Un trabajador temporal entra al despacho de su jefe para pedir vacaciones y acaba con 9.000 euros
No, no empleó armas de fuego ni objetos punzantes.

Podría resumirse de la siguiente forma. Un trabajador se arma de valor -o hartazgo- y se encamina al despacho de su jefe para reclamar vacaciones. Lo que acaba pasando en esa habitación no es un permiso para poder descansar dichos días. El desenlace acaba con ese empleado despedido, sin vacaciones, pero con 9.000 euros más en la cuenta.
Se trata de la historia que recoge el medio alemán Frankfurter Neue Presse, sobre un trabajador de 57 años, que fue despedido de su puesto en la taquilla del Zoológico de Frankfurt -es decir, bajo gestión municipal-, después de que reclamase disfrutar de vacaciones.
No es tan sencillo. ¿Se acuerdan de los momentos duros de la crisis económica en los que llegaban ejemplos laborales de otros países? En esa materia, si se habla de Alemania, la palabra clave era minijobs. Una suerte de empleos a tiempo parcial a la que se vieron forzados a acudir desde jóvenes a jubilados para poder subsistir. Este caso era así, no había un contrato de trabajo, pero sí un acuerdo marco.
Las lagunas del 'acuerdo' realizado por el Ayuntamiento
Al no tratarse de un contrato laboral al uso, desde el Ayuntamiento alegaban que no podía disfrutar de vacaciones. El caso acabó en el Tribunal Laboral del Estado, donde se ha evidenciado las lagunas e imprecisiones de ese acuerdo, hasta el punto de conformar ilegalidades. Por ese motivo, se determinó que indemnizarán al trabajador con 9.000 euros.
Se plantearon incógnitas como, ¿a juicio del ayuntamiento la relación laboral finalizaba cada noche?, ¿hay un plazo de vigencia de ese acuerdo marco?, ¿por qué se dio el preaviso de despido en agosto de 2023 cuando, a juicio del Ayuntamiento, ya no existía relación laboral?