Un Consejo "crucial": la ayuda a Ucrania, su adhesión y Gaza centran una cumbre con amenaza de veto húngaro
El ultraderechista Orbán se niega a entregar 50.000 millones a Kiev y recela de sus deberes para entrar en la UE, mientras el socialista español Sánchez impulsa una iniciativa para pedir un alto el fuego inmediato que proteja a los palestinos.
Los líderes de los Veintisiete afrontan desde hoy en Bruselas una cita "crucial", en palabras del presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel. La última cumbre comunitaria del año, a la sazón también última del semestre de presidencia española, viene marcada por debates de enorme calado, urgentes para su presente y su futuro, y por la tensión añadida de saber que los esfuerzos de consenso se pueden ir al sumidero porque Hungría amenaza con vetar apuestas clave.
Pongamos orden: arriba en la agenda, esta vez, manda Ucrania. Después de que se hayan tomado "decisiones sin precedentes" de apoyo a Kiev desde que Rusia inició su invasión en febrero de 2022, Europa necesita demostrar que sigue al lado de Volodimir Zelenski y su gente y por eso Michel, en la carta de invitación a los jefes de Gobierno, les pide que asuman más "decisiones valientes" y "audacia" para hacer lo correcto. Y lo correcto, dice mayoritariamente el club comunitario, es dar más dinero al país y apoyar su adhesión a la Unión, ya en marcha.
Por eso los líderes de la UE quieren aprobar en esta cita de dos días -que puede irse hasta al sábado si las negociaciones se complican- dos medidas de apoyo clave para Kiev: un salvavidas de 50.000 millones de euros para la economía de Ucrania golpeada por la guerra. a cuatro años vista, y el plan del inicio de conversaciones de entrada a la Unión. Ambas ideas son aceptadas por 26 de os 27 estados miembro. Falta la Hungría del ultraderechista Viktor Orban, que se opone a las dos. Para ablandar su postura, esta misma mañana el mandatario está reuniéndose con la presidencia de la Comisión y países de peso como Alemania y Francia.
Las razones que da Hungría son muy domésticas. Respecto al dinero, argumenta que es mucho esfuerzo y que tiene que proteger a su gente ante la subida del coste de la vida que ha generado la guerra, especialmente en lo que a los precios de la energía se refiere. Y avisa de que hay una derecha más a la derecha de la suya ganando enteros por el enfado de la población ante esta mala coyuntura.
Tiene una segunda exigencia, más egoísta aún: que el dinero se haga en paquetes a corto plazo, no de forma plurianual, de forma que haya que negociarlos de cuando en cuando y así mantiene su poer de influir en las negociaciones. Budapest, en estos meses de contienda, se ha mostrado con frecuencia en contra de los paquetes de sanciones redactados por Bruselas y en cada uno de ellos, hasta 11 por ahora, ya logrado matizar, reducir o reconducir decisiones según sus intereses. Por eso no dejan de hacerse denuncias más o menos a las claras de cercanía al ruso Vladimir Putin. Ambos mandatarios se reunieron el mes pasado, sin sonrojo para el europeo.
Hungría llevaba semanas dejando caer que si había ayuda económica de Europa que ayudase a sus ciudadanos a sobrellevar esta crisis a lo mejor sería más sencillo votar que sí en el Consejo a los 50.000 millones. Casualmente, este miércoles, Orban ha visto cómo la Comisión Europea ha decidido desbloquear 10.200 millones de euros en fondos regionales tras avalar la reforma judicial magiar. En Bruselas se habla de coincidencia, porque la reforma se aprobó el martes y se publicó en el boletín oficial el miércoles. Se trata de una de las exigencias impuestas por Europa a Orban para descongelar el dinero que le tiene guardado, por sus violaciones del estado de derecho. Hay hasta 30.000 millones en efectivo paralizados, por lo que aún hay margen para exigencias de la UE... y para presiones húngaras ante votaciones clave.
No es de extrañar que hasta el presidente del Partido Popular Europeo (PPE), el alemán Mandred Weber, haya llamado a Orban "traicionero" por su intento de supuesto chantaje a Europa, informa POLITICO. "Tenemos que dejar claro que esto no es un bazar húngaro en el que todo se puede negociar", dijo el primer ministro belga, Alexander De Croo.
Intentando ser conciliador, el ucraniano Zelenski ha dicho que espera el respaldo de Europa ante el bloqueo de fondos para Ucrania en EEUU, que lo deja temblando de cara a su ofensiva, y recuerda a Orban que no hay motivos para no apoyarles. "Orbán no tiene ninguna razón para bloquear el ingreso de Ucrania en la UE", afirmó Zelenski, quien le planteó esa cuestión al presidente húngaro en un "diálogo" mantenido en Buenos Aires, donde ambos coincidieron el pasado domingo en la asunción de Javier Milei como presidente argentino. Está esperando aún "una respuesta", dijo ayer.
