Turkmenistán quiere cerrar la Puerta del Infierno
Los motivos son medioambientales, pero también económicos.
Atracción turística frente a respeto al medioambiente. Ese es el dilema al que se enfrenta la antigua república soviética de Turkmenistán con el pozo de Darvazá, más conocido como la Puerta del Infierno.
El pozo de Darvazá, situado a unos 260 kilómetros al norte de la Asjabad (la capital de Turkmenistán), es un cráter de fuego que lleva ardiendo de forma ininterrumpida desde hace 53 años.
Aunque es la principal atracción turística del país, el Gobierno de Turkmenistán quiere acabar con ese círculo incandescente de 60 metros de ancho para proteger el medioambiente y recuperar el gas que desprende.
En concreto, tal y como explica la radio pública francesa Radio France, lo que sale de la Puerta del Infierno es metano, un gas de efecto invernadero responsable de alrededor del 30% del calentamiento global.
El cráter surgió en 1971 como consecuencia de un grave error de un equipo de científicos soviéticos. Los investigadores, durante la búsqueda de combustibles fósiles, perforaron accidentalmente la bolsa de gas.
Por si fuera poco, la solución para secar el yacimiento fue prenderle fuego, lo que provocó que continuara ardiendo durante más de medio siglo. La intención del Ejecutivo es realizar un pozo para atrapar el metano.
No obstante, más allá de esos motivos medioambientales, también hay razones económicas, ya que el metano recuperado por el Gobierno de Turkmenistán sería vendido a otros países, especialmente a Rusia.