataforma Unitaria de la oposición. Se trata de un veterano embajador de 74 años. Es especialista en Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela y culminó un máster en Relaciones Internacionales de la American University de Washington. Ejerció como embajador de Venezuela en Argelia durante la segunda presidencia del socialdemócrata Carlos Andrés Pérez (1991-1993) y en Argentina, entre 1998 y 2002, representando a los gobiernos de Rafael Caldera y del fundador del chavismo, Hugo Chávez. Profesor, escritor y articulista, para nada estaba arriba en la lista para acabar siendo candidato de la PUD. Y ahora puede ser hasta presidente.
Las visiones de país
El chavismo y la oposición mayoritaria de Venezuela cerraron campaña el jueves condensando los mensajes que han repetido en campaña y haciendo exhibición de fuerzas por ambas partes, en un sprint que, si los sondeos no fallan, sólo el oficialismo me aún competido.
Maduro, quien dijo sentirse orgulloso de haber llenado varias avenidas de la capital venezolana, pidió a los ciudadanos pensar bien el voto que emitirán el domingo en los comicios, en los que busca su segunda reelección. "Piensen bien, por su familia, por su emprendimiento, por su comercio, por su empresa, por su trabajo, ¿quién de los 10 candidatos garantiza la paz y la estabilidad de Venezuela?", dijo el mandatario frente a una multitud de simpatizantes.
Al mismo tiempo, aseguró contar con una "nueva mayoría" que lo respaldará en las elecciones, así como que el chavismo, en el poder desde 1999, se mantiene unido, "sin una sola fisura, como un solo bloque de fuerza".
A la vez, miles de opositores acompañaron a González y a la Machado en una caravana por varias calles del este de Caracas, considerado su bastión histórico. En un breve discurso, el exembajador invitó a los venezolanos a votar para comenzar el "camino de la reconciliación" y la "reconstrucción institucional" de Venezuela, una propuesta que ha repetido a lo largo de la campaña electoral.
Antes del acto masivo, la PUD se comprometió a comenzar un proceso para la "democratización" del país, en caso de que gane González Urrutia. En un documento suscrito por el exembajador, Machado y los partidos que integran la PUD, la coalición señaló que "el triunfo electoral del 28 de julio abrirá puertas a un periodo de democratización que demandará virtudes personales y cívicas", por lo que -expresó- procurarán "forjar un clima anímico, político y social que lo facilite y contribuya con el bien común".
Además, González Urrutia dijo que aspira a tener "cordiales relaciones" con China, Rusia y Estados Unidos si gana los comicios, sobre la "base del respeto, la soberanía", según dijo ante medios de comunicación. Añadió que mantendrá "cordiales relaciones con todos los países del hemisferio", en referencia a Suramérica. China y Rusia se encuentran entre las naciones aliadas de Maduro, mientras que, con Estados Unidos, el Gobierno chavista tiene fricciones constantes, a causa de las sanciones económicas que Washington mantiene sobre el país caribeño.
Una carrera de obstáculos
Los opositores denuncian que los obstáculos por parte del Gobierno han ido más allá de la mera candidatura, extendiéndose a lo más prosaico: dónde votar, quién controla, cómo se lleva a un acto, quién accede a un escenario y un micro.
"El Gobierno ha cometido violaciones sistemáticas de derechos humanos contra críticos y líderes de la oposición", resume HRW. En 2024, según Foro Penal, una red de abogados penalistas que trabajan pro bono, 114 personas han sido detenidas con fines políticos; 102 están relacionados a Machado y González; y 77 de estas detenciones se produjeron tras el inicio de la campaña electoral el 4 de julio. Entre los detenidos hay 27 miembros o colaboradores de Vente Venezuela, el partido de Machado. Otros seis se encuentran refugiados en la Embajada de Argentina en Caracas después de que las autoridades amenazaron con detenerlos.
Mientras que a González y a Machado se les ha permitido en general hacer campaña, las autoridades venezolanas han acosado a las personas percibidas como sus partidarias. "Ello incluye el cierre o la imposición de multas a restaurantes u hoteles utilizados por Machado y la detención de personas que les han prestado servicios logísticos, tales como equipos de sonido para sus eventos de campaña", dice la organización. Los opositores dicen que se han cortado árboles para taponar carreteras, que se han iniciado obras para cortar vías, que ha habido caídas de red justo cuando había actos en los que las redes sociales -claves en la movilización de esta cita- estaban a tope. Más: denuncian el bloqueo a los votantes exteriores y un cambio en el padrón que hace que, a pocas horas de votar, aun haya electores descubriendo que los mandan a un colegio electoral distinto, "incluso a más de dos horas" de distancia.
