Unos amigos de Putin se interesan por Talgo
El interés de una multinacional húngara por la empresa española genera recelo en el Gobierno por sus relaciones y secretismo respecto a sus máximos accionistas.
Al recién formado gobierno de coalición progresista en España se le acumulan los deberes. A vueltas con lo que ocurrirá con los múltiples frentes abiertos que tiene en materia política y económica, se le suma otro: cómo afrontar la llegada de inversión extranjera en sectores especialmente importantes para la economía del país.
El último episodio lo ha protagonizado la empresa húngara DJJ, dedicada a la fabricación de trenes, y que ha puesto su ojo en la compañía Talgo -líder en diseño, fabricación y mantenimiento de trenes ligeros de alta velocidad-, liderada por Carlos de Palacio y Oriol y con el fondo Trilantic como máximo accionista. DJJ (Dunakesci Jarmü Javító) manifestó la pasada semana un "interés preliminar" en la empresa española, apostando por adquirir cada acción por cinco euros y con ello hacerse con el dominio de la española.
La situación actual, con un gobierno 'en pañales', se asemeja mucho a lo ocurrido entre Telefónica y el fondo saudí STC, siendo ambas operaciones de especial trascendencia para el gobierno, que tendrá que estudiar cómo gestionar estas situaciones en esta nueva legislatura.
Propietarios aliados de Vladimir Putin
Además, el interés de DJJ es ciertamente comprometido, ya que se le atribuyen unos vínculos con el gobierno húngaro y aliados rusos muy afines al entorno de Vladimir Putin. Oficialmente, la compañía ofrece una experiencia contrastada en el mercado -lleva operativa desde 1911- aunque la estabilidad económica de la misma y sobre todo, las manos que la manejan, están en entredicho.
Transmasholding (TMH), de origen ruso, o Magyar Vagon, de Hungría, son los dos máximos propietarios de DJJ. Y esto no tendría mayor relevancia si no fuera porque la primera estuvo en manos de Andrei Bokarev, un oligarca ruso y del núcleo cercano de Putin, que se vio en la obligación de deshacerse de la empresa tras las presiones y sanciones occidentales contra Rusia.
Al mismo tiempo está Magyar Vagon. Creada en el año 2020 por Kristóf Szalay-Bobrovniczky -actual ministro de Defensa húngaro-, y vendida al fondo de inversión Solva II durante 2022. Además, desde Hungría se atribuye el interés por Talgo a András Tombor y Zsolt Hernádi, dos grandes empresarios muy afines al presidente húngaro, Viktor Orban.
Talgo, principal 'sostén' de Renfe
Este interés destaca por que el momento actual en el mercado ferroviario se está centrado especialmente en "la alta velocidad" -un tren puede costar entre 30 y 40 millones de euros-, que está creciendo "a tal ritmo que los fabricantes tienen largas colas de pedidos a años vista", aseguran desde una gran multinacional del sector.
Además, en España este mercado se encuentra en auge tras la liberalización estatal y la enorme competencia entre AVE, AVLO, Iryo y Ouigo. Talgo por su parte, cerró contratos el mes pasado por un valor de 1.900 millones de euros, llegando así a máximos históricos (4.200 millones). Esto se puede apreciar de forma clara en la alta demanda de pasajeros, con 8,32 millones de pasajeros en el segundo trimestre que se ha traducido en un crecimiento del 33% interanual, según CNMC.
Por todos estos factores, Talgo se encuentra ahora mismo en un momento de dulce, cerrando contratos sin límite y desmarcándose como el principal proveedor de Renfe. Esto se puede comprobar con la serie 112 de Talgo y Bombardier, fundamentales para los trenes de AVLO, que durante el último mes del año dotarán al Ministerio de Transportes con 30 unidades del Talgo Avril.