Ucrania dispara a las sensibles arcas rusas
Moscú corre el riesgo de perder miles de millones de rublos mientras los drones ucranianos apuntan a centros petroleros clave. La guerra por las infraestructuras estratégicas se ha dado la vuelta.
Desde el principio de la guerra de invasión rusa sobre Ucrania, el 24 de febrero de 2022, las tropas de Vladimir Putin han atacado de forma sistemática infraestructuras esenciales del país vecino. Luz, agua, transportes... Todo lo que permitiera no sólo causar víctimas o ganar terreno, sino sumir a su adversario en una crisis de servicios, de suministros, de funcionamiento.
Ahora las cosas están cambiando y es Ucrania quien está atacando importantes intereses estratégicos de Rusia más allá de lo militar. La clave está en la energía, en este caso, y en Moscú empiezan a preocupar sus aciertos y sus consecuencias.
Rusia podría perder, directamente, miles de millones en exportaciones de petróleo si Ucrania sigue atacando con éxito las principales terminales de combustible del país en el Mar Báltico, como está haciendo. Rusia depende de sus exportaciones de petróleo y de su industria energética, que representan alrededor del 30% de los ingresos del país y son cruciales para financiar la guerra en curso. En 2023, Rusia superó a Arabia Saudí y se convirtió en el mayor proveedor de petróleo de China, indica el balance de la revista norteamericana Newsweek.
Dos han sido los ataques más duros de los últimos días. El primero fue el 18 de enero, Kiev lanzó un ataque con drones contra una terminal petrolera de San Petersburgo, no lejos de la frontera común. Fue la primera vez que un dron apuntó a la región natal del presidente Putin, desde que comenzó la guerra. El segundo llegó el día 21, cuando drones atacaron también cerca de la ciudad de San Petersburgo, golpeando una importante terminal de exportación de gas, una planta de condensado de gas de Novatek PJSC en el puerto de Ust-Luga, provocando un gran incendio y deteniendo el suministro de su combustible. Ust-Luga es el puerto báltico más grande de Rusia.
Tanques de pensamiento como el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, con sede en EEUU) sostienen que si Ucrania ataca con éxito las dos principales terminales petroleras rusas en el Mar Báltico, la de Ust-Luga y la de Primorsk, "podría detener la exportación de 1,5 millones de barriles de petróleo por día". "Esto podría hacer que el país pierda miles de millones", constata la agencia Bloomberg.
El ISW sostiene que en los últimos meses la poderosa flota rusa del Mar Negro "casi ha sido expulsada de Sebastopol, a pesar de la falta de poder aéreo y de su débil Armada". Califica de "dolorosos" los ataques con drones en suelo ruso, que "han penetrado tanto como para llegar a Moscú, la capital", que han hecho "que los ciudadanos rusos tomen conciencia de lo que se libra en el país vecino, que no es una operación militar especial como la llama Vladimir Putin". "En definitiva, Ucrania ha logrado mucho más de lo que la mayoría de los observadores esperaban al estallar el conflicto", constata.