El 17 de julio, Maduro, que preside el país desde 2013 tras la era Chávez, dijo que en Venezuela habría un "baño de sangre" si él pierde los comicios, lo que ya hacía temer a los opositores por el antes y el después. Sólo un reducido número de observadores internacionales estarán presentes durante las elecciones y tendrán una capacidad limitada. El Carter Center, unas de las pocas organizaciones que participará en calidad de observador, dijo que "no realizará una evaluación integral de los procesos de votación, conteo y tabulación". La ONU, por su parte, enviará un panel de expertos electorales, que no hará declaraciones públicas y elaborará un informe de carácter confidencial.
En mayo, el CNE retiró una invitación a la Unión Europea para que observara las elecciones, lo que contradice lo pactado en el pacto alcanzado en Barbados. El 17 de julio, un grupo de miembros del Parlamento Europeo aceptó enviar una delegación electoral de acompañamiento para estar presente durante la jornada electoral, en respuesta a una invitación hecha por la oposición. Son pocos, podrán hacer poco, pues.
Si embargo, en ese clima de sospecha, los opositores esta vez no es eso lo que más proclaman. Insisten en que puede haber intento de fraude pero se sienten muy seguros porque han conseguido que haya casi 700.000 voluntarios formales para vigilar los colegios, mesa a mesa. Han ideado un sistema de comunicación, con app incluida, por los que se van a ir pasando las actas de las mesas en tiempo real, para que no se pierda ni un dato ni se pueda manipular a posteriori.
"Tenemos esa confianza, no en el ente rector sino en la gente. Hemos levantado un andamiaje electoral como nunca antes habíamos tenido, que son 700.000 garantías de ojos en las mesas y de datos bien revisados. Esa es la certeza, lo masivo y lo contundente de esa colaboración, esa red que verificará todo cuidadosamente ante la ausencia de observadores, que nos permitirá llegar al récord del 100% de actas revisadas. No habrá forma de que se anuncie un resultado distinto", defiende en la CNN Delsa Solórzano, que fue diputada en la Asamblea Nacional y ahora es la testigo principal de Edmundo González ante la Junta Nacional Electoral.
Los Gobiernos a nivel global, dice, deberán seguir de cerca las elecciones y condenar públicamente cualquier medida destinada a socavar el derecho al voto, incluyendo nuevas detenciones arbitrarias e inhabilitaciones, modificaciones indebidas a los tarjetones y la intervención arbitraria del gobierno en el funcionamiento de los partidos políticos de la oposición, pero pese a todo, confían en el resultado. "Estamos cerca de tocar la libertad y la sensación es indescriptible".
Lo que dice la comunidad internacional
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha avisado de que estará atento de cómo se desarrolle la jornada electoral en Venezuela y, en función de los informes del panel de expertos electorales de la ONU, podría tomar medidas en consecuencia. No es la primera vez que, con esos reportes, la comunidad internacional da por no limpias, no legales, las elecciones.
El 22 de julio, el presidente de Brasil, Luíz Inácio Lula da Silva, instó a Maduro a reconocer los resultados de estos comicios, distintos por cómo se ha negociado la cita. "Me asustaron las declaraciones de Maduro diciendo que, si pierde las elecciones, habrá un baño de sangre", dijo Lula en una entrevista. "Maduro tiene que aprender que cuando ganas, te quedas; y cuando pierdes, te vas, y te preparas para las próximas elecciones". Lo que diga Lula es importante, porque tiene ascendiente en Maduro, como lo tiene también Gustavo Petro, el mandatario colombiano, símbolos ambos de la izquierda que manda ahora en América Latina.
El presidente estadounidense, el demócrata Joe Biden, ha abierto algo la mano en estos meses, pero sigue avisando de nuevas sanciones si no hay claridad en estas elecciones.
El fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, también está pendiente, porque está llevando ahora mismo a cabo una investigación sobre crímenes de lesa humanidad en Venezuela. El fiscal debería recordar a las autoridades venezolanas que una nueva ola de represión con crímenes de lesa humanidad podría ser objeto de su investigación actual. La Haya actúa como un tribunal de última instancia, que interviene sólo cuando las autoridades nacionales no investigan o procesan de forma genuina los crímenes de competencia de la corte.
Todos los ojos puestos sobre una cita que puede acabar con uno de los líderes más carismáticos de América Latina y, sobre todo, destronar a una ideología que ha sido referencia durante décadas para todo el continente.