Rusia prepara el champán ante la debilidad de la ayuda a Kiev
La fatiga de guerra, que se concreta en las complicaciones de EEUU y Europa para dar más fondos a Zelenski, hace regodearse a Putin.
Estados Unidos y la Unión Europea tienen complicaciones para mantener su ayuda a Ucrania, a dos meses de que la invasión rusa llegue a los dos años. Se hace difícil mantener el ritmo del apoyo, financiero y militar, cuando los problemas domésticos -en parte, obra de la guerra- se multiplican.
Rusia lo sabe y se regodea. Ya lo hizo su presidente, Vladimir Putin, hace dos semanas, cuando recuperó su rueda de prensa con los medios, como cada final de año, en la que hasta puso sobre la mesa una negociación con Kiev, sabedor de su posición de fuerza porque, aunque no gana la guerra, tampoco la pierde.
La analista Dara Massicot, del Fondo Carnegie para la Paz Internacional (Carnegie Endowment for International Peace), ha publicado un artículo en el que explica que "las exigencias oficiales de Rusia de poner fin a la guerra no han cambiado, al menos en público". "El Kremlin ya está empezando a alardear de estar derrotando al Occidente colectivo en Ucrania. Días después de beber champán con líderes de la industria de defensa rusa en Moscú, Putin reiteró (...) que Rusia no dejará de luchar hasta que Ucrania esté “desmilitarizada”, “desazificada” y “neutral”. “O llegamos a un acuerdo... O esto lo solucionamos por la fuerza”, afirmó . Esas son las palabras de un líder que confía en tener la ventaja", indica.
A su entender, a día de hoy "las mareas favorecen a Rusia", porque "ha duplicado su presupuesto de Defensa para apoyar la guerra y regenerar parte de su poder de combate perdido". "La base industrial de defensa movilizada de Rusia está superando a Occidente en áreas clave a pesar de sus ineficiencias, problemas de control de calidad, escasez de mano de obra y las sanciones en su contra", diagnostica.
Y avisa de que "si el Kremlin concluye que puede ganar en Ucrania, que ha quebrantado la voluntad política de Occidente y que superó a las bases industriales de defensa de Estados Unidos y Europa, los líderes rusos podrían volverse demasiado confiados en los próximos años sobre sus propias capacidades".
"Putin ha sacado conclusiones sobre Estados Unidos y Occidente: dónde están las líneas rojas, qué acciones están dispuestos a tomar y la credibilidad de los compromisos de seguridad que están dispuestos o no a asumir. Con cada conflicto, los líderes rusos han ganado confianza en sus capacidades y en su comprensión de sus enemigos", dice la experta, que ve paralelismos con lo ya hecho en Georgia en 2008, en Ucrania en 2014 o en Siria en 2015, cuando se creen que van "ganando".
Cuando eso ocurre, "A los pocos años de iniciar un conflicto, han lanzado operaciones cada vez más grandes y audaces. Para 2022, se sintieron lo suficientemente confiados como para comprometer a la totalidad de las fuerzas terrestres profesionales de su país en una invasión de Ucrania, con enormes pérdidas para ellos mismos en lo que se convirtió en un error de cálculo de proporciones históricas", contextualiza.
Lo que no se sabe es si pasará lo mismo en Ucrania, ahora. "Las fuerzas rusas en Ucrania hoy, dañadas y deficientes en capacidades básicas como están, han recuperado parte de su orientación después de un año completo de movilización parcial", insiste. "Continúan utilizando ataques terrestres y bombardeos de artillería repetitivos y costosos. Están superando a Ucrania y a Occidente combinado en cadencia de fuego y ataques sostenidos contra Ucrania. Han acortado sus ciclos de adaptación e innovación, lo que ha reducido importantes ventajas que Ucrania disfrutaba anteriormente en el campo de batalla, como el despliegue de nuevos sistemas de armas como drones con vista en primera persona".