Take it easy: por qué Kamala todavía no puede cantar victoria tras ganar a Trump en el debate

Take it easy: por qué Kamala todavía no puede cantar victoria tras ganar a Trump en el debate

Los demócratas harían bien en no dejarse llevar por el triunfalismo. Trump ya perdió todos los 'cara a cara' contra Hillary Clinton en 2016, y terminó ganando las elecciones.

Kamala Harris, durante un mitinEFE

En los debates en España no sucede, pero en Estados Unidos, durante el transcurso de las discusiones entre candidatos, los periodistas acuden a una sala cercana, conocida como ‘spin room’, en la que pueden conversar con los equipos de ambos contendientes, cuya intención es siempre la de influir en su opinión. Esto es lo normal, pero este martes sucedió algo inusual en el ‘spin room’ del Centro de Convenciones de Pensilvania. Poco antes de las 23.30 horas, finalizado el debate entre Donald Trump y Kamala Harris, los periodistas vieron asomarse en el interior del Centro de Convenciones de Pensilvania a varios miembros del servicio secreto. Detrás de ellos, se dejó caer un expresidente del Gobierno cuyo ánimo no acompañaba a sus palabras: “Creo que fue mi mejor debate de todos los tiempos”, espetó, en una escenografía que si expresaba algo era justo lo contrario.

Según la inmensa mayoría de analistas, periodistas que siguen la campaña y encuestas, Kamala Harris fue superior a Donald Trump en el primer encuentro que ambos mantuvieron cara a cara. ¿Pero significa eso que Harris tiene la campaña encarrilada? ¿Quiere decir que la demócrata, al contrario que el actual presidente, Joe Biden, ha sabido desenmascarar a Trump? Más allá de una larga lista de matices, la respuesta rápida y sincera sería que no, no lo ha hecho.

  Donald Trump, en su visita a la sala de prensa, tras acabar el debate en ABC News.JIM LO SCALZO / EFE / EPA

En el debate, Trump fue Trump, el mismo Trump que ya presidió Estados Unidos, el mismo Trump que dijo aquello de que “podría disparar a gente en la Quinta Avenida y no perdería votos”. Las expresiones de asombro ante salidas de tono como que los inmigrantes se comen a las mascotas de los estadounidenses no deberían confundir a nadie. Donald Trump no va a perder porque sus declaraciones sean estrambóticas. Es más, sin esas formas grotescas no sería Donald Trump. Todo lo que hizo, según explicó en Politico su periodista Eugene Daniels, “es lo que los votantes están acostumbrados a ver, les guste o no. Para los seguidores de MAGA, nada cambió”.

Es innegable que Kamala Harris fue superior al candidato republicano, pero es que después de la experiencia vivida en el último debate con Joe Biden, el simple hecho de hilar bien las frases suponía casi un éxito para los demócratas. Lo que sí consiguió Harris, más allá de sacar de sus casillas a Donald Trump, fue darse a conocer como una figura presidenciable. Tal y como argumentaba en The New York Times Chris Christie, exgobernador de New Jersey y candidato republicano a la nominación presidencial en 2016 y 2024 contra Trump, si para él Harris “es una desconocida, pueden apostar a que también lo es para los innumerables estadounidenses comunes a los que necesita convencer”. “Muchos de estos votantes la verán el martes por la noche por primera vez como una posible presidenta”, seguía. Posible, esa es la palabra. Lo que Harris seguramente haya afianzado con el debate es la probabilidad de ganar, pero no la victoria.

Sin ir más lejos, en 2016 Hillary Clinton ganó los tres debates que mantuvo contra Donald Trump. En el último, incluso, éste acudió después de que se hubiera hecho pública la cinta de Access Hollywood en la que se le escuchaba jactarse de haber “agarrado por la vagina” a mujeres sin su consentimiento. Lo que pasó el día de las elecciones es de sobra conocido. De nada sirvieron los debates.

  Kamala Harris hace historia al aceptar la nominación del Partido Demócrata.Kevin Lamarque

En todo caso, no todo es como en 2016. En conversación con El HuffPost, el periodista experto en política estadounidense y fundador de WATIF, Emilio Doménech, recuerda que entonces la gente “ya tenía una opinión formada sobre Hillary Clinton, y en general una opinión muy negativa”. “La suerte que tiene Kamala Harris es que hay un porcentaje importante de la ciudadanía que no se ha hecho una opinión sobre ella”, compara Doménech, quien también considera que “lo que le permitió el debate fue darse a conocer” mientras “Trump demostró que es el mismo de siempre”. “Hay gente que, pese a que meta la pata o diga barbaridades, le sigue votando”, señala, para después apuntar que “la cuestión es qué pasa con los votantes indecisos que esperaban conocer a Harris para decantar su voto”: “Es verdad que Trump cometió errores y recordó porque no le votaron en 2020 o no fueron a votar, pero no sé si es suficiente”. Esa es la “gran incógnita”.

Para Doménech, “Harris necesita darse a conocer más”. “Si Trump ha ganado y gana terreno, es también porque ocupa titulares”, afirma. En su opinión, los demócratas cometerían un error si continúan con lo hecho hasta ahora. “Cuando Harris cogió el testigo de Biden, los demócratas recuperaron una ilusión que prácticamente no se veía desde 2008 con las primeras elecciones de Obama. ¿Qué ocurre? Que ese triunfalismo hizo que jugaran a lo seguro”. 

Tal y como detalla Doménech, durante este tiempo Harris no ha dado entrevistas o ruedas de prensa, “solo una con la CNN”. ¿Por qué? “En parte tiene que ver con que Harris ha heredado el equipo de Biden, muy comedido para evitar errores no forzados con motivo de su vejez; además, Harris tiene un historial de ponerse a la defensiva, de enfrentarse al entrevistador o de caer en contradicciones”. “No querían provocar esas situaciones”, dice el fundador de WATIF, que sin embargo considera que, si Harris no se “da a conocer más” o no “acapara titulares” ni “lucha por el protagonismo, pasará lo que pasó en 2016”.

Aunque los demócratas harían bien en no dejarse llevar por el triunfalismo, es cierto que Harris ha superado un obstáculo. Y de los gordos. Tanto es así que esa misma noche, la candidata ya propuso un segundo enfrentamiento, aunque no parece posible. Donald Trump se ha negado. Lo ha repetido en varias ocasiones, la última en su propia red social, Truth, donde por cierto no ha parado de insistir en que los inmigrantes se comen a los perros y a los gatos. Todo le da igual, y ese es el riesgo.