En el caso de la ampliación comunitaria al este, especialmente con Ucrania, a Orban no le gusta la rapidez del proceso y tiene dudas de que Zelenski tenga limpia su administración y adaptadas sus instituciones como para ser parte de pleno derecho, que vaya a cumplir con los requisitos previos. Una sombra de duda constante sobre el enemigo de Moscú. "Un terrible error que hay que evitar", llega a decir.
Sus diplomáticos en la capital comunitaria hablan de su entrada como una "línea roja", pero en las instituciones le insisten en que no entrará con más facilidades que otro socio, que habrá un "estricto cumplimiento" de las condiciones y, si hace falta, hasta evaluaciones extra en campos que preocupan mucho a Budapest, como la agricultura.
"Tenemos que estar a la altura de nuestros compromisos con Ucrania y seguir siendo un socio fiable y fuerte. Debemos prestar a Ucrania un apoyo político, financiero y militar continuo y duradero y, en particular, llegar a un acuerdo con objeto de aportar 50.000 millones de euros para su estabilidad a largo plazo", avisa Michel a los mandatarios.
A la espera de ver si ganan los optimistas que creen que Hungría se avendrá a razones o los pesimistas que creen que Orban tiene la sartén por el mango, este trance pone de nuevo sobre la mesa el debate sobre la eliminación de las mayorías por unanimidad en Europa, especialmente en cuestiones de la siempre sensible política exterior.
Y queda claro que el choque entre Bruselas y Budapest no decae, pese a las reformas forzosas iniciadas por la derecha extrema para poder cobrar el dinero europeo: ayer mismo, el Parlamento húngaro aprobó una controvertida ley para investigar "injerencias" extranjeras, que endurece el veto a la financiación foránea en política y crea una oficina para investigar incursiones contra la "soberanía nacional". La oposición y defensores de derechos humanos comparan la medida con las tácticas rusas de acoso a la disidencia.
En paralelo, por si faltaba algo, el Gobierno ha iniciado una campaña relacionada con una consulta popular en la que se ve a la presidenta de la Comisión, la alemana Ursula Von der Leyen sobre el lema: "No bailamos a son de su música". Entre las preguntas para los ciudadanos, "mentiras" como que Europa da dinero que acaba en manos de Hamás.
A por el alto el fuego
La guerra entre Hamás e Israel será el segundo plato fuerte de la cumbre y en este punto España tiene un importante protagonismo. El presidente Pedro Sánchez, junto a sus homólogos de Bélgica, Irlanda y Malta, va a proponer que el Consejo pida un alto el fuego "duradero" en Gaza que "pueda conducir al fin de las hostilidades" y de inicio permita la entrada de ayuda humanitaria y la atención a los 2,2 millones de palestinos asediados desde el 7 de octubre, tras los ataques del Movimiento de Resistencia Islámico en suelo israelí.
"Hay que adoptar de inmediato medidas eficaces para proteger a civiles inocentes. Los firmantes expresan su profunda preocupación por el insoportable nùmero de bajas en Gaza. La ayuda humanitaria debe llegar a los que la necesitan de manera sostenida y en cantidad suficiente. Recuerdan que impedir que la llegada de ayuda a los civiles puede contravenir el derecho internacional", señala la carta con su petición. Y añade: "Es necesario y urgente abrir un proceso politico para materializar la solución de los dos Estados. Advierten de que no se puede regresar al statu quo anterior al 7 de octubre. Es necesario proporcionar el apoyo financiero y político adecuados a la Autoridad Palestina para que tome el control de Gaza. Esto es vital, aseguran, también para la seguridad de Israel".
No hay un todos a una en este conflicto. Europa ha mostrado en estos dos meses largos de guerra diferentes rostros, desde el sesgo proisraelí de Von der Leyen hasta las críticas más recientes a la desproporción de los ataques contra civiles y la necesidad de cumplir con las leyes de la guerra. El martes, la Asamblea General de la ONU votó una resolución en la que se reclamaba este alto el fuego y hubo dos países comunitarios que votaron en contra, Austria y República Checa, y dos más que se abstuvieron, Italia y Alemania. No será sencillo el debate sobre lo que proponen Sánchez y los otros tres dirigentes.
Michel ha avanzado el marco general de la discusión. "Debemos pedir la liberación de todos los rehenes y abordar de forma contundente la alarmante situación humanitaria en Gaza. Debemos ser firmes a la hora de apoyar el derecho de Israel a existir y defenderse contra Hamás, así como de defender inequívocamente el Derecho internacional y el Derecho internacional humanitario. Nuestra reflexión más amplia incluirá el trabajo en pro de la seguridad y la estabilidad en la región y perspectivas de paz duradera basadas en la solución de dos Estados", escribe. "También debemos abordar todas las formas de odio, antisemitismo, intolerancia, racismo y xenofobia, incluido el odio antimusulmán", ahonda.
Presupuesto, seguridad, inmigración...
La cumbre es un sprint final del año natural y, también, casi de la legislatura, que acaba en junio con las elecciones europeas. Por eso abordará otras materias esenciales que deberían quedar aclaradas antes de que todo sea campaña, que además se augura dura.
Intenso será el debate sobre el Marco Financiero Plurianual 2021-2017, para el que el presidente del Consejo reclama "un esfuerzo conjunto decisivo" y "un compromiso político firme". Según explica la Agencia EFE, en este punto Ucrania juega también un papel importante. La Comisión incorporó la ayuda de 50.000 millones que peligra por el veto magiar dentro de la revisión de ese presupuesto financiero por el que pidió a los Estados 66.000 millones de euros adicionales para apoyar a Ucrania, pagar intereses extraordinarios de la deuda y reforzar partidas como inmigración e inversión en tecnologías limpias, así como otros 33.000 millones en préstamos para Kiev.
La revisión presupuestaria debe tener el visto bueno unánime de los Veintisiete, pero el veto húngaro a la ayuda a Ucrania podría sortearse sacando el paquete de ayudas del presupuesto y usando un sistema intergubernamental para obtener la financiación, según varias fuentes.
Una opción sería prolongar un año el programa de asistencia macrofinanciera (MFA+) a Kiev de 2023, que capta la financiación en los mercados de deuda con avales aportados por los países y permitiría ponerlo en marcha sin Budapest, que condiciona su apoyo al desbloqueo de fondos congelados por sus problemas con el Estado de Derecho. Fuentes de varios países subrayan que la opción preferida sigue siendo incluir estas ayudas en el marco financiero plurianual (MFP).
De hecho, la asistencia a Ucrania es el único punto de la revisión del MFP que, con excepción de Hungría, genera consenso entre los Estados, ya que muchas capitales son reacias a transferir más dinero a las cuentas comunitarias en un momento en que tienen que aplicar recortes en casa y varios países, incluidos Alemania, Países Bajos o los nórdicos, piden hacer recortes o reasignaciones para cubrir el resto de prioridades.
La última propuesta presentada por Michel plantea que los Estados aporten 22.500 millones adicionales y reasignar un total de 9.100 millones de recursos ya previstos en las cuentas hasta 2027, con lo que la revisión presupuestaria se quedaría en 31.600 millones de dinero "fresco", a los que se sumarían los 33.000 millones en créditos a Kiev. Pese a reducir en dos tercios en la aportación adicional propuesta por Bruselas, algunos Estados reclaman un recorte aún mayor.
De seguridad y defensa también habrá que hablar en esta cumbre de cierre de 2023. Expresamente, Michel habla de "construir una unión geopolítica más fuerte" y de analizar el cumplimiento de dos textos de referencia: la Declaración de Versalles y la Brújula Estratégica. Ambos marcan la hoja de ruta común en la materia, que se ha puesto a prueba por la guerra de agresión en Ucrania. "Hay que hacer más para cumplir rápidamente los objetivos de la Unión de aumentar la preparación en materia de defensa. También debemos trabajar en la creación de un mercado interior de la defensa, que es fundamental para reforzar nuestra Unión en este ámbito", avisa el belga.
Finalmente, la inmigración, que no podía faltar en este encuentro, cuando ha sido el eje de horas y horas de debate en los Consejos europeos del año que se va. Ha habido avances, muy peleados, en el Pacto Europeo de Migración y Asilo, por lo que ya la pelea no es a cara de perro, pero quedan muchos detalles por cerrar y España tiene aún el deseo de poder contar con el acuerdo final antes de que acabe diciembre y, con él, sus seis meses de presidencia temporal. Como muy tarde, tiene que estar antes de las elecciones europeas de verano o se complicará su aprobación.
"Nos queda por delante un Consejo Europeo crucial. Ahora es el momento de tomar decisiones. Os pido a todos que hagáis gala de un espíritu de compromiso y un sentido de la responsabilidad colectiva, con los intereses y valores de la Unión como prioridad", cierra Michel su misiva. Mucho trabajo por delante.